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VALENCIA. La biotecnología y la empresa social pueden ir de la mano. Esto es lo que transmiten Juan David Escobar y Alicia Carpio, dos emprendedores sociales que han puesto en marcha : Q'omer BioActive Ingredients, una empresa social de base tecnológica desde la cual ofrecen materias primas e ingredientes para elaborar productos naturales que mejoran el bienestar de las personas pero que además promueven la sostenibilidad económica y social de los productores, procedentes de  Latinoamérica.

"Q'omer parte de un viaje", explica Escobar. "Estuvimos viviendo dos años en el Perú y coincidimos y trabajamos con comunidades amazónicas y andinas". Entonces conocieron de primera mano la indefensión de la gente, de la explotación agrícola y de los tratos de trabajo injusto. Por eso, plantearon una manera sostenible de trabajar con los recursos en los países latinoamericanos, de una forma social y medioambientalmente responsable.

La comercialización de estos productos está dirigida al mercado europeo, y su misión es identificar compuestos bioactivos en las materias primas que generan actividades positivas sobre el consumidor como antioxidantes, antiinflamatorios, energizantes, etc. De hecho, sus productos no van dirigidos directamente al consumo, sino que son adquiridos por empresas de alimentación, de bebidas, parafarmacias, empresas cosméticas y empresas de insumos agrícolas.

La intención es explorar materias primas que no son tan habituales en España y que tampoco están tan explorados desde la parte regulatoria. "El desconocimiento de estos materiales hacen difícil su comercialización, pero cuando puedes vestirlas a nivel científico es más fácil", apunta Escobar. Por ejemplo, el Omega 3 la mayoría es de origen animal, del pescado, y hay un mercado emergente de consumidores veganos. Sin embargo, tenemos importantes fuentes de Omega 3 a partir de los aceites vegetales que comercializa Q'omer B.I., lo que permite abrir un camino con estas comunidades.

Actualmente, están vendiendo a las empresas aceite de jojoba, chía, quinua, y semillas de girasol, pero tienen en proyecto vender otros como el aceite de chía, extracto de camu camu o concentrado proteico de Sacha Inchi. Otro es la  resina natural de sangre de grado que, por ejemplo, es un planta medicinal tradicional del amazonas que se relaciona con la cicatrización de heridas externas e internas y enfermedades gastrointestinales ya que es antiséptico, depurativo y regenerador del tejido muscular.

"Nosotros estamos ampliando sus posibilidades de comercialización ya que son propios de la biodiversidad nativa y solo se producen en estas zonas", destaca. "Pero son interesantes para la salud y el bienestar". "En lugar de que se tiren a la basura o se pierdan es darle un valor añadido identificando los compuestos". Se trata de aplicar la Biotecnología en coordinación con el BioComercio.

Su modelo de negocio tiene dos vías. Por un lado comercializar estas materias primas procedentes de Latinoamérica, especialmente de Colombia, Perú y Bolivia,  y por otro vender el servicio de consultoría en Diseño y Desarrollo de productos saludables a empresas. "En las dos líneas ya facturamos y hemos validado el modelo de negocio", apunta Escobar. "Ahora estamos buscando más ingredientes y queremos fabricar nuestros propios productos".

En todo este proceso juega un papel fundamental la Biotecnología ya que la investigación es una parte esencial. Escobar es ingeniero de alimentos, y tiene estudios Doctorales en en Tecnología de Alimentos. De hecho, tiene una experiencia de más de 14 años en Diseño y Aplicación de Ingredientes Saludables, tanto en multinacionales como en previos emprendimientos. El tándem lo forma con Alicia Carpio, su compañera en este viaje, que es especialista en Comunicación y Cooperación internacional, el pilar social de Q'omer B.I..

Actualmente, están ubicados en el Parque Científico de la Universitat de València y realizan acuerdos de investigación  con distintas instituciones. "Por ahora no disponemos de infraestructuras propias pero dirijo estas investigaciones ya que de momento, a nivel empresarial, no tiene sentido un laboratorio propio", destaca. "Existen otros expertos, con infraestructura y metodologías, que lo hacen mucho mejor".

Escobar reconoce que el nicho más implicado en el enfoque que ellos dan a su empresa es el mercado Orgánico, pero insiste en que las personas son más conscientes de lo que tomamos, además de ser más éticos. "Queremos saber de donde vienen los productos, como han sido procesados, si la gente cobra lo que tiene que cobrar al producirlos. Modelos más saludables y éticos". Esta empresa forma parte de la última edición de la incubadora de empresas sociales Socialnest.