VALENCIA. El goteo de información sobre la denuncia de Esquerra Unida en la Fiscalía sobre presuntas irregularidades en la empresa pública Imelsa y en la propia gestión de la Diputación de Valencia está aumentando la presión sobre el presidente de la corporación provincial y barón del PP, Alfonso Rus, pero también sobre el jefe del Consell y líder regional de la formación, Alberto Fabra.
Este sábado se conoció que en la denuncia formalizada por EU se incluyen 10 horas de grabaciones realizadas supuestamente por el ex gerente de Imelsa, Marcos Benavent, que podrían comprometer a Rus y a otros altos cargos del PP y de la Administración. Estos documentos sonoros obran en poder del juzgado que investiga, bajo secreto de sumario, una posible red de cobro de comisiones relacionada con contratos públicos tras la denuncia de la Fiscalía.
La diputada de EU, Rosa Pérez, preguntada por este diario sobre la denuncia se limitó a afirmar que Rus "no debería seguir ni un minuto más representando la institución" e instó a Fabra a "tomar cartas en el asunto". "Ya le advertimos días atrás que tenía que retirarlo de las candidaturas y evitar que se presentara a las elecciones", sentenció. En la misma línea se manifestó su jefe de filas, el aspirante a la Generalitat, Ignacio Blanco, quien calificó la situación de Rus de "claramente insostenible" e instó a Fabra a "dar explicaciones porque era conocedor de todo lo que estaba pasando". En este sentido, ambos dirigentes llevan días reiterando la gravedad del caso y se muestran convencidos de que supondrá el final político para Rus.
Mientras, en las filas 'populares', fuentes próximas a la dirección provincial del partido que lidera Rus optaban por la "prudencia" y se remitían al comunicado emitido por el presidente de la diputación. Diversos cargos defendían al barón 'popular' y cargaban tintas contra Benavent, que ya ha sido imputado por el juzgado de instrucción número 6 de Valencia tras la denuncia interpuesta por la corporación provincial por presuntos gastos injustificados y otras irregularidades. No obstante, y pese a la defensa a ultranza de su líder, la sombra de duda o al menos de desconcierto empieza a asomarse en algunos de sus colaboradores.
En este sentido, desde las huestes 'rusistas' mostraban su recelo por las diversas informaciones publicas en distintos medios de comunicación sobre el caso. El 'fuego amigo' -filtraciones desde otros sectores del PP o desde la Presidencia de la Generalitat- ha sido una constante sospecha en el entorno de la dirección provincial en los últimos meses, que considera que hay una intención de debilitar a Rus para que no repita al frente de la diputación. Ahora bien, tanto las informaciones publicadas como las impresiones recogidas por este diario de fuentes políticas y judiciales apuntan a un caso de elevada profundidad. Los tribunales están en ello.
Por otro lado, la teoría del 'fuego amigo' no es compartida desde otros sectores del partido, que esgrimen el desgaste colectivo para la marca que implica este tipo de informaciones. Es más, dirigentes 'populares' añaden que este caso está complicando también el escenario para el propio Fabra, quien acudió recientemente a respaldar a Rus en su acto de proclamación en Xàtiva y que ha hecho de su 'línea roja' contra la corrupción su bandera a lo largo de la legislatura.
Así, bajo esta calma tensa a la espera de que cada día vayan haciéndose públicos más episodios de la presunta trama, los dirigentes próximos a Rus se enrocan en la confianza que tienen depositada en el barón provincial y aseguran que la dimisión no está entre sus planes. Algunos, sus rivales políticos dentro del PP, la desean y ya empiezan a sugerirla en privado.
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