LISBOA (EFECOM). "Los estudios preliminares demostraron que la inversión en la red ferroviaria de alta velocidad no presentaba viabilidad financiera", dijo en un informe el TdC.
El Tribunal, en la línea de los argumentos del Ejecutivo conservador de Pedro Passos Coelho, abundó en su documento en los excesivos costes para el erario portugués del AVE y cuestionó los impactos positivos de esta infraestructura, que iba a unir a las dos capitales ibéricas en 2013 en unas dos horas y media.
"No hay pruebas de que los beneficios sobrepasarían los costos con la red ferroviaria de alta velocidad", señaló el organismo fiscalizador de los gastos públicos, quien alertó de que los riesgos eran mayores por la "falta de experiencia previa en la implementación de un sistema de transporte íntegramente nuevo".
Además, la auditoría reflejó que los 11.600 millones que suman los seis contratos de Colaboración Público-Privada conllevan unos "riesgos asociados", que recaerían sobre Comboios de Portugal (CP, trenes) y Red Ferroviaria Nacional (infraestructuras ferroviarias), "empresas públicas económicamente deficitarias".
El proyecto del AVE luso, que comenzó a fraguarse en 1998, tuvo su mayor impulso en los primeros años del Gobierno del socialista José Sócrates (2005-2011), pero el recrudecimiento de la crisis en Portugal llevó al dirigente -hoy en prisión provisional por sospechas de corrupción- a posponerlo.
Aunque ya se habían gastado 100 millones de euros en varios estudios previos a la construcción de la línea ferroviaria, el Ejecutivo de Passos Coelho dio por cerrado "definitivamente" el proyecto en marzo del 2012.
Este gabinete decidió entonces reformularlo, dando más acento al transporte de mercancías y rebajando la velocidad del transporte de pasajeros, y reduciendo en tres veces los costes para Portugal.
El pasado mes de octubre, el secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Comunicaciones de Portugal, Sérgio Silva Monteiro, dijo a EFE que este año comenzarán las obras en suelo portugués de la línea "de altas prestaciones" Madrid-Lisboa, que se prevé terminar en 2019.
De esta forma, la conexión entre las capitales ibéricas será de "alta velocidad" (AVE) en la parte española -con capacidad de circular a más de 300 kilómetros por hora- y de "altas prestaciones" en el lado portugués -con un máximo de 220 kilómetros por hora-.
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