VALENCIA. Los mejores amigos te hacen regalos envenenados, aunque no pareció sospechar nada de eso el portavoz socialista en las Corts, Ángel Luna, al exhibir todo ufano ante los periodistas las memorias de Harpo Marx, un libraco de 500 páginas recién reeditado por Seix y Barral. Dijo ante las cámaras que era regalo de sus compañeros de partido. ¿La biografía de un falso mudo?
Un doble sentido o es tan solo una coincidencia, pero en este camarote de los hermanos Marx en que se convierte a veces la lucha política, al quebradizo diputado Luna ese día le tocaba hablar. Era jueves y se palpaba en el sector plebeyo del Palau de Benicarló la excitación que atrapa a los diputados, con independencia de su sesgo ideológico, ante la cercanía del finde.
Y el portavoz habló con el libro de Harpo entre las manos. Componían político y periodistas una suerte de óleo estilo la Victoria de Samotracia; una chica le ponía genuflexa el micrófono bajo los anteojos y el portavoz socialista pareció entonces más frágil que nunca en crudo contraste con la envergadura del libro. Si bien del debate de ese jueves versaba sobre inversiones, en los pasillos del Parlamento valenciano a Luna sólo le preguntaron por sus conexiones y presuntos líos con el constructor Enrique Ortíz.
El portavoz se defendía como gato panza arriba argumentando que se le acusaba de un arreglo privado, "cuando los acusadores han gastado el dinero de los contribuyentes"; también hablaba del compromiso moral como la principal herencia recibida de su padre.
Luna acababa de interpretar al nazareno en su vía crucis dentro del hemiciclo, recibiendo los martillazos dialécticos de un gesticulante, farruco y sorprendentemente canoso Ricardo Costa. Ahora le tocaba defenderse ante los voraces medios. Lo del libro del mudo de los Marx sería la foto del día pero los dirigentes populares no se lo tomaron a broma.
La diputada Alicia de Miguel se quejó, en privado, de lo hiperlegitimados que se creen los socialistas y añadió que esta legislatura ha sido la más dura que recuerda, que se han dicho "cosas muy gordas". Se palpaba la contraofensiva del PP.
Su aparato de agitación y propaganda en el Consell ha encontrado su filón y ronda al enjuto Ángel Luna como lo haría una colla de hienas con un leopardo tocado del ala. Del calibre de la munición que le tienen preparada dan cuenta estas declaraciones privadas de un miembro del gobierno valenciano, de cabeza como una calculadora, que no se corta y dispara con Winchester sobre Luna: "Un paladín de la anticorrupción que en esta legislatura de las 26 preguntas parlamentarias que ha hecho, 24 han versado sobre el caso Gürtel, y resulta que siendo alcalde de Alacant adjudicó a Ortíz setenta y tres contratos por un valor que ahora sería de cuatro millones y medio de euros. Luego se va a trabajar con el citado promotor como su jefe del gabinete jurídico- inmobiliario con sueldo millonario. Le arreglan el piso y le regalan un Audi A6 que ahora conduce su hijo, si no me equivoco. No puede dar lecciones a nadie".
Ángel Luna tendrá que declarar el lunes ante el Tribunal Superior de Justicia sobre un presunto delito de cohecho cuando era alcalde. La historia del piso tiene sus concomitancias con un diputado que ahora bosteza en los plenos, un poco amuermado junto a Manolo Mata. Se trata de Ignasi Plá, quien tuvo sus líos por otro arreglo doméstico. Pero eso es pecata minuta comparado con el emergente 'caso Luna'; que por casos que no quede.
La calle socialista se pregunta el cómo es posible que los estrategas del PSPV no hayan previsto este efecto bumerang tan dañino para sus intereses. Lo que sucede impide apearse del tópico de lo diferentes que somos los meridionales. Ejercemos una especie de política empastre y encima nos regocijamos de esa falta de rigor.
En el mundo político anglosajón observan con lupa los posibles puntos flacos de los dirigentes antes de meterlos en la carrera. Es impensable allí un tropiezo como el de Ángel Luna. Un hombre al que el PSPV ha dado un ariete poderoso en apariencia pero con un pelín de carcoma. Y encima le regalan el libro "¡Harpo habla!"; y para rizar el rizo lo enseña. Como si el ejercicio de la política fuera una película de risa y sus actores los cómicos de la legua. Con estos golpes mediáticos, el PSPV lo sigue teniendo muy crudo en la Comunitat.
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