VALENCIA. Somos muy ingenuos si pensábamos que nuestra vida volvería a la normalidad tras las fiestas navideñas, alejándonos definitivamente de esa rutina de comilonas y compras interminables de regalos. Digamos que solamente lo hemos superado parcialmente. Porque el consumo continúa, aunque en este caso ya no afecte a nuestro peso y lo haga solamente a nuestra cartera.
No habrá paz para las tarjetas. Empiezan las rebajas.
UN PROPÓSITO DE AÑO NUEVO FRACASADO
Sé que el año pasado, querido lector, se juró y perjuró que sería el último en el que malgastaría dinero y energías yendo a las rebajas. Las colas interminables, el agobio y esas gangas inútiles que compró, le quitaron las ganas de volver y anotó mentalmente en su lista de buenos propósitos de Año Nuevo, no volver jamás a las rebajas. Prometió ser fuerte, no dejarse llevar por el rebaño fashionista, mirar al futuro -entiéndase nueva temporada- y pasar de largo sin hacerle ni caso a los letreros rojos y los enormes 50%. Un año más, pensó que podría lograrlo pero no ha sido así y ahí está, leyéndome y deseando lanzarse a las calles a la caza del chollo.
Tranquilo, los dos lo veíamos venir, somos débiles, qué le vamos a hacer. Además, como me he propuesto en este 2015 ser toda bondad -esto tampoco lo cumpliré, lo sé-, les voy a descubrir la mejor de las excusas para dejarse llevar por la atracción de las rebajas.
EL GEN DE LAS REBAJAS
La ciencia, concretamente, la genética, es la explicación al entusiasmo desmesurado que algunas personas demuestran al ver el letrero de "Rebajas". Volverse loco con los descuentos y dejar la tarjeta de crédito temblando pueden tener una disculpa científica.
El periodista inglés Marcus Ellwood explica en su libro Bargain Fever (Fiebre por las gangas), que nuestra atracción por las rebajas está definida genéticamente, de ahí que haya algunas personas más sensibles que otras ante ellas. Concretamente, una de cada cuatro personas es, debido a causas fisiológicas, más propensa a comprar en rebajas.
Ya pueden dejar de fustigarse por su debilidad. No es usted, son sus genes.
Según la investigación de Ellwood, ante una buena oportunidad de compra, nuestro cerebro produce dopamina, un neurotransmisor precursor de la adrenalina. El efecto de esta sustancia sobre nuestro cerebro es similar al de cualquier droga y nos induce a buscar situaciones arriesgadas y comportarnos sin tener en cuenta el peligro. Nuestro cerebro tiene un sistema que elimina la dopamina de la manera más rápida posible, sin embargo, hay personas que realizan dicha "limpieza" más lentamente que otras por lo que la dopamina permanece más tiempo en sus cerebros haciéndoles más sensibles ante el impulso rebajil.
No culpen de todo a los genes pues además de ellos, hay más factores condicionantes, como la educación y la cultura de cada uno. Sin embargo, Ellwood nos ha dado una excusa perfecta para comprar en rebajas un par más de zapatos.
LO QUE LE PASARÁ EN LAS REBAJAS Y NO PODRÁ EVITAR
Ahora que ya tenemos una excusa amparada por la ciencia para nuestro impulso de compradores de gangas y que ya nada puede evitar que vayamos a las rebajas, quiero advertirle de aquellas cosas que sin remedio le ocurrirán. Por si se le han olvidado y, quién sabe, quizás repasarlas sirva de revulsivo para nuestra tendencia de compradores compulsivos.
1. ¿REBAJAS?
Se dejará engañar por rebajas que no lo son tanto y cegado por los porcentajes y las etiquetas rojas, pensará en la gran compra que has hecho por 35.95€ por algo que antes costaba 39.95€. Una gran inversión, sí señor. Y dará igual que sea de ciencias o letras, las rebajas son crueles y no hacen distinciones de este tipo.
2. ATRACCIÓN FATAL
Una tienda en rebajas es lo más parecido a un bosque por el que acaba de pasar el Diablo de Tasmania, al cuarto de un adolescente incomprendido, una verdadera zona cero de la moda con montañas de ropa y perchas por el suelo en la que difícilmente podremos encontrar algo.
Y entre el caos, a lo lejos, divisamos un oasis de paz y orden. Organizada por colores y estilos, con todas las tallas disponibles, la ropa intacta de la nueva temporada reclama nuestra atención desde los percheros. Son cantos de sirena que nos empujarán a comprar prendas de primavera y que, por supuesto, no tienen descuento.
