VALENCIA. Ser solidario diariamente no supone demasiado sacrificio ni coste, sin embargo no todo el mundo llamaría a una ONG con el fin de realizar donaciones. A partir de ahí, ¿cómo agilizar estas acciones? Involucrando a las empresas. Esto es lo que propone la empresa valenciana Felidarity, impulsada por Roberto Ballester, quien ha sido gerente durante casi 14 años en la Fundación Étnor donde se ha dedicado a la implantación de valores intangibles sobre la ética empresarial.
Licenciado en filosofía, lleva diez años formándose en la gestión de organizaciones en Esade, y en marzo decidió empezar un nuevo proyecto en el que complementar su interés por la empresas, las personas y las ONG. "Nuestra misión es generar relaciones emocionales positivas incorporando la solidaridad en el día a día mediante pequeños gestos", explica Ballester. Con este eje, están desarrollando productos que les permita concretar esta idea en el ámbito empresarial.
El primero es una gama de producto bajo el concepto del redondeo con el que la intención es realizar el redondeo a pequeñas cantidades de dinero que permitan destinarse a proyectos solidarios. Este redondeo puede ser aplicado al ticket de la compra en la gran distribución. "Cadenas de ropa o grandes supermercados donde vayas a pagar 9,95 euros y esos cinco céntimos vayan a proyectos solidarios", explica Ballester. "Por ejemplo, mi madre no se apuntaría a una ONG pero no le importaría dar 20 céntimos de la compra a un proyecto solidario".
Este mismo concepto sería aplicado a las nóminas de trabajadores en una empresa. "Ya hay empresas que lo están haciendo pero no tiene demasiado éxito y no se le saca todo el jugo", destaca. La razón es que necesitan a alguien que les aporte valor y esto lo ofrece Felideraty con su paquete, en el que ofrece toda la comunicación a los trabajadores, la búsqueda de los proyectos a invertir y crean un clima de organización ética y social. "No solo coges el dinero y te lo doy para una ONG sino que además creo una cultura empresarial", destaca.
El tercero es redondear un nuevo producto que lanza una marca y vincularlo a un concepto de solidaridad. "Hay empresas que lo han intentado hacer pero no han conseguido comunicarlo bien, ni han hacerlo", destaca. "Nosotros vamos a montar todo el servicio, desde la comunicación a la generación de contenidos". Por ejemplo, recuerda cuando Apple puso en marcha un campaña de venta de fundas de color rojo de las que parte del dinero iba destinado a la lucha contra el sida en África.
Esto es solo el principio ya que siguen desarrollando otros proyectos de futuro aunque partiendo desde la misma misión. "Es una manera de inyectar más dinero a las ONG y vamos a sumar", apunta Ballester. "En la gama de redondeo nuestra operativa es cerrar acuerdos con las ONG, que son nuestras proveedoras de proyectos", apunta. A partir de ahí desarrollarán una plataforma web, una aplicación y soportes publicitarios para informar sobre la iniciativa.
LOS CLIENTES PODRÁN ELEGIR A DÓNDE VA SU APORTACIÓN
"También tenemos en mente que la gente pueda elegir a qué proyectos va su aportación y en la página web los clientes podrán elegir a qué proyecto irá destinada la recaudación de la tienda", destaca el impulsor de Felidarity. Además, en un futuro su intención es territorializarlo por ciudades y que distintas tientas de una misma cadena puedan selecciona proyectos diferentes vinculados a su zona. "No va a ser la salida pero incluso queremos que las personas puedan proponer proyectos".
Esa gama de producto tiene la vocación de convertirse en la comunidad de referencia para la información, elección y financiación de proyectos solidarios. Su modelo de negocio pasa por paquetizar el servicio que al aportar valor a la empresa pagará por ello. Además, la empresa se quedará un pequeño porcentaje, entre un 2 y un 3%, de las donaciones. "Sabemos que va a ser algo difícil de comunicar el concepto de Felidarity como empresa, pero nos negamos a decir que ética y empresa no pueden ir juntos", apunta.
"Con muchas personas que hablamos si no les decimos que somos una empresa piensan que somos una ONG", destaca Ballester. "Lo que nos impulsa es ‘ayudar a los demás te hace vivir mejor'". Para ellos la solidaridad es la palanca para cambiar el panorama actual y eso les han llevado a transformarla en empresa. De hecho, tienen su foco en el modelo de compañía ‘B Corp' extendidas en Estados Unidos, cuyo desempeño tiene un impacto social y ecológico y son una muestra de transparencia y responsabilidad en sus actividades diarias.
"Lo que tenemos claro en nuestra manera de hacer las cosas es que la ética tiene una presencia fundamental", apunta Ballester. También apunta a la ética como estrategia empresarial a medio y largo plazo. "No es una perspectiva naif de la ética, sino que la apuesta ética de una empresa es estratégica y vital". "La ética es rentable y ser éticos es rentable". Insiste en que el mercado tenderá a premiar a las buenas empresas y no a las inmorales.
Ballester, quien también participa en la aceleradora de empresas sociales Socialnest, critica que no exista un concepto de empresa social en España y todas tengas que convertirse en Sociedades Limitadas o cooperativas. "Son productos con alto impacto social y no nos importa comprometernos con unas determinadas normas. "Habrá que darle una respuesta a los emprendedores sociales ya que hay tendencias que van a ser imparables". Ballester, quien también es presidente de Fairtrade Ibérica, dedicada al comercio justo, destaca que la empresa ha pasado de facturar seis millones a 30.
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