VALENCIA. Han pasado ocho años desde que apareció publicada Africanus. El hijo del cónsul en Velecío Editores. Cinco novelas, un ensayo, un libro de relatos y más de un millón de ejemplares vendidos después, Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se ha convertido en el último fenómeno literario y comercial. En un momento en el que prima la novela negra o triunfan fenómenos como el porno-para-mamás de Sombras de Grey, Posteguillo ha conseguido abrirse un hueco indiscutible en el mercado editorial con sus libros sobre la antigua Roma protagonizados por héroes masculinos, a contra corriente de cualquier moda.
Por si fuera poco, sus obras son largas ("anda que no me ha costado eso con las editoriales", comenta), más de 1.000 páginas en los dos últimos ejemplares de su trilogía sobre Trajano, Los asesinos del emperador y Circo máximo, llenas de datos, notas a pie de página y mapas. Si alguien propusiera a un escritor como él en una reunión de estrategias de mercado sería tachado de insensato. Y es que Posteguillo es cualquier cosa menos marketing.
El escritor valenciano y profesor de la Universitat Jaume I de Castellón ha tenido a su lado el apoyo de sus fieles lectores, son legión, que le han aupado a lo más alto de todas las listas, y el respeto que se ha ido ganando de parte de la crítica, que ha ido de la suspicacia al reconocimiento. Los premios se le acumulan y, aunque algunos como el de las Letras Valencianas que recibió en 2010 pudieron parecer prematuros, demuestra a cada día que pasa que quienes apostaron por él dieron en la diana.
La semana pasada el reconocimiento le llegó desde Barcelona, cuando se oficializó que el Instituto de Cultura le concedía por unanimidad el II Premio Internacional de Novela Histórica Barcino por el conjunto de su obra, un galardón que se le entregará a lo largo de la segunda edición del encuentro Barcelona Novel·la Històrica que tendrá lugar del 17 al 22 de noviembre, en un acto en el Saló de Cent del Ayuntamiento.
Además de ser profesor titular de lengua y literatura inglesa, Posteguillo es doctor europeo por la Universitat de València; estudió literatura creativa en Estados Unidos, y lingüística y traducción en Reino Unido. Ahora está a la espera de que Mediapro realice la adaptación de la trilogía de Escipión con la que se dio a conocer. Será el aldabonazo definitivo que le consagrara como uno de los autores más relevantes de este arranque de siglo.
PERSEVERANCIA Y FE EN UNO MISMO
El camino de Posteguillo ha sido cualquier cosa menos sencillo. Como cualquier escritor que se precie, podría llenar un cajón con las cartas de rechazo que recibió en sus primeros años. "Llevo escribiendo novelas desde los 20. Tuve una primera fase entre los 20 y 23 años que escribí dos y las envíe a todo el mundo, incluida Planeta [su actual editorial]".
Los argumentos de estos sus dos primeros libros sorprenderán a sus seguidores. En uno narraba un intento de atentado de la extrema derecha al príncipe Felipe, ahora rey, mientras estaba en la universidad, contado todo desde el punto de vista de un guardaespaldas. El otro era erótico "y con sado maso y de todo", bromea. "Ahora sí que me la habrían aprovechado", ironiza con relación al fenómeno Sombras de Grey.
"No hubo manera de sacar nada de todo eso". Las dos novelas fueron rechazadas. Admite que quizás les faltaba "madera" pero cree que "no estaban mal". No se desanimó. En lugar de echarle la culpa a nadie se centró en su carrera universitaria. "Que me llamen pedestre pero yo quería casarme, tener una familia, que pudiera comer todos los días de caliente, esas cosas, incluso ir al cine, lo normal...", ríe. "Y eso requería un sueldo", agrega. "Saqué mi tesis, logré mi plaza...".
‘AFRICANUS' LA ESCRIBIÓ COMO QUERÍA
Ya como profesor titular de lengua y literatura inglesa de la Jaume I, pasada la treintena, retomó su vocación de novelista. Tenía ya un bagaje intelectual y personal mayor que incluía descendencia y escribió a su aire lo que le apetecía. Fue así como nació Africanus, el hijo del cónsul, su biografía de Publio Cornelio Escipión, el Africano.
"Iba a hacer una sola novela de Escipión pero vi que se me iba de madre completamente. Tenía Escipión 17 años y ya llevaba 500 páginas. Me dije: ‘Esto es un desastre'", ríe. "A las 700 páginas o así paré y pensé: ‘Bueno, que sea sólo sobre la juventud y ya haré otras sobre la época adulta y la caída. Primero voy a ver si alguien quiere esta primera porque si no la quiere nadie, ¿para qué voy a hacer las demás?". "Puede que las hubiera hecho de todos modos", conviene, "porque estaba muy metido en el personaje", pero no habría sido su prioridad.
