"Cualquier refuerzo de la política económica que aumente la credibilidad de un país, en este caso España, y fortalezca las expectativas de un crecimiento más dinámico en el futuro y de sostenibilidad de la deuda y de dinamismo en el mercado laboral, contribuirá a afianzar la situación de un país miembro del euro y le protegerá frente a cualquier riesgo de contagio", dijo.
José Manuel González-Páramo, que participaba en un acto sobre la regulación financiera de Basilea III organizado por Intereconomía, subrayó que el denominador común de los países inmunes al contagio de los problemas de otros Estados es que cuando han de adoptar reformas lo hacen sin dilación.
"Lo que es común, es que cuando estos países hacen un diagnóstico de los problemas, éste es generalmente compartido y no cambia constantemente, y que cuando han de adoptar reformas las toman sin negociación interna", puntualizó González-Páramo en su intervención.
ALEMANIA, AUSTRIA Y FINLANDIA
El miembro del BCE explicó que la diferencia entre los países vulnerables al contagio y aquellos que parecen inmunes -entre los que citó a Alemania, Austria y Finlandia- radica en "la coherencia de su política económica" y en su menor dependencia de la financiación de los mercados internacionales.
Aunque rechazó ofrecer recetas más concretas en este sentido, el miembro del BCE recalcó que el objetivo de los países ha de ser convencer a los inversores internacionales acerca de su capacidad de controlar el déficit público y de que las perspectivas de crecimiento económico son razonables.
"Cuando un país debe demostrar constantemente que es sólido, probablemente la posición de partida era mala, o si era buena ha perdido credibilidad", ilustró González-Páramo, para quien las medidas con implicaciones en gastos de sanidad, de pensiones, y de relaciones entre Gobierno central y regionales contribuyen a reforzar la confianza de los inversores internacionales.
González-Páramo recordó que las autoridades irlandesas han reconocido la necesidad de ayuda externa, y que ahora hay equipos del FMI y de la Comisión Europea, con asistencia del BCE, para estimar las necesidades de reestructuración de la deuda, y en particular del sector bancario, pero eludió valorar las implicaciones que tenga el eventual rescate sobre España o Portugal.
"En mayo y junio se crearon mecanismos de estabilización para garantizar la estabilidad financiera sistémica de la zona euro, de manera que este es el objetivo que se sigue teniendo, y el resto de lo que se puede hacer está en manos de las autoridades nacionales, fortaleciendo su política económica", respondió.
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