VALENCIA. Los errores se cometen en todas las empresas. Más grandes, más pequeños o simplemente elecciones que no nos han llevado por el mejor de los caminos. Pero la vida pasa por equivocarse y redirigirse. Por meter la pata y aprender, aunque no sea tan fácil como parece el superarlos. Más optimista o pesimista, lo mismo da. Lo importante es sobrevivir. Esto fue lo que se transmitió en la cuarta FuckUp Night Valencia celebrada en Las Naves este jueves.
Paloma Mas, social content manager de Academy Startup de Business Booster fue la encargada de romper el hielo. "Estudié publicidad y comunicación audiovisual. Yo fui a la primera promoción de Bolonia y me dijeron que tenía que especializar. Lo hice en producción de cine y en comunicación en Internet", apuntaba. "Me especialicé en producción de cine, pero en la Comunidad Valenciana no es espléndida en esto. Entonces, un par de amigos y yo decidimos hacer una película independiente". Pero tenían un conflicto. A uno de ellos le habían fichado en Universal, para trabajar en Los Ángeles, le pidieron hacer una película y ellos pusieron en marcha una productora, pero les faltaba el dinero.
"Él ponía la mitad pero del resto nadie quiso invertir dinero", apuntaba Paloma, quien decidió poner la otra mitad. Se iba a Universal Estudio, había pactado con productoras de Valencia y decía que igual tenía hasta una subvención. Ellos, en cuarto de carrera, no quisieron perder la oportunidad "Empezamos el rodaje con actores madrileños una gran escenografía, todo genial". Pero llegó la postproducción, pasaron cinco meses y el dinero se había acabado.
"El equipo se había relajado y porque no se había jugado dinero y el director empezó a adoptar la misma actitud, porque tenía dinero de sobra y se lo tomó como un hobby". "Durante estos cinco meses lo que pasó es que perdí muchísimo tiempo, estaba irritada con mis amigos y lo que más he agradecido después en el tiempo es la relación con mi familia" destacaba. "Les estuvo ocultando que había gastado un montón de dinero, que se había terminado los ahorros y que no sabía como salir de ese berenjenal".
"Pero dices esta es mi situación y tienes que tirar para adelante", insistía. "Te dicen que fracases cuanto antes pero a mí me costó una barbaridad recuperarme y perdí la confianza". Entre las lecciones aprendidas se encuentra el legalizar todo lo que se hace, ya que en esa ocasión se quedó sin nada porque no había firmado ningún contrato. No fiarse de la gente únicamente porque tenga dinero; debes tener a tu lado alguien que no sólo te dé el dinero sino además apoyo. "Me tatué a fuego que tengo que estar con alguien que quiera que crezca de verdad, que esté con el emprendedor".
Pero insistió en que de todo se sale y que recientemente ha grabado un corto que ya ha cerrado con un par de festivales y patrocinios. "¿Qué gane? Irme justo al lado contrario. Me pasé a una productora de televisión, me ofrecieron una beca para especializarme en startups y me ficharon en Bbooster". "Yo por mi parte siempre he intentado buscar la suerte, que es la suma de preparación y oportunidad, algo que buscas tú". Sin embargo reconoce que ha intentado que la suerte le rodee, pero siempre ha tenido que trabajar mucho. "Seguid avanzando y saldrá bien".
"EL FRACASO OBEDECE A UN MILLÓN DE FACTORES"
"El fracaso obedece a un millón de factores". Así ponía su primera piedra en FuckUp Night Jesús Terrés, diseñador de la agencia digital VG, editor de Nada Importa en la Revista GQ y de la columna gastronómica Mantel & Cuchillo en Traveler. También escribe sobre estilos de vida, mujeres fatales y gastronomía en Condé Nast Traveler y Vanity Fair. "La putada es elegir mal". Él eligió hacer un recorrido por las elecciones que ha ido realizando a lo largo de su vida.
"Alan Moore era el tío que molaba cuando yo era joven. Gracias a él empecé a leer comics, me gustó la ilustración y empecé a diseñar. Me gustaba mucho escribir y bocetar", explicaba Terrés. "Elegí publicidad donde pensé que podía diseñar y escribir". Decidió compaginar Publicidad con Bellas Artes pero tuvo que acabar dejando una y se quedó con la primera.
