BRUSELAS (EFE). Se acabaron las contemplaciones. Sobre las 22.30 horas del domingo, los líderes de la Eurozona consiguieron una postura común tras un fin de semana de reuniones interminables y una Unión Europea dividida en dos. La buena noticia para Grecia es que podrá recibir un tercer rescate; la mala, que tiene hasta el miércoles para empezar a poner en marcha las medidas contra las que hace apenas una semana los griegos votaron siguiendo el consejo de su primer ministro Alexis Tsipras. A medianoche las conversaciones continuaban y nadie esperaba que el encuentro fuera a concluir antes de las tres de la mañana.
Al final, se impuso la tesis de Alemania, aunque peor hubiera sido para los griegos la de Finlandia. Ese ‘mal menor', resumido en un documento de apenas cuatro folios es claro: reformas profundas de aquí al miércoles. Entonces habrá un tercer rescate que podría rondar los 80.000 millones de euros. La alternativa: expulsión del euro, como mínimo de forma provisional. Y da igual si la opción ni siquiera está contemplada en los tratados europeos.
La lista es breve de exigencias a Grecia es breve ya que incluye todo. Tsipras tendrá que reformar el mercado laboral, subir el IVA, las pensiones e incluso, una novedad, poner en marcha un fondo de venta de activos públicos por valor de 50.000 millones de euros que -nueva exigencia- supervisará la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo (la famosa troika).
Ese dinero no se quedará en Grecia: entrará por una ventanilla y saldrá por otra para pagar a los acreedores. Curiosamente -o quizás no- el fondo al que Grecia deberá remitir el dinero es el KfW Group, en cuyo consejo de administración se sientan el ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble y el ministro de Economía Sigmar Gabriel.
Lo peor para Grecia, según The Guardian, es que Francia, el ‘poli' bueno, era más ‘poli' que bueno, y entre enfrentarse a Alemania o a Grecia ha optado por lo segundo. François Hollande acompañó a la canciller Angela Merkel a comunicarle a Tsipras las condiciones del rescate en formato ‘una oferta que no podrás rechazar". Haste el semanario alemán Der Spiegel aseguraba ayer que dichas condicones eran "un catálogo de crueldades".
Economístas como el belga Paul De Grawe o Paul Krugman criticaron el documento y las negociaciones vía Twitter. El esa red social el hashtag #ThisIsACoup (esto es un golpe) se convertía en trending topic en varios países (entre ellos España).
FRANCIA CAMBIA DE BANDO
El primer ministro francés parece tener muy claro de que lado quiere estar cuando al final -parece inevitable- Grecia claudique. El parisino Le Figaro explicaba en su edición digital, a última hora de la noche, que Francia y Alemania iban de la mano en la negociación, pero que la voz cantante la llevaba Merkel.
Si tiene alguna duda, le ha venido a decir Merkel a Tsipras, el próximo que vendrá a aclararle las condiciones para un acuerdo será el temido ministro de Economía de Finlandia, Alexander Stubb, que hace que la mandataria germana, a su lado, parezca una pusilánime. El rotativo británico cita fuentes de la negociación que han calificado la presión al primer ministro griego de "un intensivo waterbording mental", en alusión al tipo de tortura que se utilizó en Guantánamo. El mensaje que transmitieron a Tsipras es claro: las condiciones son malas, pero si no acepta pueden ser peores.
La Unión Europea parece dispuesta a hacer pagar a Grecia muy caro el desafío que supuso el referéndum de la pasada semana. Con varios miembros del gabinete contrarios al acuerdo, ni siquiera se descarta que la coalición de gobierno se rompa y que Syriza se divida en dos bandos.
UNA PISTOLA EN LA CABEZA
Pese a todo -o consciente de que no iba a tener más remedio- el Gobierno griego insistía a última hora del domingo que consideraba posible lograr antes del lunes por la mañana un acuerdo con sus socios del euro. Tsipras aseguró estar dispuesto a firmar lo que le digan pero solo porque siente que tiene "una pistola en la cabeza", debido a la situación de los bancos griegos. El corralito dura ya una semana y, sin acuerdo, podría seguir sine die hasta la quiebra final del sistema. A eso se suma que el país tendrá que pagar 7.000 millones de euros el 20 de julio y otros 5.000 millones a mediados de agosto.
Ahora, la Unió Europea espera que el gobierno de Syriza vuelva al parlamento de Atenas y le exponga a sus diputados -les convenza- de que no hay más opción que aceptar condiciones más draconianas que las de hace apenas una semana. Para que no haya dudas, solo cuando los representantes de los griegos den el ‘sí quiero' se empezará a hablar del tercer rescate.
Fuentes oficiales griegas que cita Europa Press consideraban "muy difícil" legislar en un plazo tan breve, pero no descartan que sea posible, e insisten en la presión sobre el primer ministro heleno durante las negociaciones, con los bancos cerrados y control de capitales desde hace dos semanas.
GRECIA MANTIENE LA ESPERANZA
En cuanto a la idea promovida por Alemania de plantear una salida temporal del euro de Grecia si fracasan las negociaciones, desde Atenas afirman que es una línea roja que no van a traspasar y que no están solos en este rechazo. "Ni Grecia ni otros países aceptarán la referencia al Grexit en el texto.
El gobierno heleno se agarra a un clavo ardiendo y estas fuentes insisten en que los líderes europeos están aún "divididos" sobre el texto en el que trabajan y que existe una "gran distancia" entre las posiciones.
Grecia no ve con buenos ojos otra de las reclamaciones de Alemania, la de crear un fondo externo de privatizaciones con el que movilizar 50.000 millones de euros. Consideran poco realista alcanzar una suma tan elevada. Por otro lado, Atenas duda de que el texto en su redacción actual ofrezca la cobertura necesaria al Banco Central Europeo (BCE) para que mantenga la línea de liquidez urgente (ELA), porque hace referencia a negociaciones "futuras".
Lo que parece claro es que tanto Merkel (así lo demostró un wikileak) como el FMI cree que la deuda griega es insoportable y creen inevitable una quita y una reestructuración. Pero también es evidente que no lo admitirán hasta que el gobierno heleno claudique.
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