VALENCIA. Los americanos inventaron el término, hoy tan de moda, de ‘puerta giratoria' para definir el paso de la actividad privada a la política y vuelta a empezar. Pero no hay que cruzar el charco para ver ejemplos. Un caso cercano es el del ya exdiputado autonómico Manuel Llombart que dejó el Instituto Valenciano de Oncología (IVO) y al que ahora vuelve.
Su paso por Les Corts donde, como en las casas de las películas de terror, el que entra ya no sale (o, al menos, lo intenta), Llombart llegó a la política como conseller en diciembre de 2012 de la mano del expresidente Albert Fabra. Conservador de toda la vida (o más), se afilió al PP cuando caían chuzos de punta en forma de imputaciones semanales a miembros del partido. Logró un acta de diputado en las pasadas elecciones y, ahora que Fabra se va de Senador a Madrid, él vuelve a lo suyo: el Instituto Valenciano de Oncología. Misión cumplida.
Su más allegados no creen que tuviera excesivas aspiraciones políticas -y así lo ha demostrado al dejar el acta- pero todo cambió cuando empezó a fraguarse su amistad con Fabra. Lo conocía ya cuando era alcalde de Castellón y la relación se hizo más estrecha cuando este se instaló en Valencia. Entonces llegó la oferta de ser conseller de Sanidad y aceptó.
Lo de la Sanidad le viene de familia: su árbol genealógico está lleno de galenos de primer nivel y su padre fue uno de los oncólogos más prestigiosos de España y cofundador del Instituto Valenciano de Oncología, una auténtica referencia en la materia (su tío Antonio Llombart es el presidente) . Él, se incorporó en a la institución en 1997 y, diez años más tarde, llegó a director general.
Los maldicientes dicen que heredó el cargo, y a nadie se le escapa que no es el único Llombart en el organigrama. Cierto, pero tampoco se puede olvidar que es doctor en Ciencias Económicas por la Universitat de València (donde llegó a impartir clases más de 15 años) y que tiene dos masters. No está mal.
Pero lo que hace de Llombart de caso digno de estudio es su relación con el IVO. Antes de recibir la llamada de la política, en octubre de 2012, denunció a la conselleria de Sanidad que el acabaría por dirigir. Reclamaba cerca de 5,5 millones de euros impagados por la atención a pacientes de áreas de salud gestionadas por empresas del llamado modelo Alzira.
La respuesta, en forma de sentencia del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 6 de Valencia, llegó en enero de 2014 y daba la razón al IVO. Lo que la institución reclamaba era lo que le habían costado los pacientes derivados por concesionarios privados entre 2009 y 2011. Por extraño que parezca -y de eso no tenía la culpa el IVO- cuando le enviaban un pacientes la institución debía asumir el coste y no había un convenio entre el IVO y las empresas para compensar esos costes, como sí lo hay entre ambas partes y la Conselleria.
Nadie duda de la legitimidad de la reclamación, sino de quién debía pagarlo. El juzgado lo tenía claro: la administración, ya que el IVO no tenía ningún tipo de acuerdo con los centros con los que la conselleria había suscrito las concesiones (los hospitales de Alzira, Denia, Manises, Elche-Crevillent y Torrevieja). Así, la administración tuvo que pagar hasta los más de 1.000 euros de costas.
En Les Corts, el PSPV llegó incluso a hablar de "malversación de fondos", una acusación sin duda exagerada. Cierto es que el convenio existente era una invitación a los centros privados para que derivaran pacientes al IVO y evitarse el pago de los costes. La situación era tan llamativa que hasta que Luis Rosado (antecesor de Llombart) ya reconoció la anomalía e intentó ponerle fin pero no le dio tiempo.
Lo que no sonó muy convincente fue la argumentación de Llombart: "Yo no fui el que denunció, sino que yo trabajaba para una institución cuyo órgano de gobierno decidió recurrir (...) Esa fue la decisión que tomó esa institución, se recurrió, se demandó y ha habido una sentencia".
Así, después de denunciar a la conselleria de Sanidad le tocó recurrir la sentencia que beneficiaba al IVO, institución a la que ahora vuele como director general de Expansión y Área Internacional (un puesto de nueva creación). Quién sabe, igual ahora le toca dar la noticia de que la Generalitat ha ganado el recurso. Cosas de la puertas giratoria.
LLombart y Buch, son el prototipo de técnicos metidos a política provisionalmente que la sociedad está reclamando. No se puede vivir del cuento de la política y los presupuestos públicos toda la vida, simplemente porque genera mafias, corporativismos, corrupción, nepotismo, despilfarro ......en definitiva como está España ahora. El sistema además está tan degenerado que financia y les da cobertura a cualquier ignorante atrevido que se le ocurra una simpleza para destruir la nación o la sociedad. Si uno analiza los personajes que pululan por la politica española, observará con horror que LA INMENSA MAYORIA jamás encontrarían trabajo o ascenderian a puestos de responsabilidad en el sector Privado. Y en ese nivel hemos dejado el Pais. Por eso LLombart y Buch llaman tanto la atencion, cuando debería ser lo normal
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