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VALENCIA/ALICANTE. "Dice Rajoy que ellos no son una pandilla ni una moda pasajera, pero yo prefiero mi pandilla a su banda". Albert Rivera lleva en la cresta de la ola desde que decidió no conformarse con que Rosa Díez le marcada el paso desde UPyD y comenzó a tomar la iniciativa de convertir Ciutadans en un partido estatal.

Aunque el éxito que anuncian las encuestas no se confirmará hasta la noche del 24 de mayo, Rivera ya está puesto en el disparadero para las generales del próximo otoño y en esa clave emite sus mensajes a lo largo de esta campaña, predicando un idea de España acusada por muchos de jacobina.

Con un liderazgo en su partido incuestionado e incuestionable, su visita relámpago a la Comunitat Valenciana ha sido recibida con sumo interés tanto en Valencia, donde ha comido con los miembros de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), y entre los 700 seguidores que le esperaba en Alicante, después de ver suspendida su fiesta con el líder por el accidente aéreo de Sevilla del pasado día 10.

LA ESTRATEGIA DEL ‘BON XIC'

La gran baza de Rivera es su capacidad para transmitir proximidad y repetir una vez tras otras su discurso sin cambiar una coma, como un actor repite su papel en cada representación. Esto quedó demostrado en sólo siete horas, cuando reprodujo frases literales en ambos actos, en un caso como respuesta a los periodistas y, en otro, dentro del discurso ante sus seguidores

La buena presencia y su aspecto juvenil, muy de ‘bon xic', cuenta a su favor ante un público conservador como el que está arrebatando al Partido Popular. Sus continuas citas a España dan un perfil marcadamente nacionalista a su discurso, lo que hace ‘perdonar' su nombre y su origen catalán a grupos de votantes que no lo aceptarían en otras circunstancias o en otros partidos.

El cuidado de su imagen se ha podido apreciar este miércoles, en el que ha lucido un traje en tonos beige y corbata a juego en la comida con el lobby empresarial que reúne a las principales fortunas de la Comunitat Valenciana, mientras que se ha cambiado a una americana marrón y un pantalón oscuro para su mitin.

AQUÍ NO SE TIRA NADA

Respecto al contenido resulta muy interesante apreciar cómo se mueve en el terreno de la crítica a los responsables del Partido Popular, pero no a la marca, que ha seducido en otras citas a un buen número de sus votantes. Además, no sólo es que plantee una estrategia de partido ‘atrapalo todo', que no quiere dificultar el paso a votantes que procedan de otras formaciones, sino que se declara heredero de su principales éxitos.

Así, en Alicante ha exaltado el trabajo de concordia de Adolfo Suárez como el primer gran proyecto para España; seguido del de los socialistas y la entrada en la Unión Europea y la construcción del estado social; y la capacidad de José María Aznar para "cuadrar las cuentas y modernizar el país". Sin embargo, acusa a Zapatero y a Rajoy de no haber sabido representar a los españoles, rompiendo esta línea histórica.

A partir de ese punto se presenta él como heredero y artífice de la próxima transformación del país "desde el centro político", en el que asegura encontrarse sin necesidad de virar desde la derecha o la izquierda. De hecho, los resultados de las encuestas reconocen que esta estrategia está dando resultado y fagocita seguidores de PP, PSOE y debora casi todo el espacio de UPyD.

Este discurso en la Comunitat Valenciana se ha visto salpicado de las acusaciones de corrupción (habituales por parte de los líderes nacionales cuando visitan el territorio valenciano) y el 24% del paro en España, sus "auténticos enemigos", asegura. Controlando bien los tiempos, equiparando la relación político-votante con la de empresa-cliente y asegurando no tener prisa en llegar a ser presidente, se ha despedido prometiendo volver con un original "gracias y un beso". 

Pocos dudan de que la partida acaba de empezar. 

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