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El espectáculo dado por Los Chunguitos y las opiniones vertidas sobre Olvido Hormigos en Telecinco nos devuelven la faceta más oscura de nuestro país

VALENCIA. En el año de nuestro Señor Jesucristo 1995 vio la luz una obra magna de nuestro querido grind core, el cedé La España negra de los crímenes rurales del emblemático combo El Kaso Urkijo. Cincuenta y tres canciones. A principio de los años 90 todavía no nos habían inoculado el patriotismo constitucional.

Los jóvenes normales, los chavales de bien, odiábamos a España. No por centralista y opresora, sino por cutre. Y la abrumadora mayoría de aquella generación, que se llamaba "equis", en el saco del cutrerío incluía también toda la Movida madrileña que ahora ha vuelto a ser considerada muy moderna y rompedora. Era una enmienda a la totalidad.

En 2015 se cumplen veinte años de aquel hito en la cultura de nuestro país. El año pasado, cuando el grupo celebraba el aniversario del disco, decía en Facebook: "Se cumplen 19 años de la edición de nuestro disco la españa negra de los krimenes rurales y el panorama sigue igual o peor... ¡Larga vida a la España profunda!"

Al margen de la extraordinaria calidad del trabajo discográfico –pueden ponerse ‘El krimen de kuenka' para leer este artículo, es muy apropiada, o deléitense con ‘Llueven kagarrinas'– el título del disco es lo que se quedó para siempre en mi entorno.

Decir: 'Esto es la España negra de los crímenes rurales', servía para describir muchas de las situaciones, personas o actitudes que nos encontrábamos por la vida. Se pronunció en muchas ocasiones. Se lo prometo.

Es por ello todo un honor poder decir ahora, en pleno siglo XXI, que Gran Hermano VIP es La España negra de los crímenes rurales. Y lo es a tope. De hecho, en el último Sálvame Deluxe se anunció que se iba a tratar la actualidad del programa con estas palabras: "¡Esta noche lo más fuerte, lo más morboso!"

Todo comenzó cuando Los Chunguitos en una alegre y distendida cena en el concurso comentaron con toda sinceridad que "tener un hijo gay en la cultura gitana es una vergüenza muy mala". La cosa fue a mayores y José, el alto, gritó: "¡Yo quiero que mi hijo sea un macho!" A lo que Víctor Sandoval, homosexual que se encontraba en la mesa en ese momento, bisbiseó: "Está claro que no se puede comer tranquilo".

Juan Salazar, ataviado con las gafas de Juan Manuel Fangio durante su etapa en Alfa Romeo en 1951, sentenció: "Mi hijo que sea feo, enano, cojo, bizco, me da igual, pero maricón o lesbiana no quiero".

Otra de sus declaraciones estrella, en este, el país de Excalibur, fue recordar con cariño una anécdota sobre una práctica muy extendida en España, deshacerse del perro de mala manera: "Una de las cosas más graciosas que nos ha pasado fue cuando abandonamos a un perro en una gasolinera porque ladraba mucho". Ría aquí. Y así cerraron el concurso, a lo grande, como lo habían abierto, dirigiéndose al concursante negro Corman como "mono", "gorila" o "kingkong". Pero desde el cariño, que no se quiso entender.

Los de Vallecas fueron expulsados por la dirección del programa tras un demoledor comunicado del PSOE, que siempre ha mostrado una gran sensibilidad con estos programas. A continuación, le tocó el turno a Víctor Sandoval, el homosexual que había llorado amargamente tras escuchar las infames palabras de Los Chunguitos. Recordó que cuando presentaba Mamma Mía con Francine Gálvez en Telemadrid les tenían amenazados por ser "un maricón y una negra". Pues precisamente él, al negro, a Corman, le puso un plato en la mesa y le dijo "come, mono". Aunque cabe el beneficio de la duda y que le estuviese llamando "guapo". A mí me cuesta creer lo contrario, pero la  dilogía es cojonuda, de película de Ozores.

No obstante, lo gordo tenía que llegar con Olvido Hormigos. Su historia es bien conocida. Ex concejala del PSOE, en su pueblo castellanomanchego empezó a rular por los móviles un vídeo comprometido protagonizado por ella hasta que el gremio periodístico, con exquisito tacto, puso el altavoz y se hicieron eco todos los medios nacionales e internacionales. Su pesadilla fue horrible, pero tal y como contamos en su momento, pasó pronto a ser lucrativa gracias a la infinita caridad de la televisión moderna con los ciudadanos que atraviesan este tipo de problemas. Desde entonces, ha aparecido en ¡Mira quién salta! El manager, Sálvame, De buena ley, Campamento de verano y ahora en Gran Hermano VIP.

En su día, en un foro local la llamaron "fulana". Aquí, los demás concursantes la han denominado de todas las formas posibles. Kiko Rivera, el hijo de Isabel Pantoja, Paquirrín de toda la vida, soltó: "La mujer que tiene novio o tiene su marido y se acuesta con otro, esa mujer es una  puta". Y un mordaz: "Te podías haber quedado follando en el coche", en referencia a otro vídeo de paparazzi que se emitió de Olvido en un parking con un caballero. Belén Esteban tuvo otra hermosa frase: "Cuando se diga perrito mueves el rabito".

La concursante y reportera Ares Teixidó le puso la etiqueta de "masturbadora". Hormigos en otra ocasión trató de explicarle que llevaba años con su marido y, pues eso, que sufría de cierto aburrimiento sexual, a lo que Teixidó replicó: "Si tienes cariño por tu marido, tienes que tener respeto". En una conversación con Ylenia, lanzada al estrellato en Gandía Shore, añadió "a saber de quién es su hijo". Y apostilló: "es una ninfómana".

Llorando, la ex concejala gritó: "Soy madre, soy mujer y puedo divertirme y tener sexo. Soy una persona independiente y puedo hacer lo que quiera". Como premio a esta reflexión, el público del programa la expulsó.

En su entrevista en el plató también tuvo que clamar por una explicación. Se preguntaba por qué tenía que sentirse por debajo de Paquirrín o Belén Esteban. "No son más que nosotros", trataba de hacer entender. "¿Qué han hecho para que tenga que admirarles?". El presentador resumió que había chocado con los prejuicios de muchos.

Y al final, como en un plan maestro, el "todavía marido", así le presentaron, apareció el viernes pasado en Sálvame Deluxe. El hombre relató toda la historia de su matrimonio ante las cámaras. La verdad es que nada tenía mucho interés ¡¿Cómo es posible!? Pero al menos en este plató los colaboradores y el presentador trataron de hacer entender a las masas que las relaciones sexuales con una pareja, cuando se agotan, es algo muy duro de soportar y pueden pasar cosas.

Aunque nada de esto borra todo el show que ha desencadenado hasta ahora esta nueva edición del reality. Unos esquemas de valores, un moralismo rancio, tétrico, que da miedo, una miseria moral tal, que sólo podemos decir: Mírala, ahí está, viendo pasar el tiempo -pueden añadir esto delante si quieren-, la España negra de los crímenes rurales.