VALENCIA. Baleària deja atrás la crisis y navega hacia nuevos crecimientos. Adolfo Utor (Alhucemas, 1961), presidente y accionista mayoritario desde la fundación de la naviera en 1998, detalla a ValenciaPlaza.com los planes de expansión que la compañía está lista para abordar tras un lustro centrada en reducir su deuda. La mirada está puesta en el Caribe, donde acaba de obtener el permiso de EE UU para el transporte de viajeros y mercancías a Cuba.
La entrada en esta isla es la primera etapa de una ambiciosa hoja de ruta que también pasa abrir nuevas líneas en México, Santo Domingo o República Dominicana. Para acelerarla, la naviera estudia la compra de dos compañías locales que ya operan en Miami y Puerto Rico. Pero la operación que sigue muy presente es la adquisición de Trasmediterránea. Según explica Utor, Baleària estaba lista para completar la compra hasta que Acciona decidió suspender la venta, proceso que el presidente de Baleària confía que se reactive tras el verano.
"La opción de Trasmediterránea se paró por voluntad de Acciona, nosotros estábamos listos", explica Adolfo Utor, quien también es miembro de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). A pesar de que el proceso estaba "bastante avanzado", Acciona entendió en un momento dado "que no le convenía por distintos factores", detalla el empresario, que recuerda que el grupo de la familia Entrecanales había manifestado en más de una ocasión su "voluntad de vender" Trasmediterránea.
Aún así, el empresario no esconde que para su compañía la operación entraña ciertas complicaciones por las exigencias de la Comisión Nacional de la Competencia (CNMC). "Había ciertas dificultades porque se nos exigía cumplir una serie de requisitos que complicaban la operación. En España hay una concentración muy fuerte. No descartamos que el proceso se reabra tras el verano; nosotros estamos ahí y ellos lo saben", sostiene el presidente de Baleària.
EXPANSIÓN EN EL CARIBE
Los planes inmediatos de crecimiento de la compañía se sitúan en el Caribe, donde desembarcó hace cuatro años cubriendo tráficos entre Miami y las Islas Bahamas después de la crisis de 2008 que golpeó "con fuerza" a la naviera con sede en Denia. "Lo hemos superado no sin dificultades y ahora estamos en condiciones de seguir creciendo en un sector muy intenso en requerimiento de capital", manifiesta Utor, quien reflexiona sobre la "paradoja" que supone que tanto él como sus socios en el momento en que fundaron la compañía en 1998 lo hicieran "con poco capital y muchas deudas".
Desde entonces, explica que "el trabajo, el esfuerzo, la aplicación de determinados valores, la suerte que siempre está presente, el componente pasional, la innovación, la tecnología y la digitalización y otros factores" han sido decisivos para llegar a ser una compañía "solvente" desde el punto de vista técnico y de servicios y también desde el punto de vista financiero.
La empresa ya cuenta con la autorización total de los EE UU para operar con Cuba dentro del proceso de apertura política y comercial que era "previsible que pasara, aunque no se sabía cuando". Ahora sólo restan los permisos de la isla, que tiene unos plazos "más propios de país de economía planificada que requiere digerir esta nueva situación, aunque tiene una disposición total", admite Adolfo Utor.
Mientras tanto, la naviera ha enviado un equipo multidisciplinar a Cuba para trabajar en un proyecto de creación de una nueva terminal de ferrys en la Bahía de la Habana y para desarrollar un proyecto de comunicación en la misma bahía con barcos solares como el que tiene en Denia, a petición de las autoridades cubanas.
Pero la empresa no sólo piensa en Cuba. También tiene planes de futuro en Yucatán (México) a través de Puerto Progreso, y en otros proyectos entre Santo Domingo, República Dominicana y Puerto Rico y entre Puerto Rico, St. Thomas, St. Jonh, Culebra y otras Islas Vírgenes. "Tenemos un plan bastante ambicioso que tendremos que ir completando por etapas, pero lo que entendemos en definitiva es que en el Caribe no existe nuestro modelo de negocio", destaca Utor.
Al respecto, el presidente y fundador de Baleària, quien hasta hace escasas semanas ocupaba también la presidencia de las navieras españolas (Anave), defiende que se trata de un modelo "fundamental" para el desarrollo económico de un territorio.
"Allí donde hay desarrollo hay ferrys, entendidos estos como un sistema combinado de transporte en el que se trasladan personas, vehículos y mercancías rodadas", explica el empresario quien destaca la ventaja que supone que la transición del modo de transporte carretera-barco-carretera se haga sin solución de continuidad.
