VALENCIA. "El verano más negro", "una catástrofe mediambiental", "pasarán generaciones antes de que volvamos a ver el monte como estaba", "era el pulmón verde de Valencia...". Éstas y otras expresiones se oyeron en boca de los vecinos y de las autoridades a finales de junio de 2012 al referirse al incendio forestal que arrasó 48.000 hectáreas forestales de los municipios de Cortes de Pallás y Andilla (entre otras localidades).
Han pasado más de dos años desde estos hechos y por estos días la empresa Monroyo Industrial (de Teruel), propiedad de Alberto Centelles y con una facturación anual el pasado año de un millón de euros, está concluyendo los trabajos de retirada de la madera quemada en el municipio de Andilla (en el interior de la provincia de Valencia).
Según han informado fuentes de Monroyo a Valenciaplaza.com en total se habrán extraído 60.000 toneladas de madera quemada, después de un año y siete meses de jornadas completas de trabajo, a cargo de entre 10 y 30 operarios, con 10 camiones móviles de gran tonelaje y 90 metros cúbicos de capacidad.
El técnico de la empresa, Josep Grifols, ha explicado que "ha sido un proceso costoso, porque el término municipal es bastante inaccesible, aunque finalmente se ha podido retirar más madera de la inicialmente prevista, incluso en puntos muy abruptos".
El alcalde de Andilla, Jesús Ruiz, ha recordado que se quemaron 6.000 hectáreas de un total de 14.200 que componen su geografía y ha manifestado que los vecinos están muy satisfechos con la retirada de la madera. "La gente que vive todo el año allí quería que la quitáramos", ha apuntado el primer edil, y ha añadido que "después de escuchar a los más mayores no podíamos volver a repetir el error que se cometió con los incendios de 1993, en los que no se hizo nada, y hoy ves esa zona y es un auténtico combustible acumulado de maleza, intransitable incluso para los propios animales". Ruiz ha subrallado que para los vecinos "era traumático" ver toda esa superficie carbonizada, aunque reconoce que su retirada no ha sido fácil.
Hubo un concurso público que quedó desierto y finalmente la empresa de Teruel accedió a llevar a cabo dichos trabajos, "a coste cero", han insistido desde Monroyo.
Pero esta afirmación contrasta con la realidad. Por una parte, la firma ha ofrecido al municipio los 5 euros por tonelada retirada que marca la legislación. Es decir, unos 300.000 euros que el consistorio ha destinado a reparar caminos rurales, reformar dos corrales en pleno monte, restaurar un cortafuegos y reparar fajinas (especie de margen con árboles) para frenar posibles escorrentías. Y, por otra, Monroyo ha podido cerrar un acuerdo de venta de la madera quemada que, según fuentes de toda solvencia, le supondrá entre 35 y 45 euros por tonelada, o sea, entre 2,1 y 2,7 millones de euros.
La operación de retirada ha consistido en la tala del pino quemado con maquinaria de última generación, con autocargadoras forestales que transportaban el material a pie de camino donde aguardaban procesadoras que astillaban toda la madera para depositarla en camiones. Estos, finalmente, transportaban la carga al Puerto de Sagunto, donde la embarcaban con destino a Italia, donse se ubica la empresa compradora la cual ha podido adquirir una biomasa considerada de consumo limpio para generar derechos de emisión ante sus elevadas tasas de emisión de CO2.
La paradoja de toda esta operación (completamente legal y supervisada en todo momento por técnicos de Conselleria, Ayuntamiento y empresa) es que el alcalde de Andilla ha confirmado a este diario digital que antes de adjudicar los trabajos a Monroyo trataron de encontrar comprador en España y en la Comunidad Valenciana para esa madera quemada. Y no lo encontraron.
Que cuenten también como arrasaron pequeñas zonas verdes que se salvaron del fuego en medio de laderas ya quemadas.
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