VALENCIA. Después de dos rectificaciones del Gobierno, que primero quiso enviar nada menos que a Montoro a la promesa de nuevo presidente Puig y, tras advertir el error, lo sustituyó por el ministro de Justicia, Rafael Catalá, finalmente fue designado el que todos esperaban que Rajoy enviara desde un principio, José Manuel García-Margallo.
El ministro de Asuntos Exteriores hizo noche en Valencia y, quizás para evitar suspicacias ahora que empiezan los codazos para sustituir a Alberto Fabra como líder de los populares valencianos, optó por no dejarse ver con ninguno de los poslbles candidatos. Ni siquiera con los récién derrotados Fabra y Rita Barberá ni con la exconsellera María José Català, de la que siempre fue considerado un firme apoyo. Català sonaba como ministra de Educación en sustitución de Wert, pero tampoco ahí se ha visualizado el supuesto padrinazgo de Margallo.
Que García-Margallo no se citase con ningún aspirante no quiere decir que no conspirase, ya que con quien sí se dejó ver fue con un viejo conocido experto en estas lides, el expresidente Eduardo Zaplana. La cena con sus respectivas parejas fue en la Taberna Alkazar, junto a la ventana del restaurante, desde donde después pasearon tranquilamente hasta los coches oficiales, aparcados, por cierto, en la calle peatonal.
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