MADRID (EFECOM). El precio de la vivienda en España tendrá que ajustarse hasta un 40% para que el excedente de casas construidas sin vender pueda absorberse, según el experto José Luis Ruiz Bartolomé, autor del libro "Adiós, ladrillo, adiós" sobre la situación del sector tras el "pinchazo" de la burbuja inmobiliaria.
En una entrevista con Efe, Ruiz Bartolomé, que ha trabajado en varias firmas del mundo inmobiliario como la consultora Knight Frank y la promotora Nexity, aseguró que el ajuste variará en función de la zona, y que en las áreas costeras podría llegar a ser de un 60%, mientras que en Madrid rondaría el 25%.
Asimismo, indicó que, si en las localidades del litoral se concentra gran parte del "stock", esto se debe a que los compradores extranjeros han perdido interés por las viviendas de segunda residencia en la costa porque resulta "mucho más barato comprar una casa en ciudades como Burdeos y Hamburgo".
A su juicio, este fenómeno se corresponde con lo que sucede también dentro de España, ya que considera que los compradores han pasado de "vivir engañados" en los años del "boom" inmobiliario a ser "muy escépticos" a la hora de decidirse a adquirir una vivienda.
No obstante, Ruiz Bartolomé cree que la supresión de la desgravación fiscal a la compra de viviendas a partir de 2011 ha generado una aceleración de las ventas.
Aun así, apuntó que la construcción residencial está "prácticamente muerta", por lo que es necesario un cambio del modelo productivo que potencie "a los jóvenes emprendedores".
Para Ruiz Bartolomé, la crisis que vive la construcción es la "digestión lenta" de "una orgía de liquidez" monetaria que se inició a principios de los años 2000, como resultado de la bajada generalizada de tipos de interés.
Añadió que la banca canalizó este "exceso" de dinero hacia el sector inmobiliario, al "estirar el chicle al máximo" y ofrecer préstamos hipotecarios con plazos de hasta 40 años, lo que incentivó la demanda y generó una especulación "a todos los niveles".
Asimismo, indicó que los especuladores no fueron únicamente los dueños de las inmobiliarias ni las promotoras, sino que también fueron muchos particulares que "se reían de los tontos" que no invertían en el ladrillo y ahora "están arruinados".
Además, criticó el papel de las tasadoras, a las que acusa de ser los principales responsables del alza de los precios del suelo.
"En dos años, un suelo en el que el metro cuadrado tenía un valor de 60.000 pesetas (unos 360 euros), podía incrementarse hasta 420.000 pesetas (unos 2.524 euros)", aseguró.
En cuanto a la corrupción urbanística, el autor señaló que "es imposible" cuantificar el número de ayuntamientos que han podido verse implicados, ya que, en su opinión, en los últimos años de expansión del sector "daba asco" realizar negocios inmobiliarios, porque "todos querían sacar partido".
Por lo que respecta a los trabajadores del sector que se encuentran en el paro desde el inicio de la crisis, este experto ve muy difícil "poder reciclarles", ya que se trata de "mano de obra poco cualificada".
Sin embargo, no descartó que los parados de la construcción puedan buscar trabajo en países en los que, como Brasil y Panamá, esta actividad se encuentra en fase de despegue, aunque señaló que esta opción es "muy difícil" de llevar a cabo.
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