PARIS (OTR/PRESS). El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha dado órdenes de reabrir los depósitos de combustible que permanecían bloqueados por los manifestantes contrarios a la reforma de las pensiones y enviado a la Policía para que cumplan con esta medida y permitan que se reanude el suministro. Entretanto, los sindicatos han prometido mantener su resistencia a la reforma, que debería ser refrendada esta semana por el Senado. El ministro del Interior, Brice Hortefeux, ha sido recibido con insultos y abucheos en Lyon, escenario de nuevos incidentes.
Según ha informado el Gobierno galo, las importaciones de combustible alcanzaron el martes su nivel récord, mientras se trata de poner fin a la huelga de 24 días que se mantiene en el mayor puerto petrolero del país, cerca de Marsella, donde este miércoles había 51 petroleros varados sin poder fondear en puerto. Además, el Ejecutivo ha informado de que más de 3.000 estaciones de servicio de las 12.500 que hay en Francia estaban este miércoles sin combustible.
Esta situación es la que ha llevado a Sarkozy a actuar y ordenar desbloquear los depósitos para una vuelta a la "normalidad", al tiempo que ha prometido que seguirá adelante con su plan de elevar la edad de jubilación de los 60 a los 62 años. "Llevaré a término la reforma de las pensiones porque mi deber como jefe de Estado es garantizar a los franceses que ellos y sus hijos podrán contar con una jubilación y que el nivel de las pensiones se mantendrá", aseguró en un comunicado.
Sarkozy, que ha reconocido que es "una reforma difícil", ha subrayado que tanto él como su Gobierno se han mostrado "atentos a todas las propuestas, principalmente las de los agentes sociales" y ha advertido de que aunque en democracia existe libertad de expresión "hay ciertos límites que no deben franquearse y mi deber es garantizar el respeto del orden republicano al servicio de todos los franceses".
Por otra parte, ha denunciado las "numerosas injusticias" que los bloqueos en protesta por la reforma del sistema de pensiones han generado entre los ciudadanos que "desean poder seguir trabajando y circulando libremente" y ha advertido de que si no se deponen "estos desórdenes que buscan crear la parálisis del país podrían tener consecuencias en términos de empleo y deteriorar la actividad económica".
A la espera de que el Senado vote antes de que concluya la semana la reforma de las pensiones, los sindicatos han intentado hoy endurecer su control sobre los sectores clave de la economía en el noveno día consecutivo de huelga en las refinerías, con reducción de la actividad en el sector del transporte de carreteras y paros en los aeropuertos regionales.
La ola de protestas --que sacaron ayer a al menos un millón de personas a las calles, según el Gobierno, y 3,5 millones según los sindicatos-- se ha convertido en el reto más persistente a las medidas de austeridad y las reformas económicas que están adoptando los gobiernos de toda Europa.
LOS SINDICATOS ENDURECEN SU POSTURA
En el caso de Francia, los sindicatos, respaldados por una mayoría de votantes, están intentando forzar a Sarkozy, cuya tasa de popularidad se encuentra en su nivel más bajo, a que retire la que es vista como la principal reforma introducida durante su presidencia. Hasta el momento, el presidente se ha mostrado firme pese a la ola de protestas y huelgas que ha venido sufriendo Francia desde el verano, pero desde la semana pasada se encuentra en una situación más complicada, ya que se han visto afectados los transportes, los viajes por aire y el suministro de combustible.
La Policía ha conseguido facilitar el acceso a 21 depósitos de combustible desde el viernes, si bien una barricada que había sido retirada volvió a instalarse en Donges, en el oeste del país, este miércoles. Los paros han alterado las operaciones en dos de las tres terminales de gas licuado del país, si bien la empresa pública EDF ha asegurado a Reuters que no hay riesgos de escasez en este ámbito.
Entretanto, el ministro del Interior francés, Brice Hortefeux, se ha desplazado a Lyon, ciudad que ha sido nuevamente escenario este miércoles de disturbios entre alborotadores y fuerzas del orden al margen de una manifestación estudiantil contra la reforma de las pensiones. Según el ministro, "en una semana se ha detenido a 1.423 alborotadores" durante los múltiples choques que se han producido entre las fuerzas del orden y los jóvenes manifestantes.
Hortefeux ha sido recibido por una decena de jóvenes que le han abucheado e insultado, llamándole "fascista", "racista" y asegurando que no era "bienvenido" en la ciudad. El incidente se ha saldado con tres jóvenes detenidos. El ministro les ha replicado subrayando que "Francia no pertenece a los alborotadores, a los saqueadores y a los lanzadores de piedras (sino que) pertenece a las personas honestas que quieren trabajar apaciblemente".
Además de los disturbios en Lyon, también se han producido incidentes en Nanterre, donde ha habido enfrentamientos en las proximidades de un liceo entre manifestantes y fuerzas del orden. Unos 200 jóvenes enmascarados se han dirigido al centro antes de su apertura, provocando daños en el mobiliario urbano a su camino. Posteriormente, se han dirigido a la prefectura, donde han apedreado un camión policial y roto las ventanas del consejo general.
Según la prensa gala, también ha habido incidentes en Mulhouse, en el Alto Rin, donde seis jóvenes han sido detenidos al margen de una manifestación que ha congregado a unos 400 estudiantes en el centro de la ciudad. En Nantes, ocho personas, entre ellas un niño de 10 años, han sido detenidas durante otra protesta de un millar de estudiantes en la que se han producido choques con las fuerzas del orden y ha habido un intercambio de pedradas y gases lacrimógenos.
EL GOBIERNO INSISTE EN MANTENER EL DEBATE EN EL SENADO
Entretanto, el Gobierno ha insistido en que se celebre el debate en el Senado sobre la reforma de las pensiones esta semana. "No sorprenderemos el debate en el Senado", ha sido la respuesta del ministro de Trabajo, Eric Woerth, a los presidentes de los tres grupos de izquierda en la Cámara Alta, que han solicitado "solemnemente" que se suspenda dicho debate.
El líder de los socialistas en el Senado, Jean-Pierre Bel, el de los comunistas, Nicole Borvo Cohen-Seat, y el del RDSE, Yvon Collin, han pedido a Sarkozy que se suspenda el debate y que retome el diálogo con los actores políticos. "Aproveche el momento y actúe con sabiduría", le ha pedido Bel en el hemiciclo, mientras que Borvo le ha pedido que atienda la petición de los sindicatos de "retomar las negociaciones y abrir una discusión sobre otra reforma de las pensiones".
Según Woerth, "cuando hay problemas hay que intentar solucionarlos". "Nuestro deber es reformar el sistema de jubilación para garantizar su duración" y "no hacer una moratoria", ha replicado el titular de Trabajo, defendiendo que el Gobierno mantuvo un diálogo durante la preparación de la reforma que "no cayó del cielo". "Es fruto de un diálogo con las organizaciones sindicales, con los partidos políticos, con los franceses", ha insistido.
El Gobierno francés, ha añadido, "no trabaja bajo la presión de la calle, no confunde el derecho de huelga con el derecho de bloqueo o el derecho de incendiar". "Hay límites que no se franquean y el Gobiernó hará respetar el orden público", ha asegurado el ministro de Trabajo, pidiendo a la oposición que mantenga "la calma" ante la proximidad de la votación en el Senado.
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