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VALENCIA. La presidenta andaluza, Susana Díaz, compareció este lunes para confirmar públicamente su decisión de adelantar las elecciones al próximo 22 de marzo. La cita con las urnas tendrá lugar, por tanto, dos meses antes de los comicios autonómicos y locales que se celebrarán en 13 regiones, incluida la valenciana. Una iniciativa que puede trastocar el plan diseñado por el secretario general del PSPV, Ximo Puig, que preveía unos meses de calma en el escenario nacional del partido que beneficiara sus expectativas electorales de cara a los comicios del 24 de mayo.

La medida adoptada por Díaz se interpreta en algunos sectores socialistas como un movimiento estratégico con la vista puesta en la política nacional. La lideresa andaluza fue el principal apoyo para que Pedro Sánchez ganara las primarias del partido a Eduardo Madina y se proclamara así secretario general del PSOE. No obstante, seis meses después de este triunfo, la confianza de Díaz en Sánchez ha caído enteros y las dudas sobre si el actual líder debe ser el candidato de cara a las elecciones generales de noviembre se han incrementado.

Hay quien va más allá en el PSOE y subraya que Díaz siempre tuvo en mente propiciar un liderazgo débil en Ferraz para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba. Además de que con Eduardo Madina nunca tuvo sintonía, elevar a Sánchez como secretario general se convirtió en una buena oportunidad para poner en evidencia -si es que alguien lo dudaba- el liderazgo de la federación andaluza en el ámbito nacional.

En esta misión tuvo -entre otros- como aliado al secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, quien en un primer momento señaló públicamente a Díaz como su favorita para liderar el partido y, ante la negativa de esta, que desvió su respaldo hacia Sánchez, el dirigente valenciano imitó el movimiento aunque evitando expresarlo públicamente.

Tras las primarias, el nuevo secretario general del PSOE conformó una ejecutiva en la que la federación andaluza salió claramente beneficiada, con hasta ocho miembros. El valenciano Ximo Puig también obtuvo un puesto preferente en la misma. Con este reparto, podía parecer a priori que Sánchez tendría margen para ejercer con libertad como líder socialista. Sin embargo, desde Andalucía se ha tenido la sensación de que el nuevo secretario general ha olvidado demasiado pronto gracias a quién logró los votos que le elevaron al cargo.

Fuentes socialistas señalan que a Díaz y a su entorno le ha molestado alguna decisión respecto a los tiempos de cara a la organización de campaña y la casi nula defensa pública que Sánchez ha realizado de históricos socialistas andaluces como Manuel Chaves o José Antonio Griñán, salpicados por el caso de los ERE. Otros critican lo "vacío" de su discurso o las apariciones, a su juicio, "desafortunadas", en programas como ‘Salvados' o ‘Desafío extremo' y hay quien lamenta los roces que ha tenido con anteriores líderes como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero.

Unas críticas que coinciden con esa teoría esgrimida por algunos dirigentes socialistas que señalan al interés por parte del PSOE-A de que Sánchez no terminara de asentarse por si Susana Díaz decidía dar el salto a la política nacional o, lo que es lo mismo, optar a las primarias para ser candidata a la Presidencia del Gobierno. Un proceso que Díaz trataría de evitar logrando el apoyo por aclamación de los distintos barones para que no apareciera rival.

PUIG QUIERE EVITAR CUALQUIER CONFLICTO ENTRE DÍAZ Y SÁNCHEZ 

En cuanto a los socialistas valencianos, fuentes socialistas apuntan a que Ximo Puig ya ha dado pasos para evitar conflictos hasta los comicios de mayo, puesto que un pulso de liderazgos en el ámbito estatal puede desgastar una marca que ya ha sufrido lesiones en los últimos años. "Ahora no toca esto", resumía escuetamente ayer un cargo socialista a este diario.

Además, la situación es especialmente delicada para el PSPV porque en su día el secretario general manifestó su apoyo a Díaz para liderar el PSOE y, posteriormente, trasladó ese respaldo a Sánchez. En estas circunstancias, todo lo que no sea un pacto de no agresión entre ambos referentes nacionales complicará la vida a Puig, que además puede encontrarse con cierta división en sus filas entre los que creen ciegamente en seguir a Díaz y los que opinan que Sánchez merece una oportunidad. 

Por otro lado, el adelanto electoral de Susana Díaz ha hecho saltar las alarmas en Ferraz. Los comicios autonómicos se presentan ahora como una cita de obligado éxito para Sánchez. Si la andaluza consigue un buen resultado en su región y dos meses después, el PSOE fracasa en el resto de elecciones autonómicas, Sánchez quedaría en una posición de extrema debilidad. Sería entonces una ocasión para que Díaz, si así lo decide, diera el salto a la política nacional. En su defecto, algunos dirigentes apuntan a que la andaluza podría impulsar otra vía, en este caso se habla de la exministra Carme Chacón, lo que en definitiva dibuja un escenario muy complicado para Pedro Sánchez si no le avalan los resultados del próximo 24 de mayo.

Por el momento, tanto Díaz como Sánchez ayer templaron gaitas en la línea que desean los socialistas valencianos. La andaluza aseguró en una entrevista en la Cadena Ser que se quedará en su región si los votantes le dan una "mayoría holgada" y el líder del PSOE aprovechó el acto en Valencia para dedicar palabras de afecto a los expresidentes Felipe González y Rodríguez Zapatero con los que había tenido roces en los últimos tiempos. Desde la cúpula del PSPV, opinan que Susana Díaz se está limitando a dejar que crezcan los rumores sobre su posible salto a la política nacional para luego dar un golpe de efecto proclamando que se queda en Andalucía como ya hiciera con las primarias celebradas en julio. Habrá que esperar.