VALENCIA. Durante dos días he asistido en Castellón a unos encuentros de editores independientes y autores que supuestamente también lo son. Tuve la oportunidad de escuchar a unos y otros. Y de conocer a algunos de los doscientos autores e ilustradores que aparecieron por allí desde distintos puntos de la Comunidad Valenciana. La mayoría autoeditan sus obras. Pero no son pocos los que desean que un editor profesional se las publique en papel. Las jornadas (26-29 marzo) fueron un éxito y estuvieron patrocinadas por el Ayuntamiento de esta ciudad. Conocí al alcalde y al concejal de Cultura. No en sus despachos sino sentados entre el público asistente.
Pude hablar con periodistas locales así como con empresarios castellonenses. Pregunté sobre el cacique Carlos Fabra encarcelado en la prisión de Aranjuez (Madrid) pero cuando mencioné el nombre del todopoderoso ex presidente de la Diputación, advertí que más de uno se partía de la risa.
¿Hay pruebas o fotos de Fabra en la cárcel? Las mismas que de la lotería cuando le tocaba hasta sin jugar. Porque quienes conocen a Fabra no se lo creen. Su familia se trasladó a Madrid. Los rumores que circulan son de dos tipos: los que aseguran que Fabra está escondido en alguna casa y los que creen que si está en la cárcel entra y sale a su antojo. Porque de Carlos Fabra puedes esperar cualquier cosa. Era y sigue siendo íntimo amigo de Aznar.
En Castellón, me dijo un periodista que pidió el anonimato, todos sabemos que cuando se le diagnosticó una cirrosis -bebía como un cosaco- se fue a Madrid para que un primer espada le hiciera un trasplante de hígado, en un hospital público, saltándose la lista de espera.
Me pregunto si todo esto, o parte de ello, es verdad o no pasa de ser otra leyenda urbana. Y también me pregunto por qué los periodistas conocedores de estas u otras irregularidades no las han investigado (están a tiempo) a fondo y publicado oportunamente ya que es obligación de la Prensa esclarecer la verdad y desmentir los rumores no con otros rumores sino con pruebas contrastadas y contundentes.
Me parece muy fuerte publicar un artículo de habladurías para criticar que no se investiguen las propias habladurías.
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