"En quinto monté VG, una agencia de publicidad en Valencia, y una de las preguntas que me hago es que creo que un error que cometí es no pasar por ninguna agencia antes", apuntaba. "Empezamos en el 2000 y no tenía aprendido todos los errores. Las cagadas vinieron después". Empezó con la agencia y a los dos años le dio por el mundo del vino y le dio por ir a catas.
Durante ese tiempo, como quería ir escribiendo empezó a colaborar en medios en Valencia pero tomó la decisión de que no volvería a escribir por encargo y solo de las cosas que le gustarían. "En 10 años solo fui a sitios con Denominación de Origen. Empecé a escribir sobre vinos en medios propios y como era muy aburrido empecé a hacerlo con crónicas gastronómicas".
"El trabajo de crítico gastronómico me está arruinando. Lo máximo que puedo cobrar son 100 euros por artículo y yo me pago las comidas. Considero que con qué derecho puedo hablar mal de un restaurante si me invitan a la comida", asegura. "A mí me gusta y lo seguiré haciendo pero empresarialmente no es la mejor decisión".
"El único mensaje que tengo que decir hoy es que todo es una mierda. Quería lanzar un discurso en contra del buen rollismo que hay en todas partes", insistía. "Todo va a ir mal. Da asco madrugar. En general la vida da asco y pensar en términos de éxito o fracaso solo te lleva a ser infeliz". "Hay que agarrarse muy fuerte a los pequeños placeres, como el de hacer las cosas bien. Yo no pretendo ganar nada ni que mi empresa se forre. Hay muchos elementos para que una cosa salga bien o mal que están fuera de nuestras manos".
"EL MAYOR FRACASO QUE ME IMAGINO ES UN WIN"
Para Xavi Calvo y Raúl Climent, de Estudio Menta, fracaso no es arruinar una empresa de millones de euros. "Si has palmado tres millones es porque los tenías. El caso de mayor fracaso que me imagino es un win", apunta Climent. "El fracaso es un proceso de aprendizaje. Nosotros hemos emprendido siempre y no hemos pasado por otras experiencias, algo que tiene sus cosas positivas. Pero la cagas siempre".
"Una clave es saber enderezar todo lo que se va torciendo", comenta por su parte Xavi Calvo. Otra de sus claves fue hacer un planteamiento de mínimos. "Fue un buen ejercicio. No pensábamos forrarnos, solo queríamos sobrevivir", destaca Climent. "No las teníamos y por eso somos malos empresarios", remataba su compañero de estudio.
"Pensamos que teníamos que ir a trabajar contentos al estudio, pero tener esas expectativas bajas hace que todo sea más fácil". Una de sus máximas era que no tenían que camuflarse y aparentar lo que no son. "Hay empresas que intentan vestirse de una cosa que no son". Contaban entre risas cómo fue la primera reunión de Menta con un cliente. "Xavi y yo llevamos muy mal vendernos y estábamos yendo a la reunión con su padre en un descapotable".
Acabaron haciendo fotografías para una inmobiliaria de lujo. "Fue un trabajo que estuvo bien si te quieres dedicar a la fotografía pero no queríamos eso y quisimos encauzarlo. Estábamos perdiendo el foco", destacaba Xavi Calvo. "Lo que más define nuestro proceso como empresa es que supimos cortar las cosas a tiempo".
"En la cotidianeidad, una cosa que pasa con las empresas es que pocas veces tienes el momento de dar un paso atrás. Esto es fruto del azar porque se cruzan un montón de cosas pero no se hace esa reflexión", apuntaba Climent. También insistieron en que uno de los mayores problemas del país es que la gente siga pidiendo que trabajes gratis. "Hemos dicho que no a muchos embaucadores". "La condición si realizamos un trabajo gratis es hacerlo como queramos y lo utilizamos para venderlos, ya que los trabajos saben vendernos mejor que nosotros".
Creo que no he entendido muy bien el artículo, o su edición o lo que cuentan sus protagonistas… quizás sea esto último, pero gracias. Sobre todo lo del descapotable.
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