Africanus fue rechazada por 17 editoriales. Finalmente la publicó la ahora desaparecida Velecío Editores. "Me la quisieron acortar", recuerda, pero se negó. Cobró por ella 600 euros. Se vendieron 1.500 ejemplares. Con el acuerdo ya cerrado le llamaron de Ediciones B. "Nunca me dijeron que ‘no' a Africanus pero cuando se decidieron habían pasado ocho meses", ríe. "Cuando hablamos les expliqué que ya había firmado [con Velecío]". Llegaban tarde. Aún así en Ediciones B querían contar con él y le pidieron que cuando acabara su siguiente novela se la enviara.
"YA QUE NO INVERTIMOS EN BOLSA..."
Una vez terminó la segunda parte de su trilogía sobre Escipión, Las legiones malditas, Posteguillo hizo tal y como habían acordado y la envió a Ediciones B. "Les encantó. Hicimos un contrato y me preguntaron: ‘Oye, ¿y la primera?'. ‘Tengo un contrato con el anterior editor', les dije". Quedaron en que intentaría hablar con él para poder publicarlas juntas.
Su primer editor le pidió 6.000 euros si quería recuperar los derechos. "Le tuve que pagar 10 veces más de lo que él me había pagado. Y 6.000 euros en 2008 para mí era un pico. Me dolía. Me senté con mi mujer a hablarlo. Ahí tengo que agradecer el apoyo de mi mujer. Decidimos que ya que no invertíamos en Bolsa, invertiríamos en algo que hacía yo", recuerda. La jugada le salió bien. Sólo de Africanus se vendieron 200.000 ejemplares. Las legiones malditas también arrasó. Después llegaría La traición de Roma, la novela con la que cerraba una trilogía que rompió la baraja.
Sus fans se multiplicaron. Entre ellos, algunos tan sorprendentes como el ex presidente de la Generalitat Francisco Camps, quien promovió que se le concediera el Premio de las Letras de la Generalitat con tan solo cuatro novelas, algo que no sentó del todo bien entre algunos escritores. Una pasión, la de Camps, que éste le transmitió en persona durante una visita a su universidad. En aquella ocasión el entonces jefe del Consell reclamó en varias ocasiones que quería conocerle.
A Posteguillo le sorprendía esa devoción pero la aceptaba con naturalidad. "A veces me han preguntado con retranca qué es lo que creo yo que le gustaba a Camps de mis libros y yo siempre digo lo mismo: que le entretenían", comenta. Obviamente, entre sus seguidores hay personas de todo "orden y condición", dice. Entre ellos, su ex rector entre 2001 y 2010, Francisco Toledo, actualmente portavoz adjunto del PSPV en Les Corts Valencianes.
CRECER CON TRAJANO, DESDE EL ‘OJO DE ÁGUILA'
El doble giro mortal con redoble de tambor llegó con su segunda trilogía. Posteguillo, que adora Roma y todo lo relacionado con el Imperio Romano desde que de pequeño conoció la Ciudad Eterna, volvió a esta época de la historia, si bien se centró en esta ocasión en uno de los grandes emperadores de origen hispano, Trajano. Y lo hizo con nueva editorial, Planeta.
Para ello reincidió en su técnica narrativa próxima al Nuevo Periodismo, que aboga más por mostrar al personaje por lo que hace que mediante largos parlamentos. "No soy de escribir: ‘Perversamente miró a aquel inocente y le condenó injustamente', con tres juicios de valor metidos en la misma frase para que el lector no se te pierda", ríe.
"Me gusta escribir con el camera-eye que dicen los americanos, y con el ojo de águila literario simplemente mostrar movimientos o acciones. A mí me gusta hacerlo así y yo creo que, como decía Hemingway en su teoría del iceberg, funciona mejor no contarlo todo sino sólo un poco y que el lector suponga lo que no hay narrado", señala.
Pero volver a la misma época y proseguir con el mismo estilo no significa que se acomodase. Posteguillo intenta que cada narración suya sea diferente a la anterior para motivarse. "En mis planteamientos intento no ponerme límites; esto me lleva a meterme en jardines más complicados, busco elementos diferentes".
