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VALENCIA.Si estás en la onda emprendedora ya conoces las tres F (Family, friends & fools) y si encima llevas una entre manos y has asistido a algún taller de ventas y orientación al cliente, puede que también hayas escuchado las tres V (vender, vender y vender). Yo he querido unirme a esta moda de siglas para dar a luz a un nuevo concepto relacionado con la creación de tu mínimo equipo viable o las tres H": Hipster, Hunter & Hacker.

Seguro que puedes deducir a quién corresponde cada una de ellas, pero por si acaso, encontrarás unas pistas en los párrafos siguientes.

PRIMERA 'H': EL HIPSTER

Es un inconformista en toda regla. El genio creativo del equipo, programado  casi genéticamente para exprimirse el cerebro buscando la tipografía que mejor encaje en ese fondo azul cyan en honor a Adrian Frutiger. Enamorado de la estética y el diseño, tratará visceralmente de que el producto entre por los ojos de cualquiera y sea casi objeto de adoración a nivel gráfico.

Es la persona encargada de dar identidad de marca a través de los colores corporativos incrustados concienzudamente en cada material de representación, de medir las tangencias y simetrías que se producen en el logo y hablar de las proporciones áureas del mismo con entusiasmo. Sabe manejar el pack Adobe con soltura y conoce las últimas herramientas digitales de diseño. Usuario activo de Instagram y con un actualizado portfolio en Behance.

De la mano del hipster aprenderás el significado de las gracias o serifas, de saber cuántos ppp tiene una imagen y entender cuándo un texto debe ir justificado.

Será la pesadilla de los programadores (ver hacker más adelante) pretendiendo incrustar sus diseños, efectos y transiciones en la home. Se le dirá que no muchas veces por ir en contra de los plazos marcados y alejarse del mínimo producto viable y sentirá que su trabajo no es valorado, que no le entienden, que sus compañeros no perciben la importancia del diseño. Ése es, el perfil hipster del equipo.

SEGUNDA 'H': EL HUNTER

El cazador de oportunidades y visionario en los negocios. Todo un depredador que conoce bien al cliente y que sabrá cómo encontrar aquello por lo que quiera pagar. Probablemente sea ese amigo espabilado del colegio, ése que siempre te daba gato por liebre y encima sacaba mejores notas que tú. Consigue vender hielo en el polo norte y optimizar el tiempo en su agenda para llegar a citarse con clientes y leer entre visitas a Robert Kiyosaki. Sabe sonreír ante las negativas de quien tiene enfrente y consigue dar la vuelta a la negociación más complicada.

Habla de números, de oportunidades e innovación, de networking y redes de contacto y siempre sabe dónde llamar cuando descuelga el teléfono. Asiste con regularidad a los eventos emprendedores y se le conocerá como Gambit (el de los X-Men) entre el resto del equipo por su habilidad para lanzar las tarjetas. Quizás tenga ese aspecto más agresivo, pero conoce sus debilidades y se apoya al 100 % en el resto de su equipo.

El hipster le acusará de "ser un vendido" cada vez que suelte ese "Ya, pero ¿esto es algo que quieran nuestros clientes?", mientras el hacker le eche miradas por encima de las gafas esperando volver a ser objeto de alguna mofa geek.

Será el CEO (o CMO) de la startup con casi total seguridad. Todo un cazador de negocios.

TERCERA 'H': EL HACKER

Es la pieza que le faltaba al puzzle. Programador empedernido y de carácter reflexivo, el hacker se sienta en silencio en las reuniones, observando meditabundo hasta que suelta sus tres lapidarias frases que responden al "cómo lo vamos a hacer", cómo vamos a llevar esa idea o iniciativa a la realidad. Con cierto parecido a MacGyver y con un cuestionable sentido del gusto, es ese tipo que nunca le oirás decir "no se puede hacer" porque es capaz de construir a base de líneas de código las infraestructuras más colosales (digitalmente hablando).

Es un gran poseedor de conocimientos informáticos y sus descubrimientos son siempre vistos con emoción por el resto del equipo. De él dependerán, casi con total seguridad, los plazos con los que saldremos al mercado, pues una gran parte del trabajo "tangible" pasará por sus dedos y la velocidad (y coherencia) con la teclee código.

Se entenderá con el hipster a pesar de sus intentos de meter con calzador esos diseños que el calificará complejos y poco funcionales. Se enojará si lo califican de "pirata informático" aunque probablemente tenga descargadas todas las temporadas de Naruto y en versión original subtitulada.

Conocerás qué es el desarrollo ágil o scrum gracias a él. Además, descubrirás la magia del Github y conseguirá que termines aprendiendo palabras como CMS, JavaScript, y conceptos como < h1 > o servidor. Se convertirá con el tiempo en el CTO de tu empresa.

LAS TRES 'H': EL DREAM TEAM

Y estas 3 H deben catalizarse con dosis importantes de capacidad de escucha, cualidad que deben compartir estos tres. La visión en común hará que caminen hacia el mismo sitio, compartiendo no solo una idea de negocio que pretende llevarse a la realidad (y viabilidad económica), sino valores y principios, ética y moralidad.

Adicionalmente, comentar que un equipo con las 3 H en su equipo fundador será mejor valorado por cualquier inversor, sobre todo si han tenido experiencias emprendedoras previas, tanto exitosas como no. Denotará más fiabilidad y la complementariedad de sus funciones hará que se no se dupliquen capacidades.

¿Flechazos? ¿Compañeros de la universidad? ¿Aquel programador del último networking al que fuiste? Si buscas bien, podrás casi categorizar a los co-founder de la mayoría de startups que conoces en alguno de estos tres sacos  e incluso condecorarlos con más de una H. Hay ejemplos de empresas creadas por un solo fundador, pero sin duda las más exitosas han pasado a la historia de la mano de, al menos, dos fundadores: Google, Apple, Yahoo, HP o Intel.

Las sinergias en las habilidades del hipster, hunter y hacker, metas y pasiones similares serán el motor de la futura empresa. Hipster, Hunter y Hacker son una combinación imbatible que pone en evidencia que "el tamaño no importa", un tridente humilde capaz de asumir retos, compartir penas y vivir alegrías, pues la palabra "socios" recorrerá sus venas mientras visualizan el éxito en los ojos del resto.

Porque al igual que la vida, compartidos, los negocios saben mejor.