VALENCIA. El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) no perdió 4 millones de euros en 2013, como reflejaban las cuentas publicadas por la Generalitat en septiembre del año pasado, sino 40,75 millones, según consta en las cuentas reformuladas que han sustituido a las antiguas en la Cuenta General colgada en la web de la Conselleria de Hacienda.
Las cuentas originales fueron formuladas el 31 de marzo de 2014 por el entonces director, Enrique Montes, que en julio fue nombrado secretario autonómico de Hacienda y Presupuestos en sustitución del dimitido Eusebio Monzó. Las cuentas no habían sido elevadas al Consejo General y la nueva directora, Mariona Roger, decidió no hacerlo ante la cantidad de salvedades planteadas por el auditor externo, Jorge Perepérez, de Audit Ibérica.
El auditor señaló "incumplimientos de la legalidad" y "omisiones de información relevantes", entre ellas, que "la entidad no ha informado sobre las retribuciones correspondientes a los puestos de alta dirección y miembros del órgano de gobierno". En las cuentas reformuladas sí figura la retribución del director general, que fue de 62.462,81 euros por todos los conceptos.
El aumento de las pérdidas admitido por Roger se debe, sobre todo, al aumento de las dotaciones por los préstamos a empresas privadas en 20,3 millones. De ellos, 8 millones entraron en riesgo después de emitirse el informe de auditoría y, por tanto, no estaban incluidos en la salvedad.
Otros 16,52 millones corresponden a la dotación por las pérdidas estimadas tras haber ejercido Bankia y Sabadell la opción de venta sobre los terrenos de Desarrollos Urbanísticos Aguamarga que sirvieron para garantizar la operación de rescate de la empresa zapatera Kelme. Una tercera operación cuestionada por el auditor se resolvió con una reclasificación de dotaciones, sin efecto sobre el resultado final del IVF.
Tras la reformulación de las cuentas, que Mariona Roger firmó el pasado 3 de marzo, Audit Ibérica rehizo su informe de auditoría dos días después, sin salvedades.
EL PROBLEMA DE AGUAMARGA
La mercantil Desarrollos Urbanísticos Aguamarga asumió los terrenos de Kelme en el saladar de Agua Amarga y pasó después a manos del IVF, Bankia y SabadellCAM, junto a otros acreedores, para cancelar sus créditos. Las dos entidades que absorbieron a Bancaja y CAM, respectivamente, tenían sendas opciones de venta de sus acciones al IVF, por 20 millones Bankia y por 10 SabadellCAM.
La sociedad pública aceptó la opción, pero dado que requería adquirir una participación mayoritaria de Desarrollos Urbanísticos Aguamarga, requería la aprobación del Consell, que bloqueó la operación. La empresa ha entrado en proceso de liquidación y los bancos han demandado al IVF.
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