Un ejemplo. "En la tercera novela de Trajano él va a invadir Partia. Podría haberme limitado a contar esto pero quería que fuera diferente, que diera igual que publicaran 28 novelas sobre esta campaña", explica. ¿Cuál ha sido su solución? Ampliar la perspectiva. "Cuando Roma invade Partia el mundo está dividido en cuatro imperios: Roma, Partia, Kushán [en la India] y Han [en China]. Y pensé: ‘Mientras estos dos imperios se están peleando, los otros dos imperios ¿se enteran?'. Sí porque estaba el cordón umbilical de la Ruta de la Seda. Busqué: ¿Hay textos que digan lo que piensan? Los hay. ¿Acudieron mensajeros de estos dos imperios? Sí. ¿Lo contamos?".
RELLENANDO LOS HUECOS DE LA HISTORIA CON MICROHISTORIA
Uno de sus puntos fuertes es la documentación, a la que dedica un año antes de ponerse a escribirse. No sólo acude a bibliotecas; también viaja a los lugares donde transcurren sus novelas. Lo hace no sólo por rigor histórico, sino también como un ardid literario porque, admite, le sirve para ambientar sus libros de una forma más efectiva, empleando por ejemplo unidades de medida y términos romanos. "Si yo creyera que va reñido con lo literario lo quitaría, pero es que creo que le aporta", insiste.
Su rigurosidad le obliga a mantener un difícil equilibrio entre el entretenimiento, el espectáculo puro y duro, y la ciencia. Además, hace que sus libros sean, reconoce, "difíciles de editar", al incluir mapas y grafías antiguas en desuso. "Tengo la enorme fortuna de que mi editora, Purificación Plaza, me apoya y entiende que mis novelas son así y se lo cree. Pero, eso sí, me pide una y mil veces es que se las vaya mandando por partes para que puedan ir trabajando con ellas", ríe. "Y en eso no la puedo criticar", asiente.
Con todo, su rigor no es cerrazón. Más bien al contrario, le gusta llevar a los lectores a lugares y hechos que no tienen cabida en los libros de Historia pero que son bastante verosímiles. Un buen ejemplo de ello sería la presencia de Plauto en su trilogía sobre Escipión. "No está escrito que se conocieran pero es que estaban allí", se justifica.
En su próxima entrega de la trilogía sobre Trajano avanza que el lector se encontrará a Plutarco. "Cuando Trajano está en Atenas le llamará. ¿Por qué? Porque [Plutarco] estaba en Delfos. ¿Y de qué puede hablar el emperador Trajano con un sacerdote de Delfos? Del oráculo". No es el único cruce de personajes históricos. También se podrá ver por las páginas de este tercer libro a Apolodoro, con quien el emperador mantendrá una conversación dentro de la columna trajana, subiendo sus 189 escalones.
AMOR A LA LITERATURA
Pero, sobre todo, Posteguillo es lo que es por su devoción a la Literatura, con mayúscula. Una pasión que se ha traducido en su último libro, que viene gestando desde hace tres años. No es la primera vez que publica un trabajo de este tipo, su ensayo divulgativo La noche en que Frankenstein leyó el Quijote fue toda una declaración de intenciones, pero este La sangre de los libros (editorial Planeta) tiene otras connotaciones.
Fue en 2011 cuando comenzó a publicar en Las Provincias una serie sobre escritores ("5.800 caracteres con espacio") que ahora ha podido transformar en los relatos que componen este volumen, cuentos que ha labrado con la paciencia de un orfebre; y es que, como él mismo dice, es más fácil proporcionalmente escribir las páginas de un libro largo que de un relato.
El volumen se ha estructurado de forma científica de tal forma que "es un repaso de la Historia de la Literatura desde Cicerón hasta Isaac Asimov partiendo de dos premisas: Que sean autores que me gustan y que sean autores que sean canónicos o que yo considere que deben serlo, como por ejemplo Emilio Salgari", de tal forma que recorriéndolo un lector puede hacerse una idea de cuáles son sus querencias.
Junto a esto, merece resaltarse la heterogeneidad de la selección, que incluye autores y autoras de todos los géneros y tradiciones, una diversidad que evidencia que una de las claves esenciales de Posteguillo es su falta de prejuicios. Todo ello hace de La sangre de los libros un auténtico paseo por el amor y la Literatura de su mano, lo más parecido recorrer con él su biblioteca e ir a las raíces de este fenómeno, que tiene descolocado a los gurús del mercado editorial, y que va a seguir dando mucho de que hablar.
Si estoy de Acuerdo,Posteguillo es un fenomeno literario,que Por su simplesa y vision hacen la obra magnificente.Me gustaria ver sus novelas primeras edittadas,policiaca y erotica,se que son muy buenas sin leerlas,Por que es un caballero de Blanca armature.Felicidades
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