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Génova rechaza bicefalias y designa a la castellonense también portavoz popular Les Corts, la opción de consenso de las direcciones provinciales para salvar al PPCV FOTOGALERÍA

VALENCIA. La nueva presidenta del PPCV, Isabel Bonig, viene para quedarse. O esa fue al menos la sensación que trató de trasladar a los militantes y medios de comunicación que acudieron este martes a la sede de la formación 'popular' a saludar su ascenso en el organigrama del partido de la gaviota.

La jornada, supervisada por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, evidenció el deseo por parte de la dirección nacional del partido de zanjar de una vez los problemas que acarrea la rama valenciana de la organización. Así, el respaldo público de la 'número dos' de Mariano Rajoy a Bonig enseña el camino de cara a los próximos meses: todos unidos de cara a las elecciones generales.

Precisamente de unidad hablaron los tres presidentes provinciales, Vicente Betoret (Valencia), José Císcar (Alicante) y Javier Moliner (Castellón) en sus intervenciones dentro de la reunión correlativa del Comité Ejecutivo Regional y de la Junta Directiva que se celebró ayer en presencia de Cospedal. El deseo de los barones, además de otros referentes del partido como Rita Barberá, iba en la línea de hacer efectivo el relevo de Fabra de inmediato para tratar de recomponer internamente la formación, comenzar una estrategia de oposición y preparar la campaña de las elecciones generales. Unas tareas difíciles de acometer con un líder tan debilitado como Alberto Fabra.

Para esta misión, desde Génova han preferido evitar innovaciones: la misma Bonig, nueva presidenta del partido, tomará las riendas también del grupo parlamentario 'popular', siendo propuesta como portavoz en Les Corts. En este sentido, desde Madrid han autorizado además que la nueva lideresa realice los cambios necesarios en la dirección del PPCV y en el equipo parlamentario. 

Unos cambios que Bonig, según anunció este martes, parece decidida a hacer, si bien matizó respecto al puesto de 'número dos' del partido que ahora queda vacante que se "consensuará". En este sentido, se ha especulado mucho sobre la ascendencia que los barones del PPCV pueden tener sobre la nueva presidenta, dado que no dispone de 'tropa' propia dentro del partido, sino que deberá servirse del músculo de las direcciones provinciales. Un hecho que apunta a convertir a Bonig en una líder de transición: es decir, la responsable de pilotar la nave 'popular' en la campaña electoral y hasta el próximo cónclave orgánico que se celebrará en 2016. 

Sobre esto fue preguntada la nueva responsable regional, quien exhibió un tono firme para responder: "No soy una presidenta de transición. Soy una persona de principios y convicciones y cuando estoy con un proyecto me entrego hasta el final", afirmó, para defender además la manera en la que había sido designada: "He sido nombrada con el acuerdo unánime de las bases, las direcciones provinciales y el presidente regional", zanjó.

Las palabras de Bonig, lógicas el día de su elección, van dirigidas a terminar con los debates internos que han venido sucediéndose en el PPCV en los últimos meses. No obstante, habrá que seguir con atención el juego de equilibrios que deberá producirse en el futuro para ver el margen de maniobra de que dispone -o quiere disponer- la nueva presidenta ante las consolidadas estructuras provinciales.

Este martes, al menos, y así lo reflejaron distintas fuentes 'populares', se respiró en la sede de la calle Quart un ambiente de unidad que no se producía desde tiempo atrás. Un pequeño paso adelante tras el grave retroceso sufrido en las elecciones autonómicas y locales de mayo.