VALENCIA. El vino valenciano se ha de posicionar en Estados Unidos y China si aspira a ser un sector pujante de futuro, con una presencia competitiva en los "mercados emergentes más potentes y con más proyección del mundo". Así se ha manifestado a preguntas de Valenciaplaza.com Raúl Compés, doctor ingeniero agrónomo de la UPV y profesor del Departamento de Economía, después de presentar en Valencia el libro ‘La economía del vino en España y el mundo', editado por Cajamar y del que es coordinador junto a Juan Sebastián Castillo, doctor europeo en Economía y profesor en la UCLM.
"Los mercados internacionales que crecen no son los tradicionales. Las ‘batallas' están en mercados como China y los Estados Unidos. Así los EEUU son desde el año pasado el primer mercado mundial, con una vitalidad enorme tanto a nivel productor como importador. Y después está China, al que no hay que perder de vista ya que se ha situado entre los cinco mercados más grandes del mundo", apunta con contundencia el profesor de la UPV, Raúl Compés.
Escoger de forma acertada el mercado preferente al que exportar es uno de los principales retos de futuro para el sector vitivinícola valenciano y por extensión al español, aunque no es el único problema a resolver. Raúl Compés ha realizado un repaso exhaustivo, así como de sus perspectivas de futuro.
LA COMUNITAT VALENCIANA
El peso vitivinícola valenciano respecto al sector en toda España es relativamente moderado. En superficie cultivada únicamente ocupa entre un 6% y un 7% (menos de 70.000 hectáreas). En producción aún menos, entre un 5% y un 6% (casi 3 millones de hectolitros), y únicamente está un poco orientado el tema en exportación, donde alcanza un volumen de ventas en el exterior de entre un 9% y un 10% (cerca de 260 millones de euros) respecto al total de España.
Pero los problemas que padece a nivel nacional "se acentúan" por ese peso inferior que tiene en la Comunitat Valenciana, según Raúl Compés (siempre refiriéndose "a la media de un sector heterogéneo y reconociendo que hay excepciones de empresas que están haciendo muy bien los deberes", añade). Y aunque a posteriori desgranará las flaquezas del sector, el experto agrónomo arranca su exposición con optimismo, porque dice que España está en estos momentos en una "posición magnífica para instalarse entre los grandes productores mundiales del sector vitivinícola".
En su opinión, se presentan "pocas oportunidades en este sentido". Y ha recordado que la última gran ocasión se produjo a finales del XIX, principios del XX, cuando "vivimos nuestra Edad de Oro, como consecuencia de circunstancias favorables, pero por distintas razones eso cambió y perdimos el liderazgo". Desde entonces, explica, se han sucedido los vaivenes en un sector que ahora vuelve a estar en la primera línea incluso "con posibilidades de instalarnos entre los grandes".
Pero para ello el profesor asegura que hay que plantear "una estrategia conjunta empresas-administraciones públicas" con la cual encarar "las debilidades". Raúl Compés asegura que hay que "revisar a fondo un modelo que en los últimos 15 años se está demostrando como poco sostenible para el futuro".
La fotografía del momento (principio de 2014) sitúa a España como primer viñedo del mundo en superficie con casi un millón de hectáreas y primer productor de vino del mundo, con 50,5 millones de hectolitros (aunque en este apartado puede caer al tercer lugar). Es el segundo exportador mundial en volumen, con 18 millones de hectolitros, solo por detrás de Italia. Y tercer exportador mundial en valor, con ventas por 2.600 millones de euros, por detrás solo de Francia e Italia.
Pero Compés apunta dos debilidades clave: por una parte la caída del consumo de vino en España, y por otra la fijación de un modelo exportador distinto al actual marcado por los precios bajos.
DEBILIDADES DE ESPAÑA
Respecto al consumo, señala como "dramática la caída en el mercado nacional en los últimos 15 años". En concreto, "se ha perdido un tercio del mercado interior, un 36%", señala. Algo inconcebible para un país productor que con un consumo de 20 litros por persona y año se ha situado al nivel de países sin tradición ni producción como Suecia e Inglaterra, cuando en Francia (pese a la caída también respecto a sus registros históricos) todavía se mantiene un consumo de 50 litros por persona y año, o Italia, 37 litros.
En síntesis, el profesor cree que hay un problema grave porque "un sector potente no puede existir con un mercado nacional tan débil".
En el segundo apartado, detalla que el éxito exportador en el siglo XXI se ha basado en unas ventas al exterior "a precios muy bajos. Es decir, somos competitivos vía precio". El problema que detecta es que los precios "no se han modificado en lo que llevamos de siglo, mientras crecen los insumos (conjunto de bienes empleados en la producción de otros bienes)". El profesor cree que sin dejar de vender granel (que es prioritariamente la línea de precios bajos) también hay que optar a un segmento de mercado de precios medio y elevar la cuota en precios altos.
SOLUCIONES
La solución, aparte de priorizar mercados, pasa por distintas líneas a aplicar tanto a nivel de las empresas como a nivel sectorial, e inclusive marcar una estrategia conjunta empresas-administración. "Hay ejemplos a seguir, como las "planificaciones estratégicas conjuntas que hicieron los Estados Unidos , Chile, Australia o Nueva Zelanda en los 80 y 90 que les ha permitido ser más competitivos ahora", apunta.
En España, "nuestras empresas están muy atomizadas y así se compite con mayor dificultad en un mercado global". Además, "falta conocimiento del producto, información de dónde se hace, de los procesos; e iniciación a los jóvenes en consumos moderados, una mayor presencia en la restauración y a precios más bajos", entre otras particularidades.
También destinar un mayor esfuerzo a innovación e investigación, promoción de interprofesionales y de asociaciones de productores.
Y dos apuntes finales respecto a la falta de comunicación del vino. Raúl Comés asegura que se tiene que dar una mayor visibilidad en las redes sociales, "donde ya tenemos presencia pero son vitales para un buen márketing y posicionamiento de nuestros vinos", ha dicho. Y por otra, el enoturismo, que supone toda una "venta de proximidad". Son dos vías importantísimas en las que prácticamente tanto España como la Comunitat Valenciana tienen un "gran margen de crecimiento y que permiten un mayor conocimiento de nuestros productos".
Y pese al momento crucial, fortalezas y debilidades, Raúl Compés concluye con una alerta: "No podemos dejar que se pierda una cultura, la del vino, que es todo un patrimonio".
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