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BRUSELAS. "El Plan B [la salida de Grecia del euro] está a punto de convertirse en el Plan A". Así de gráfico se mostró el ministro de Finanzas español Luis de Gindos tras la expulsión de Grecia de la reunión del Eurogrupo celebrado ayer. El martes concluye el plazo para que el gobierno heleno pague los 1.550 millones de euros que debe al Fondo Monetario Europeo (a los que hay que sumar los 3.500 que debe abonar al BCE en julio). Mientras, Atenas insiste en celebrar un referéndum el próximo domingo 5 de junio para que sean los ciudadanos los que decidan. Los analistas creen que mañana mismo se podrá hablar de un ‘Lunes Negro' en todas las bolsas europeas. Según escribí en su cuenta de twitter el economista Luis Garicano, "puede ser el día más turbulento en los mercados desde Lehman Brothers".
Para España, la crisis griega tiene un precio: los 26.000 millones de euros de la exposición que tiene, tanto en préstamos bilaterales concedidos al país heleno, como en los avales y las aportaciones realizadas a los programas de rescate puestos en marcha por la Unión Europea (UE). Esa cantidad se computa directamente como deuda pública española y representan aproximadamente el 2,5 % del PIB español (o el equivalente a un año en prestaciones por desempleo).
Afortunadamente, la mayoría de los analistas creen que el impacto del ‘Grexit' sería limitado y no repercutiría de forma grave en España, aunque inciden en que se debería dar por perdida una parte del dinero prestado al país heleno. Todo este dinero ha sido prestado por el Gobierno español ya que los bancos españoles apenas han invertido en deuda pública griega.
EL PARLAMENTO GRIEGO DA EL 'SÍ' A LA CONSULTA
Mientras se desataba la tormenta en Bruselas, el parlamento griego iniciaba -sobre el medio día- una maratoniana jornada que duró hasta pasadas las 2 de la madrugada. La cámara tenía que aprobar la realización de la consulta. La oposición -incluidos los socialistas del PASOK- acusaron a Tsipras de descargar en los ciudadanos una decisión que debía tomar él.
Por la tarde, Nueva Democracia amenazó con una Moción de Censura que hubiera parado la votación tres días. Finalmente, la votación tuvo lugar y se saldó con 179 votos a favor de la consulta y 120 en contra. La primera encuesta, de la agencia Kappa Research, apuntaba a que el 47% de los griegos apoya el acuerdo mientras el 33% lo rechaza.
Antes de la votación, en su intervención ante el Parlamento, Tsipras aseguró que "a decisión sobre el referéndum no constituye una ruptura con Europa, pero sí romper con las tácticas que ofenden a Europa", aclaró.
EL BCE, EL 'BANCO BUENO'
Que Grecia no va a pagar, se da casi por seguro. Por eso la tarde de ayer y las primeras horas de hoy domingo, en la reunión prevista por el Banco Central Europeo, se trabaja ya en cuáles deben ser los pasos a adoptar para "salvaguardar la estabilidad financiera de la eurozona". La institución, que hasta ahora había apoyado a Grecia a través del programa de Provisión Urgente de Liquidez, ha sido la última en dar la espalda al gobierno de Alexis Tsipras.
Ha sido el BCE quien, de momento, ha evitado que los principales bancos del país se declaren en quiebra, pero no está claro que vaya a seguir en esa línea. El más rotundo ha sido el presidente del Bundesbank Jens Weidmann, que ya el pasado jueves advertía que "debería quedar claro a todas las partes en las negociaciones actuales que el Eurosistema (formado por los bancos centrales nacionales de la zona del euro y el BCE) no debe proveer financiación puente a Grecia, incluso, en anticipación de pagos posteriores". La insistencia del gobierno heleno en convocar un referéndum ha sido la gota que ha colmado el vaso.
En los últimos cinco años la UE ha prestado a Grecia unos 220.000 millones de euros y el Fondo Monetario Internacional (FMI), otros 30.000 millones.
