JULIA FORTEA. 29/03/2010 El número de alumnos de las escuelas de negocios de la Comunitat ha aumentando un 54% de media en este último curso. Tras un año de parón, tanto los recién licenciados como los ejecutivos que se han quedado en paro o los que ven peligrar su puesto han decidido apostar por el caballo ganador: la formación

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VALENCIA. Conscientes de que en un entorno complicado sólo el mejor preparado tiene garantías de éxito, los directivos se ‘pulen' en internacionalización, logística, innovación y gestión del talento. Muchas empresas y directivos están acudiendo al asesoramiento de expertos y, en muchos casos, ven la formación como principal baza de competitividad.

Las escuelas de negocios han sabido aprovechar la oportunidad que representa toda crisis. Han adaptado sus programas a las nuevas necesidades y ofrecen a las compañías preparación específica para afrontar la situación y, sobre todo, suplir sus deficiencias y debilidades por las cualidades técnicas que requiere un entorno cada vez más complejo.

Pero algo está cambiando en el panorama formativo. Mientras las grandes compañías siguen invirtiendo en formación, las pymes, debido a su situación financiera, sólo se preocupan del día a día y centran sus esfuerzos en sobrevivir a la crisis. Sólo se salva la formación bonificada a través del Fondo Social Europeo, porque ésta no cuesta dinero a las organizaciones.

Además, tanto las empresas privadas como las públicas se han vuelto más selectivas a la hora de demandar formación: seleccionan a profesionales clave dentro de la organización para formarles en áreas técnicas que ahora se ven obligados a asumir, como es la parte financiera, la gestión de crisis, resolución de conflictos o los expedientes de regulación de empleo.

En muchos casos, (el 80% señalan desde algunos centros), se ha invertido la tendencia de los últimos años y son los propios ejecutivos los que pagan de su bolsillo lo que consideran una garantía de futuro. O bien han perdido su empleo e invierten parte de la indemnización recibida en reciclarse para estar preparados cuando el mercado se recupere, o temen la quiebra de su empresa y ven en la formación una oportunidad que no pueden dejar pasar.

De ahí que la media de edad de los alumnos haya subido, como señala Carmen Marcilla, directora de la Escuela de Negocios CEU de Valencia, que ha visto aumentar un 50% la demanda de sus programas Executive.

Las empresas, más exigentes con sus candidatos
Aunque este curso también ha representado un punto de inflexión para los recién licenciados, que tras el parón del pasado año han decidido aprovechar la inactividad del mercado laboral para seguir formándose. Y es que las empresas son ahora mucho más exigentes, aunque pagan menos, porque tienen mucho más donde elegir. Hay candidatos de sobra y sólo triunfarán los mejor preparados, explica Ismael Olea, director de ESIC Valencia.

Uno de los centros que más ha crecido proporcionalmente es el Instituto de Estudios de la Empresa (INEDE), de la Universidad Católica de Valencia, cuyo número de alumnos ha aumentado un 58% en el último curso. "El futuro pasa por reinventarse" y así lo entienden los directivos que este año han decidido ampliar su formación, explica Juan Sapena, director del INEDE. Y como la actualidad ordena, uno de los cursos que ha experimentado mayor demanda es el de Especialista Universitario en Derecho Concursal.

Los responsables de las escuelas de negocio están convencidos de que las empresas lograrán salir de la crisis gracias a su capital humano y, por ello, cada vez se requiere profesionales mejor cualificados. Y, también por ello, está cobrando relevancia la formación en el área de Recursos Humanos y en dirección de personas. La gestión del talento y la orientación y motivación de equipos están entrando con fuerza en las empresas.

En esta situación tan complicada, donde cuesta tanto lograr los objetivos y el directivo tiene que luchar "dentro y fuera de la empresa", el desarrollo de habilidades o coatching se convierte en un gran aliado del ejecutivo, afirma al respecto Fernando Giner, director de Estema Escuela de Negocios.

