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VALENCIA. Tras haberlos rechazado una vez, el Consorcio que gestiona la Marina Real Juan Carlos I había retomado las negociaciones con la compañía rusa Gazprom para que convirtieran Valencia en su palacio de invierno. El objetivo era aprovechar el campo de regatas para poder sustituir el frío del Báltico por las más cálidas augas del Mediterráneo.

La operación, de momento, está parada. Los rusos estaban dispuestos a ocupar la antigua base del Iberdrola y el Consorcio, ahogado en deudas, a sacarla a concurso por si hubiera alguien más interesado, tal y como dicta la ley.

Al final, todo ha quedado en aguas de borrajas, al menos hasta que se constituya el nuevo Ayuntamiento y se nombre al sucesor de Pablo Landecho, que dimitió la semana pasada como director general del Consorcio Valencia 2007. También habrá que ver si el equipo de Gobierno de Joan Ribó tiene la náutica como una de sus prioridades o prefiere darle otro tipo de usos.

QUE VIENEN LOS RUSOS

Desde el punto de vista económico, la operación podría haber sido el inicio del despegue de un recinto que acumula una deuda de 420 millones de euros y apenas ingresa 1,1 al año (con lo que no cubre ni los intereses de la deuda). El edificio impulsado por Juan Roig (que incluirá la sede de sus proyectos para start ups Lanzadera y Angels, y la Escuela de Negocios EDEM) ha sido un primer paso en la recuperación, pero insuficiente.

No hay datos concretos sobre lo que podría haber supuesto la operación, pero el proyecto inicial ruso contemplaba un Centro de Alto Rendimiento que ocuparía 1.500 metros cuadrados y generaría unos ingresos anuales de hasta 700.000 euros anuales.

La primera propuesta se presentó al Club Náutico de Valencia, que la rechazó. Luego, se la hicieron llegar al Consorcio, que tampoco se mostró interesado. En los últimos meses los contactos se habían reanudado y entre las dos partes había voluntad de que llegaran a buen puerto.

La nueva propuesta es distinta de la original, ya que suponía convertir la Marina Real en la base de entrenamiento de invierno. Estaban interesados en el edifico que ocupó el Desafío Español, que actualmente está muy deteriorado por la falta de uso. La presencia del equipo Gazprom, además, podría haber servido para que otros decidieran seguir sus pasos y convertir Valencia en una referencia para la elite de la vela mundial.

Lo que está claro es que la firma de San Petersburgo ­-la mayor empresa de gas del mundo- tiene dinero de sobra y le gusta invertir en deportes. Patrocina desde equipos de fútbol (como el Schalke 04 alemán), de ciclismo (el equipo soviético), hasta competiciones (como la Liga). En el lado negativo está su lucha contra los defensores del medioambiente, que no le perdonan su explotaciones en el Ártico.