SE ABREN LAS INCÓGNITAS
Técnicamente, si Grecia no abona los casi 1.600 millones que debe al FMI el próximo martes -el plazo que fijó la prórroga pacta en febrero- no se considera "impago", pero coloca al país en situación de "mora" al Fondo y "en ruptura de sus obligaciones".
Según declararon a EFE los analistas Ingrid Haack y Remei Calabuig "la cuestión más urgente es saber si el BCE seguirá manteniendo pese a la ruptura el acceso al Mecanismo de Asistencia (ELA por sus siglas en inglés) a la banca, la única fuente de liquidez a la que acceden las entidades financieras de este país desde febrero pasado".
Los posibilidades de que así sea no son nulas pero sí remotas. El motivo es que "las reglas del BCE establecen que solo puede facilitar este tipo de créditos a bancos que sean solventes, algo que se cuestiona cada vez más", apuntan estos expertos.
Para evitar una mayor salida de depósitos de los que se han producido en las últimas semanas, el Gobierno heleno debería imponer un control de capitales, "algo que sería oportuno pero podría lanzar un mensaje negativo de cara al referéndum". Tsipras ya anunció este sábado que se oponía a tomar esta decisión.
La alternativa, si Grecia deja de obtener la liquidez a través del ELA, sería emitir pagarés para poder pagar a los funcionarios y a los pensionistas. Luego, a medio plazo, si no se alcanza un acuerdo, el país se vería abocado a "introducir una nueva moneda fuertemente devaluada respecto al euro", añaden.
EL REGRESO DEL DRAGMA ¿BUENO O MALO?
Según el análisis de Haack y Calabuig, en caso de que las negociaciones se den por rotas definitivamente, "se podrían precipitar, con escenarios políticos y sociales inciertos".
Entre los escenarios que se dibujan, el más pesimistas es el de obligar a Grecia a salir del euro. Esto es un hecho sin precedentes en la eurozona y ni siquiera está contemplado en los tratados europeos. La gran duda es si esta decisión llevaría aparejada la de la expulsión de la Unión Europea. Para algunos expertos, ambas cosas deben ir de la mano.
De ser así, el siguiente paso es el regreso del dracma. Lo que puede ocurrir es materia de especulación y cada experto tiene su propio análisis. Por un lado están los que consideran que podría ser una decisión buena -o, al menos, no tan mala- ya que el país (con una moneda devaluada) podría volver a ser competitivo. Otros, en cambio, ponen el acento en las consecuencias negativas: un empobrecimiento de la población, fruto de la incapacidad del país de financiar sus compras exteriores en moneda fuerte -euro o dólares-.
EL PLAN DE CONTINGENCIA
En los últimos meses, ante el estancamiento de las negociaciones, los acreedores de Grecia (Unión Europea, FMI y Banco Central) ya comenzaron a trabajar en un posible plan de actuación si llegaba el temido "Día D" para evitar el previsible contagio al otros países de la eurozona. Las medidas incluyen nacionalizar las filiales de los bancos griegos en Rumanía y Bulgaria y poner en marcha controles de capital. La gran incógnita es cómo reaccionará el Banco Central de Grecia si el BCE corta su apoyo financiero.
Por lo que respecta al FMI, el llamado "Calendario de medidas correctivas" está bastante claro. Si Grecia no paga el martes, el primer paso es exigir al país deudor el abono "inmediato" de la deuda. Hasta que lo haga, no puede hacer uso de los recursos de la institución y no recibirá la parte correspondiente al FMI de los 7.200 millones del rescate aún pendientes.
Luego se abre un plazo máximo de 15 días en los que el FMI haría llegar al gobierno heleno un segundo requerimiento para que pague. De ahí se pasa a la llamada "fase de notificación" (se puede prolongar un trimestre) y, finalmente, la "fase de acción" basada en actos procedimentales (hasta dos años).
El proceso incluso puede concluir con la expulsión de Grecia del FMI, un hecho del que solo hay un precedente (Checoslovaquia en 1954). Pero este paso dependen de los 188 países miembros y es necesario que una mayoría del 85%
Cuanto antes pasemos el trauma, antes llegará la recuperación.
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