3. EL FRÍO QUE NO LLEGA
Comprará abrigos y suéters muy gruesos, como si fuera a pasar un fin de semana en Siberia. Cuando le miren raro y se extrañen de su fervor por el look Doctor Zhivago aunque viva en Valencia, les dirá muy serio que el frío está por llegar y que ya les llegará el arrepentimiento en febrero. Y "ande yo caliente y ríase la gente". Todos sabemos que ese frío polar nunca llegará y que con un poco de suerte podrá usarlos durante aproximadamente tres días al año. Eso sí, los dueños de las tiendas estarán encantados con usted.
4. MANIQUÍ DE REBAJAS
Mientras busca desesperado con una mano su talla antes de que alguien se le adelante, y en la otra sujeta cinco perchas, una adorable ancianita se le acercará para preguntarle si le haría el favor de convertirse en unos segundos en maniquí. Le pedirá con su voz más dulce que se pruebe algo porque "tengo una nieta/sobrina/hija que es más o menos como tú". Personas inoportunas hay en todas partes, incluso en las rebajas. Como es usted muy amable, dejará la pila de ropa que lleva y se convertirá durante un buen rato -estas cosas siempre se alargan- en modelo y, ya que estamos, personal shopper de la ancianita y su nieta/sobrina/hija.
5. SOY ESTILISTA
Se convertirá en estilista de moda y como si fuera Anna Dello Russo, decidirá comprarse la prenda más excéntrica de la temporada, esa que cada vez que entraba en la tienda le saludaba y ya se conocía hasta su nombre porque nadie la compraba. Pero usted, de repente, es estilista de moda y le ve miles de opciones y se cree capaz de combinarla casi a diario. Porque total, un abrigo de peluche rosa no le parece algo tan escandaloso...
6. PREGUNTAS TABÚ
La deseperación por no encontrar lo que busca le hará gastar su último cartucho de esperanza: preguntar al/la dependiente/a -que nadie se me ofenda-. Con toda su amabilidad y su mejor sonrisa le preguntará y él/ella, casi sin mirarle ni interrumpir lo que esté haciendo -doblar la zona cero es un trabajo agotador-, le dirá eso que ya sabía pero te resistía a aceptar: "si no está ahí es que no quedan". Fue bonito mientras duró.
7. ME ESPERARÉ A REBAJAS=ERROR
Jamás encontrará aquello tan bonito que vió un día y, por un inesperado arrebato ahorrador, decidió no comprarlo y esperar a hacerlo en rebajas cuando tuviera algún descuento. Vagará como alma en pena buscándolo, escuchando a los dependientes decirle sus ingratas respuestas, nadie sabe nada y ni siquiera les suena.
Cualquier esfuerzo será inútil porque nunca lo encontrará y acabará pensando que aquella maravilla fue obra de su imaginación.
8. LO INNECESARIO SUELE SER EXTRAORDINARIO
Acabará comprando cosas totalmente innecesarias o peor, cosas que ya tiene muy parecidas. Esos artículos que las revistas de moda se empeñan en publicar cada vez con títulos como "Los básicos que debes buscar en rebajas" o "Las prendas claves que comprarás en rebajas" y similares, parece que no van con usted.
Año tras año, las revistas de moda insisten, usted también leyéndolos pero nada, su memoria selectiva le impide ponerlos en práctica.
9. ESTO ES LA GUERRA
Se peleará, muy educadamente claro, con alguien que ha cogido justo aquello que usted quería. Puede que la discusión se alargue hasta que alguno de los dos ceda o decidan salir a la calle a batiros en duelo. Lo normal es que ocurra lo primero, solamente las mentes más fuertes pueden resistir esa presión.
Y más importante que las batallas, como en cualquier guerra, es la estrategia.
Por ejemplo, alguien coge la última y buscada talla S delante de sus narices y sin discusión posible la mejor estrategia es comentar en voz alta lo pequeñísima que es esa S en concreto, que usted que usa esa talla, se la probó el otro día y tuvo que coger una M que, casualmente, llenan el perchero. Posiblemente, sugestionada por su soliloquio, su víctima decida probar con la M y dejar la talla S. Misión cumplida, ya es suya.
Ni Napoleón hubiera estado tan fino.
10. EMOCIÓN HASTA EL FINAL
Una vez que se haya decidido y ya se encuentre en la cola de la caja lista para pagar sus gangas, delante de usted habrá alguien que ha decidido cambiar muchas cosas o que tiene algún problema con su tarjeta de crédito. El tiempo pasará lentamente mientras se entretiene con el ir y venir de las cajeras o mirando a la curiosa fauna de las rebajas. Aunque en otro momento estaría al borde de la desesperación, esta vez, esperará pacientemente porque el camino hasta la meta ha sido duro y no va a rendirse ahora que ya casi lo ha conseguido.
Y, por último, prometerá, como cada año, que es la última vez que va a las rebajas.
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