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VOSSLOH YA ESTUDIÓ LA VENTA DE LA PLANTA EN 2006

La incertidumbre vuelve al taller del hijo del herrero de Alboraia

JOAQUIM CLEMENTE. 04/12/2014 La decisión de la multinacional alemana Vossloh de abandonar la fabricación de trenes vuelve a situar a la histórica planta valenciana ante un futuro incierto

VALENCIA. La fábrica valenciana de locomotoras que puso en marcha en 1891 Miguel Devís parece condenada a vivir sobre el alambre. En sus más de 120 años de historia, la planta que ahora pertenece a la multinacional alemana Vossloh, ha cambiado de manos tantas veces que resulta compliado reconocer en las actuales instalaciones de Albuixech la impronta de aquel taller que Devís, hijo de un herrero de Alboraia, montó inicialmente junto al también valenciano José Noguera y que pronto se convertiría en Construcciones Devís, un negocio de calderería y mantenimiento de trenes que aprovechó el desarrollo del ferrocarril en España para consolidarse como empresa.

Si las primeras décadas de vida de aquella fábrica que se levantó junto a las vías de acceso a la Estació del Nord de Valencia fueron convulsas (durante la Guerra Civil la empresa fue nacionalizada y posteriormente se fusionó con la catalana Material para Ferrocarriles y Construcciones de Barcelona para crear Macosa), las últimas están siendo vertigionosas.

Fue en 1991 cuando la empresa dejó de tener capital español para ser propiedad de una multinacional. La entonces GEC Alstom tomó el 100% del accionariado de Macosa. Lo hizo al amparo del tren de alta velocidad que entonces empezaba a desplegarse en España. La empresa francesa especializó a la planta en bogies (plataformas sobre las que se montan convoyes ferroviarios) y en locomotoras diesel, al tiempo que lideró la fabricación de trenes y tranvias para el metro de Valencia.

La tranquilidad en la que parecía instalada la planta se truncó cuando Alstom tuvo que pedir auxilio al Gobierno francés para evitar la quiebra. Las ayudas públicas que recibió el grupo estaban condicionadas a que realizara desinversiones de su capacidad productiva en el mundo. La planta de Valencia fue una de las elegidas. Corría mayo de 2004.

El proceso de venta se lo llevó la alemana Vossloh, una empresa del sector ferroviario sin presencia en España. El cambio de propiedad se realizó sin grandes traumas para la planta y todo apuntaba a una nueva era de crecimiento. Pero solo dos años después, llegó la primera señal de alarma.

En pleno agosto de 2006, el presidente mundial de Vossloh hizo unas declaraciones en prensa en las que insinuaba que el nuevo plan estratégico de la compañía no contaría con las plantas de fabricación de trenes que tenían en Valencia (con 700 empleados) y en Kiel (Alemania). La razón era que la empresa iba a concentrarse en la fabricación de componentes para la estructura ferroviaria y en su mantenimiento.

Íñigo Parra

ÍÑIGO PARRA SALVA EL PRIMER MATCH BALL

Aquella amenaza no llegó a cumplirse. El primer directivo de Vossloh en Valencia, Íñigo Parra, que ya estaba en la planta con Alstom y había sido nombrado presidente mundial de la división de locomotoras de Vossloh, logró convencer a los alemanes de que había negocio. En esa época, la planta valenciana estaba a plena producción, renovando la totalidad del parque móvil de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, además de algunos contratos internacionales.

Ocho años más tarde de aquel match ball, la situación se ha repetido y esta vez Vossloh no ha cedido en su idea de deshacerse de las plantas de locomotoras y trenes. Aunque la planta valenciana tiene beneficios y una cartera de pedidos importante que garantizan carga de trabajo (en su práctica totalidad para fuera de España), el grupo alemán no considera que deba mantener una división que no forma parte de su negocio esencial.  

La cuestión ahora es saber quién se quedará con la planta. Vossloh se ha marcado el horizonte de 2017 para vender la división "entera o por lotes", es decir, las dos plantas de Albuixech y Kiel juntas o por separado. Y es en este escenario en el que toma cuerpo una solución que ya se barajó en 2004.

SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA UN MBO 

Cuando Alstom puso a la venta Albuixech, Íñigo Parra ya estudio la posibilidad de liderar unmanagement buy out (MBO), es decir, la compra de la empresa por parte del equipo directivo. Aunque finalmente no se llevó a cabo en la forma, el fondo de la operación con Vossloh era prácticamente el mismo. Aunque la inversión la realizó la empresa alemana, todo el negocio y la estrategia se desarrolló desde el despacho de Parra.

Este periódico trato de recabar la opinión del directivo, pero de momento guarda silencio sobre sus intenciones futuras. Fuentes empresariales no descartan que Parra pueda volver a intentar lo que apuntó en 2004, si bien dependerá de las condiciones económicas que reclame Vossloh y de la capacidad del directivo de conseguir financiación. Además, este MBO tendría un handicap frente a procesos similares, y es que la vendedora no da carga de trabajo a la planta. Lo normal en ventas a directivos es que el propietario original se compromete a seguir comprando producto a la planta vendida.

En todo caso, todo está por definir. El plazo de dos años que ha marcado Vossloh es tiempo suficiente para estudiar el mercado y buscar ofertas. Lo que está por ver es la capacidad de la factoría de sobrevivir ese tiempo, otra vez, sobre el alambre. 

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