"En los ferrys, la maniobra roll-on roll-off se hace en plazos de tiempo récord, lo que facilita la eliminación de stocks. En las Islas Baleares no hay almacenes, sólo de reagrupamiento y redistribución. Actualmente, todas las grandes superficies baleares sirven cada día la mercancía que les llega cada día a las seis de la mañana", explica Utor. Como ejemplo, cita el cierre de la planta de embotellamiento de Coca-Cola en Mallorca, pues la multinacional puede abastecerse a diario desde Barcelona gracias a que existen servicios "frecuentes, fiables, no traumáticos porque no se produce manipulación de la mercancía". El modelo de transporte en ferry es rentable porque hay una triple vía de ingresos: los pasajeros, sus vehículos y los camiones, añade.
Como ejemplo de las innovaciones que la compañía ha llevado a cabo a lo largo de su historia, su presidente cita el paso del fast ferry al ferry. "Cuando nos vino la primera subida del petróleo, la resolvimos con la migración del fast ferry al ferry e incorporamos valor añadido a los servicios abordo", asegura. Tardan más, pero hemos profundizado en el servicio abordo con programas como el 'Baleària fun&music' para que la travesía sea una experiencia en sí misma, no un transfer. Vamos más despacio, pero hacemos que la gente disfrute para que el tiempo transcurra rápido", agrega.
NEGOCIA LA COMPRA DE DOS NAVIERAS EN EL CARIBE
Para acelerar su expansión en el Caribe, la empresa ha negociado con una compañía que cubre la línea Santo Domingo-San Juan de Puerto Rico, aunque la prioridad es crecer de manera orgánica. Adolfo Utor considera que la inversión en la construcción de nuevos barcos es la forma de ser más competitivos "porque nuevos barcos equivalen a nuevas tecnologías, nuevas tecnologías, nuevos sistemas de propulsión, eficiencia energética, económica y financiera y mayor adaptación a las exigencias cambiantes del mercado". "Se trata de crecer por la vía de la competitividad y de la inversión", insiste. Con ello, prevé ampliar su cuota de mercado y, en la medida en que sean más competitivos, "cobrar menos por los mismos servicios o incluso mejores".
Baleària encara esta etapa de crecimiento tras un periodo de cinco años dedicados a pagar deuda. "Prácticamente desde 2009 hemos estado con esa obsesión que todos tenemos de reducir nuestra deuda, ahora estamos en una situación de poder volver a endeudarnos por la vía evidentemente de lo que puede ser nuestro: comprando compañías", relata su presidente. En el caso de Trasmediterránea, asegura que se encontraban en una "posición correcta para poderla adquirir". La alternativa a esa adquisición son nuevas construcciones de barcos todavía no concretadas y, si surgen oportunidades, la compra de alguna compañía en el Caribe.
Al margen de las conversaciones con una compañía en Puerto Rico, donde Baleària sopesa entre comprar esta compañía o abrir la ruta por sí misma, recientemente ha iniciado negociaciones con una firma de Miami que está operando con las Islas Bahamas desde el norte con un único barco. "Hay un fondo de comercio ahí que tal vez nos pueda interesar. En este caso hemos iniciado un intercambio de información que no sabemos cómo acabará", explica el empresario.
SITUACIÓN "INMEJORABLE" PARA CRECER
Respecto a la disposición para financiar esos crecimientos, el presidente de Baleària sostiene que su empresa se encuentra "en una situación inmejorable", con una deuda que no alcanza dos veces su Ebitda, que el último ejercicio se situó entre 60 y 70 millones de euros. "Según nos dicen los expertos, una compañía de transporte marítimo como la nuestra podría llegar a una deuda de hasta siete veces el Ebitda. En este momento tenemos capacidad de apalancamiento", asegura.
El mismo puede venir mediante financiación bancaria tradicional, una alternativa más "económica", o mediante una emisión de bonos. "No descartamos acudir al mercado con una emisión de bonos, una financiación más cara pero que no nos obligan a amortizaciones tan rápidas", avanza Utor.
Según detalla, los barcos tienen un periodo de amortización contable de veinte años con un valor residual que puede ser incluso de hasta un 20%. Teniendo ese valor residual es posible amortizar una nueva construcción en 25 años en el plan contable. Sin embargo, los plazos de la financiación tradicional han sido de diez o doce años, recuerda Utor. "Cuando las amortizaciones financieras van más rápidas que las amortizaciones contables, se fuerza la máquina de la compañía y hay que garantizar un margen muy elevado para no poner en peligro la liquidez", explica el naviero.
El presidente de Baleària, quien recientemente explicó sus comienzos como empresario a los socios de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Valencia (AJEV), no se considera a sí mismo un "caso especial". "Mi historia es como la de otras personas que han iniciado un proyecto en un determinado sector y, con altibajos, hemos conseguido consolidar una compañía que hoy en día es la primera por facturación en la provincia de Alicante, con casi 300 millones de euros, y con un proceso de internacionalización bastante atractivo que pretende fundamentalmente exportar al Caribe el modelo de éxito que hemos desarrollado en España, tanto en las Islas Baleares como en el Estrecho de Gibraltar", concluye.
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