VALENCIA. La clóchina valenciana, la tellina valenciana y la rossellona (chirla). De una u otra forma, al vapor, salteadas y con limón casi siempre, las principales muestras de bivalvos han estado durante más de un siglo accesibles sobre el mantel valenciano. No obstante, las décadas parece que han empezado a pesar y mientras la clóchina ha acabado encorsetada en los puertos de Valencia y Sagunto en 22 bateas sumergidas, entre cruceros y frente a una lucha constante por las supervivencia ante las insitutuciones, la tellina y la chirla han empezado a desaparecer de los fondos marinos.
Su origen es distinto, ya que mientras que la clóchina valenciana se cultiva (semillas, cría y recogida) la tellina se captura de forma natural en la región, especialmente en sus dos puntos de mayor tradición pesquera: Gandia y Cullera. Sin embargo, ayer la Generalitat Valenciana aprobaba por primera vez la prohibición hasta nueva orden de su pesca, ya que su población ha pasado de 300 toneladas en 2006 al entorno de la decena en los tres últimos años. Los datos están recogidos por el investigador Manuel Rodilla, director además del Master Universitario de Evaluación y Seguimiento Ambiental de Ecosistemas Marinos.
Durante los próximos meses serán estos especialistas los que, junto a algunos de los alumnos, vean hasta donde es posible la recuperación de la tellina en las dos grandes cuencas pesqueras. Desde el campus de la Universitat Politècnica de València, Rodilla apunta que "hasta la horquilla de años 2005 a 2008, la población de tellina era relativamente abundante. Pero hay un descenso muy rápido y constante en la especie de tellina y de chirla". Las razones son diversas, a partir del trabajo de estos investigadores, y han detallado durante los últimos años que desde la contaminación del agua dulce indispensable para el nacimiento de estos moluscos hasta el impacto de los protectores solares en la creación de placton pueden estar directamente relacionados con esta desaparición.
¿Y SI LOS PROTECTORES SOLARES ESTUVIERAN ACABANDO CON LAS TELLINAS?
"Con respecto a los protectores solares no hemos podido probar nada, todavía pero desde la estacionalidad vemos que tiene un efecto sobre el agua como contaminante. De hecho nos planteamos seguir estudiándolo porque tenemos evidencias de que los protectores solares influyen en el desarrollo natural de placton", añade Rodilla. Si fuera así, la relación causa efecto sería directa ya que las tellinas se pescan prácticamente en las zonas de baño. La caída de la 'producción' natural ha sido tan vertiginosa que en el caso de Gandia se ha pasado de 20 barcos dedicados a la recogida de la tellina a tan solo dos. Dos que, por cierto, tendrán que buscar otras capturas hasta nueva orden.
Rodilla prevé que a finales de 2015 ya se tengan algunos datos sobre la regeneración de las tellinas y las chirlas, "que puede ser muy satisfactoria a corto plazo, ya que si dejamos que se reproduzcan por completo no pasará de dos o tres años que vuelva a existir una población similar a la de mitad de la pasada década". En estos términos, Rodilla siempre se refiere a Gandia y Cullera, ya que otros espacios pesqueros en los que se trabajaban comercialmente estas dos especies en décadas pasadas, ahora llevan años sin interés: "en el caso del norte de Valencia, que podría ser una zona originalmente interesante, se dejó de pescar por la contaminación. Tendrían que pasar por una depuradora y eso ya no las convierte en económicamente rentables, además de ser un proceso para el pescador que no está acostumbrado a manejar".
La Generalitat ha decidido prevenir y crear una situación de Parque Biológico, un año como mínimo de quietud en las aguas para la chirla y la tellina. Mensualmente las muestras irán revelando información clave en los diferentes puntos clave, con capturas que por cierto son muy similares a las comerciales y a través de las cuales se calibra la densidad de población, la talla y el potencial reproductivo de la especie. El corto ciclo vital de las especies debería provocar una explosión de la ya citada población y Rodilla es optimista con la situación de recuperación, gracias a la prohibición temporal de pesca.
Aun así, el investigador valenciano sigue preocupado por las condiciones ambientales y las influencias que han llevado a la especie al límite de sus posibilidades alimenticias. Tal límite que, durante el próximo año, si le ofrecen tellina valenciana a buen seguro le estarán mintiendo. Con suerte, a partir del verano de 2016 la rossellona y la tellina volverán a llenar de sabor a Mediterráneo los restaurantes valencianos.
¿Acaso la playa es de los bañistas?
Lo que está acabando con la tellina es mucho más simple (y visible para todos los que vivimos cerca de una playa): el arrasamiento sistemático realizado por las barcas, en muchos casos, a 20 metros de la orilla con peligro para los bañistas, y ante las narices de todos los implicados como las policías locales (muy motorizadas ellas eso sí) que ni les llaman la atención por poner en riesgo la vida de loa bañistas..
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