Comunión con los valores de la empresa
Para Giner, "estamos entrando en una era en la que la persona juega un papel fundamental y esto requiere una formación rigurosa y una elevada comunión con los valores de la empresa". Comunicación o liderazgo son algunas de las habilidades directivas que más se potencian.

La innovación empresarial y la adaptación de los procesos globales como pieza fundamental de la estrategia de las corporaciones sigue siendo una baza importante de la formación en la práctica totalidad de las escuelas de negocios. La logística también cobra fuerza y la profundización en las finanzas, el desarrollo de proyectos o las nuevas técnicas de venta son materias también muy demandadas por la actual coyuntura, explican desde Florida Universitaria.

Pero si el refuerzo de la innovación es necesario, es sin duda la internacionalización el último gran descubrimiento en materia formativa. Hace falta, como apunta David Bort, director de Marketing de la Escuela Superior de Negocios (E&S) de Castellón, "abrir y reinventar los mercados y preparar a profesionales de la Comunitat para que puedan abordar los mercados internacionales con más garantías". Ya que la crisis ha puesto en evidencia las carencias de nuestras empresas.

Cursos en inglés y multiculturales

Prueba de ello son los numerosos cursos internacionales y multiculturales previstos para el próximo curso. Como el seminario que desarrollará Estema en Amsterdam; el programa que E&S impartirá el próximo curso en Valencia, con la colaboración de universidades británicas, el IVEX y VCI, o el MBA en inglés y dirigido a un público multinacional que pondrá en marcha Fundesem en Alicante.

Precisamente, esta escuela de negocios de Alicante, la más antigua de la Comunitat (se creó hace 45 años), con más de 25 programas presenciales y otros muchos on line, cuenta con más de 5.000 alumnos al año. Este año han recibido un 23% más de alumnos internacionales y han impartido el primer curso de posgrado completamente en inglés, en el que han participado alumnos de 21 nacionalidades.

Pablo Ferreiro, director de Relaciones Internacionales de Fundesem califica el año de "muy bueno", por el elevado índice de participación. En su opinión, la mayor afectación del mercado doméstico obliga a las empresas a buscar nuevas vías internacionales.

Porque en época de crisis uno no se puede quedar parado. "La crisis obliga a reflexionar sobre la estrategia de la empresa y a cambiar, porque el entorno es muy complicado y hay que estar preparado para afrontar los problemas". Por ello, explica Antonio Noblejas, director general de la Escuela de Empresarios EDEM, se debe seguir fomentando el espíritu empresarial y la vocación emprendedora.

Capitalismo desmedido y RSE
Aunque hay quien va más allá. Para Ignacio Bernabé, presidente del Instituto Valenciano para la Formación Empresarial (Ivafe), la crisis "ha puesto en el aire las vergüenzas de un capitalismo desmedido, en el que el fin justifica los medios".

Ahora hay que reinventar el sistema y, para ello, es necesario un cambio de actitud de la propia empresa, que debe tender hacia la empresa responsable y sostenible, por encima de ser rentable. Debe empezar a orientarse a generar valor para todo su círculo de relación y grupos de interés (Profesionales, colaboradores, clientes, etc.) y no sólo a obtener beneficios económicos para socios y accionistas, añade al respecto José Portilla, director de la Escuela de Negocios de Florida Universitaria.

Porque, en opinión de Bernabé, "será la empresa que incorpore valor a todos sus círculos de relación, como empresa sostenible, la que obtendrá ventajas competitivas sobre el resto y estará en mejores condiciones de sobrevivir".

Innovación y Responsabilidad Social son, en definitiva, los factores que marcarán a la empresa del siglo XXI. Desde algunas escuelas de negocios comienzan a desarrollar la RSE como un concepto que debe integrarse en la estrategia de la empresa, en su core business. La experiencia extraída de la crisis les ha llevado a trabajar con los directivos en la importancia del triple compromiso (económico, social y ambiental), en la sostenibilidad de las empresas.