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VALENCIA. Este viernes se cierra el plazo para inscribirse como candidato a las primarias que decidirán los miembros de las lista a Les Corts Valencianes de Compromís. Una fase que precede a la recogida de avales por parte de los aspirantes a formar parte de las diferentes candidaturas, cuyos resultados finales se sabrán tras la votación que tendrá lugar el 31 de enero.

Las dificultades para consensuar un reglamento para el proceso fueron importantes. Tras meses de negociación, el documento no salió adelante en el consejo general de la coalición celebrado hace un mes y tuvieron que volver las conversaciones entre las diferentes organizaciones de Compromís para que, al segundo intento, el reglamento saliera adelante a través de votación telemática. El resultado es un ambicioso proyecto en el que se abre el proceso a militantes y simpatizantes de forma gratuita para que puedan elegir a todos los representantes de las candidaturas autonómicas y municipales. 

Pero todo sistema tiene sus ventajas e inconvenientes. Superado el escollo del reglamento, la coalición se encuentra ahora en otra fase: las cuotas propician que los candidatos se vean tentados de echar mano a la calculadora para trazar estrategias dirigidas a respaldar a determinados aspirantes en detrimento de otros, ya no tanto por sus capacidades sino por los beneficios personales que puedan obtener sus competidores.

Así, se da la circunstancia de que las reservas de pluralidad y las cuotas de género invitan a que a los distintos candidatos les beneficien determinadas combinaciones para adelantar puestos en la lista. Es decir, la entrada de una mujer o un hombre o de un miembro de una organización en concreto en determinado puesto puede modificar la lista en beneficio o detrimento de las opciones de otros aspirantes indistintamente de los votos que hayan logrado. Esto contribuye a que se alimente el voto 'en contra de', para aumentar las opciones de otro favorito.

Por poner un ejemplo, en la circunscripción de Valencia, donde los se han reservado los puestos 3, 5 y 7 (2, 4 y 6 si no se cuenta la cabeza de cartel) se pueden producir distintas combinaciones entre los aspirantes presentados. Dando por hecho que la número uno y candidata a la Generalitat será Mònica Oltra (Iniciativa) y el siguiente en la lista será el líder del Bloc, Enric Morera, (este puesto se vota por separado), el siguiente lugar estaría reservado para otra organización de la coalición.

Es decir, que podría entrar un candidato de Verds-Equo como Julià Álvaro o de Gent de Compromís como Isabel Martín o Cristian Ballester, por citar algunos de los que han dado un paso adelante. Dependiendo de si fuera hombre o mujer el que obtuviera este número tres, el cuarto puesto (que es libre) debería ser para el sexo contrario y, según fuentes de la formación, sería probablemente para un miembro del Bloc. Los nombres de Teresa García, María Josep Ortega y Fran Ferri son los más probables dependiendo de quien ocupe el lugar anterior. Al puesto cinco de la lista, de nuevo con cuota, optarían los aspirantes que no hubieran conseguido entrar en el número tres y, en el sexto, de nuevo libre, tendría hueco alguno de los nombres citados anteriormente.

Un 'sudoku' que invita a la competitividad entre determinados aspirantes y organizaciones. En un sistema de votación en el que se ordena numéricamente por preferencia, se presume que algunos de los candidatos y sus afines tratarán de echar hacia atrás a sus rivales directos -ya sea por su condición de hombre o mujer o por la organización de procedencia-. Una consecuencia lógica de la fórmula organizativa adoptada, que tiene otras ventajas -según defienden en Compromís- como el blindaje de la pluralidad que permite la protección de las diferentes sensibilidades así como el aperturismo participativo del proceso.