VALENCIA (EFE). Los acusados en el juicio que se ha iniciado este en Valencia contra una acción de protesta en la central nuclear de Cofrentes en 2011 han declarado que actuaron de forma "individual" y que no siguieron instrucciones ni órdenes de ninguna organización.
Los acusados, dieciséis activistas de Greenpeace y un fotoperiodisa independiente, se enfrentan a dos años y ocho meses de prisión, y multas e indemnizaciones por 360.000 euros, acusados de varios delitos de desórdenes públicos, lesiones y daños.
La acusación la ejercen el Ministerio Fiscal, Iberdrola como empresa propietaria de la central nuclear y los guardias jurados del recinto presentes el 15 de febrero de 2011 en las instalaciones, fecha en la que se produjo la acción que finalizó con una pintada en una de las torres de refrigeración con el lema "Peligro nuclear".
Los acusados han coincidido en que acudieron al lugar convocados por un mensaje de texto (SMS) en sus teléfonos móviles a una protesta contra la energía nuclear, y no por el llamamiento de una organización en concreto.
Han asegurado también que no encontraron ningún impedimento para acceder a las instalaciones, que entraron por los agujeros que había en las vallas, que decidieron hacer la acción de protesta por iniciativa propia y que su actuación fue fruto de la improvisación y no de un plan predeterminado.
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