El acto incluyó el vídeo 'Todo lo que esperas y mucho más de lo que imaginas' de Marca España, con la participación involuntaria de Ferran Adrià, Rafal Nadal y Sergio Ramos
VALENCIA. Los autobuses alquilados en Valencia, Alicante, Castellón, Murcia y Albacete hacen cola frente al coso de la calle Xàtiva para descargar a sus jubilados y jóvenes simpatizantes, y acto seguido retirarse vacíos a la calle Castellón.
A unos metros, periodistas de tres en tres recogen junto a las taquillas sus acreditaciones y la Guardia Civil inspecciona los bolsos y carteras para dejarles pasar a las carpas montadas en la sala de despiece de reses y a un corralito en la arena.
El director del Hospital General de Valencia pasea con las manos en los bolsillos, acreditado como sanitario del acto; Rosita Amores busca la mirada de admiradores y curiosos, ejerciendo de superviviente del variété más bizarro; mientras, un señor vende cupones y unas chicas con traje de chaqueta ofrecen la revista El popular con un paipai azul, primero por 4,5 euros y, después, por la voluntad.
"NADA FUE UN ERROR"
La canción de Coti atruena en la megafonía de la Plaza de Toros mientras los simpatizantes y militantes van ocupando los asientos de las gradas bajas. La organización ha bloqueado el acceso a los pisos superiores para evitar el riesgo de calvas en las zonas más a la vista.
Desde el escenario, el speaker va repasando en valenciano los pueblos y sus alcaldes populares, lanzando saludos y pidiendo aclamaciones. "¡Bonrepós i Mirambell!", y los aludidos agitan sus banderitas. "¡Moncofa i el seu pròxim alcalde!", y los paisanos aplauden. "On estan els de Xàtiva?", y nadie responde.
Antiguas canciones del verano de Shakira, Enrique Iglesias o Carlinhos Brown se suceden antes de que por la megafonía se pida una ola que no termina de recorrer las gradas. "Més gran, que això no ho fa ni una barca de l‘Albufera!". El segundo intento no va mejor. El público se confunde de sentido y, a la tercera, el speaker decide dejarlo por imposible.
TRABAJAR CON LO JUSTO
El ambiente se caldea bajo el sol de poniente y faltan sombreritos azules y blancos que se reclaman a la organización: el mismo modelo y marca (MKT Promocional Products) que los que repartió Compromís en naranja el pasado domingo. El reloj se acerca ya a las ocho y los consellers van uniéndose a las puertas de la plaza con Carlos Floriano y Esteban González Pons para recibir a las estrellas del acto.
Ni Arnold Schwarzenegger es ya lo que era. El partido que hizo del mitin político en España un gran espectáculo empieza a necesitar una renovación... o volver a tener dinero. Dos buenas torres de megafonía, dos grandes pantallas, un pequeño escenario de diseño traído por Génova y, frente a ellos, la arena bien dividida en tres zonas a las que poder acceder sólo con la acreditación correspondiente.
La policía toma posiciones, los incondicionales con mejores vistas de la puerta grande arrancan los primeros aplausos y abrigan a Mariano Rajoy y a su séquito, que reparte besos y apretones de mano recorriendo el burladero. El avance es lento y la sintonía del partido entra en bucle. Las banderas dejan de agitarse a los pocos minutos y sólo los gritos de "¡guapo!" y "¡hombretón!" permiten intuir por dónde va el líder.
YO, ME, MÍ, CONMIGO
Los altos cargos del Consell visten informales e intercambian bromas con los miembros del partido. El que conoce a alguien de Madrid aprovecha para hacerse el encontradizo. "Ves: objetivo cumplido", y abre los brazos como si pudiera abarcar todas las almas de la plaza.
La sintonía sube y tras los saludos que Fabra, Barberá y Rajoy ofrecen desde el escenario, comienza de verdad el acto. El primero: Vicente Betoret, nuevo presidente provincial del PP en Valencia y, sólo según el speaker, "presidente de la Diputación".
Es su gran oportunidad y no la deja escapar. Sacando punta a la identidad más anticatalanista, exalta el valenciano y la Real Senyera, defiende a Rita, se olvida de Alonso Rus y deja el escenario con el público puesto en pie. Con diferencia será el orador más lucido del acto, a pesar de una inoportuna afonía que le hace pasar algún mal trago.
Barberá pone al público en pie con sólo acercarse al atril. Le corean alcaldesa, le hacen botar y ella se deja querer. Por fin arranca, pero con un broma casi incomprensible para buena parte del público sobre el viento y los papeles, olvidando recordar que se le volaron en un acto de precampaña con Rajoy en el edificio Veles e Vents del puerto.
Después convierte los piropos de George Clooney a la ciudad en la presentación de Tomorrowland en una oda a su persona. Propone hacerlo embajador de la ciudad, ríe a carcajadas, se envuelve en la bandera popular y se proclama víctima de una conjura judicial y de agitadores de mercados. Contra ella va Podemos, contra ella va Esquerra Unida, contra ella va Compromís, y los socialistas... bueno, los socialistas "ni están ni se les espera".
Ha perdido frescura y claridad al hablar, pero domina el formato y se sabe idolatrada por buena parte del público. Ama Valencia, dice, y se siente amada. Incluso los más jóvenes, como su sobrina Carmen de 10 años, han ido al mitin para verla a ella, asegura.
Y UN VÍDEO GRATIS
Alberto Fabra sube el tercero y opta por hablar de programa, promesas, bajadas de impuestos... y queda como el más soso. En todo caso, intenta venirse arriba exigiendo una financiación justa a Madrid y acusando de agentes catalanes a toda la oposición.
Pero el toque de color al acto se lo pone un vídeo que exalta con pasión las virtudes de España. El sol, los trenes, la riqueza de las huertas y los campos, Las Meninas, El Guernica y, lo más llamativo: Ferran Adrià, Rafal Nadal o Sergio Ramos, regateando con la selección.
Una búsqueda rápida por Youtube disipa las dudas sobre si estos tres talentos españoles están apoyando en esta campaña al PP: y es que no. Se trataba del vídeo promocional del proyecto estatal Marca España, utilizado de forma habitual en los mítines del partido en el gobierno, "porque está a libre disposición de quien quiera usarlo. También los otros partidos", matizan fuentes de la formación.
El gran fin de fiesta llega a las 20:53 con Mariano Rajoy, que exalta el talento y "la Valencia de Rita", apoya a Alberto Fabra, repasa el perfil más complaciente para el gobierno de los datos económicos, acusa a los socialistas de esconder facturas en los cajones (olvidando que Bruselas ha multado por casi 19 millones a España por esa práctoca en la Generalitat Valenciana), carga tintas contra los partidos nuevos y pide el voto.
Después viene el himno, todos se van a su casa, los periodistas escriben, los operarios desmontan la tramoya y el último apaga la luz.
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