VALENCIA. "Algunas claves del futuro no están en el presente ni en el pasado, están extrañamente en el futuro". Se trata de una frase del escritor Mario Benedetti, que cualquiera que no supiera que falleció en 2009 podría pensar que estaba presente en el pleno de investidura de Les Corts este jueves en el que Ximo Puig fue el elegido como nuevo presidente de la Generalitat. La portavoz de Compromís en la cámara, Mónica Oltra, abría la puerta al poeta en el inicio de su intervención. "El futuro no es una página en blanco. Es una fe de erratas".
Más curioso era que Puig le recogiera el testigo de Benedetti al final de su contestación para cerrar su discurso como si quisiera acabar el círculo. "Contra el optimismo no hay vacunas". Pero éste fue de los pocos romanticismos que se dieron en la jornada. Y es que la tensión de la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y sus ganas de intervenir para contestar a alusiones indirectas (y directas también) hicieron que se removiera en su escaño. De hecho, fue la única que sumó protagonismo junto al resto de portavoces sin tener ni siquiera que salir al estrado.
El presidente de Les Corts, Francesc Colomer, ya tenía fichada a una Barberá que no paraba de parlotear y que cuando Puig le llamaba sin mencionarla "gran representante del rencor" pidió intervenir. Pero Colomer estuvo firme, nadie la había nombrado. Barberá pidió un ruego y un "por favor", pero nada de eso aparece por el reglamento. No fue el único acaloramiento que tuvo. La intervención del portavoz del grupo socialista en Les Corts, Manolo Mata, también dio con la lideresa. "Señora Rita Barberá, deje de tocarme las narices".
Entre tanto atropello, tampoco quedó fuera la influencia de las series, que últimamente tant calan en los asesores de políticos. Puig se dirigía a Fabra después de una intervención en la que el hasta el momento presidente del Consell en funciones se había defendido hablando de cuentas saneadas, algo extraño teniendo en cuenta las reprobaciones de Montoro días antes. El nuevo presidente de la Generalitat recogía el testigo con una cita de 'El Ala Oeste de la Casa Blanca'. La secretaria de prensa del gabinete del presidente Josiah Bartlet le decía: "Presidente, es que a veces también ganan los otros". Raro ha sido que Mónica Oltra no dijera nada de Borgen, una de sus series preferidas.
Entre tanta cita, aún alguno se llevó un piropo, concretamente fue el hasta ahora conseller de Economía Máximo Buch, a quien un par de veces alabaron "su inteligencia" por saber hablar alemán. Sin embargo, los idiomas fueron uno de los grandes quebraderos de cabeza de la tarde, de la mano de Carolina Punset, portavoz del grupo de Ciudadanos en Les Corts. "Recuperar el valenciano puede ser muy emotivo pero poco útil para encontrar un empleo", decía ante la estupefacción del resto de grupos.
"EL VALENCIANO NO ES UNA COSA DE UNOS CUANTOS INDÍGENAS"
"Allá donde triunfa la inmersión lingüística" se vuelve a "la aldea", frenándose "el desarrollo personal y colectivo" de la Comunitat. Y lo arreglaba con: "no es cierto que el saber no ocupa lugar, no se puede saber de todo". Al terminar, Puig le contestaba: "el valenciano no es una cosa folclórica de unos cuantos indígenas que van por ahí". Previamente aseguraba: "No se puede querer al mundo si no quieres a tu propia tierra, no puedes querer otras lenguas si no quieres tu propia lengua". En su intervención, Mata le decía a la portavoz de Ciudadanos: "¿Usted sabe señora Punset que alguien aseguró que todos los niños valencianos hablarían chino?".
Llegaba el turno del portavoz de Podemos en Les Corts, Antonio Montiel, quien anunciaba que solo 8 de los 13 diputados iban a votar a favor de la investidura de Ximo Puig, entre ellos él. Esto dejaba al ras de la mayoría absoluta que el dirigente socialista fuera investido. 50 votos a favor, 44 en contra y cinco abstenciones. Parecía que los problemas serían mínimos porque era difícil que se produjera un voto nulo por parte de alguno de los diputados que debían votar a favor, ya que era a viva voz, pero siempre acaba quedando la inquietud.
Lo gracioso es que el único que hizo amago de equivocarse fue el 'popular' Miguel Angel Mulet, quien se levantó y respondió: "Sí, no, perdón". Por los patios también se produjo alguna situación de mencionar. Como que el diputado de Ciudadanos Alberto García Salvador se hiciera una foto junto a Mónica Oltra porque su hija se la había pedido, nacionalismos aparte.
Si la Sra. Barbera Nolla, no presumiese la posibilidad de acabar imputada por algún asunto relacionado con su gestión en el Ayto. de Valencia, seguiria calentando un escaño en las CCVV, o se iria a descansar placidamente a sus lugares habituales de retiro en la Marina Alta, en vez de actuar de hoolligan en el hemiciclo.
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