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VALENCIA. El uso indiscriminado e irregular de los fondos de la caja fija de la Generalitat Valenciana se concentró durante años en los hospitales. Según ha podido saber ValenciaPlaza.com, los centros sanitarios recurrieron a esta vía de liquidez extraordinaria para paliar la falta recurrente de fondos que les obligaba a comprar elementos de primera necesidad quirúrgica, medicamentos o incluso a pagar reformas enteras de edificios sin tener dotación presupuestaria.
Estos gastos son los que generaron durante años las conocidas como facturas en el cajón, una expresión con la que se bautizaron los gastos que no tenían respaldo presupuestario en los que incurrían fundamentalmente los hospitales ante la imposibilidad de prestar sus servicios con normalidad. Esta forma de gastar sin estar previsto está siendo investigada por la Comisión Europea.
Bruselas abrió un expediente a la Generalitat Valenciana tras comprobar que durante años ocultó gastos con esta fórmula, lo que distorsionó la veracidad de los datos de déficit de la comunidad autónoma y, por tanto, de España. En la investigación, que está en curso, se estudia si la ocultación de estas facturas se hizo de forma deliberada.
La operativa con la caja fija de la Generalitat está en el punto de mira después de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana haya condenado al Consell a entregar a la oposición todas las facturas pagadas por esta vía entre los años 2006 y la actualidad. Tal y como adelantó ValenciaPlaza.com el pasado sábado, por este mecanismo previsto para pequeños gastos imprevistos se abonaron más de 1.152 millones de euros, llegando en el ejercicio de 2008 a pagarse más de medio millón de euros al día por las distintas cajas fijas de la Generalitat.
TRAMPEANDO ANTE EL DESCONTROL PRESUPUESTARIO
Al margen de las sospechas que cunden sobre el uso de la caja fija para gastos impropios de la administración autonómica, el grueso del gasto que se realizó durante ese periodo se concentró en Sanidad. Tal y como consta en los distintos informes de fiscalización realizados por la Sindicatura de Comptes, los hospitales, que disponen cada uno de una caja fija propia, optaron por utilizar ese dinero para atender gastos ordinarios, algo que no está permitido.
En el ejercicio de 2006 la Sindicatura de Comptes puso de manifiesto que siete hospitales públicos analizados utilizaron de forma masiva la caja fija para pagar gastos ordinarios. El caso más llamativo fue el de Gandia, que llegó a pagar por este sistema el equivalente al 35% de los gasos del capítulo II de su presupuestos.
Precisamente el decreto que regula el uso de la caja fija señala que en ningún caso la cantidad económica destinada a este fin puede superar el 12% del presupuesto de gastos ordinarios. En la Comunitat Valenciana este techo es el más alto de España, junto a otras autonomías, después de que la Generalitat lo aumentara desde el 7% en la época de Eduardo Zaplana en la presidencia y José Luis Olivas en la conselleria de Hacienda.
El hospital de Elda echó mano de la caja única para pagar el equivalente al 30,6% de sus gastos ordinarios, el de Orihuela el 20,3%, el de Xàtiva el 10,9%, el de Vila-real el 8,2%, el de Vinaròs el 12,5% y el Clínico de Valencia el 17,5%. Con ese dinero se pagaron, por ejemplo, medicamentos comprados de forma masiva aunque troceando las facturas para que no superaran los 18.000 euros (tres millones de pesetas en el origen) que marca como límite lo que se puede pagar por caja fija.
La cuestión es que el presupuesto asignado anualmente para cada centro por parte de la Conselleria de Sanidad es manifiestamente insuficiente para el gasto ordinario. Las necesidades adicionales se adquirían sin respaldo en las cuentas y se amontonaban hasta que hubiera dinero para pagar las facturas. Cuando llegaba primeros de año, los hospitales recibían el nuevo dinero del presupuesto en algunos casos se gastaba casi íntegramente en pagar las facturas antiguas, con lo que los nuevos gastos del año se tenían que afrontar con la caja fija.
Un año se lllegó al punto de que un hospital, el de Gandia, reformó dos plantas enteras del edificio con cargo a la caja fija, algo que es completamente irregular. Todos estos abonos se hicieron con el conocimiento del Consell, que autorizaba de hecho una práctica ilícita, tal y como denunció en sus informes la Sindicatura de Comptes.
Esta práctica, que en el fondo lo que escondía era una falta endémica de fondos para el gasto corriente de la sanidad pública y el consiguiente descontrol en los abonos al realizarse fuera de los presupuestos, engrosó la pelota de la caja fija durante una década. En los últimos dos años, según fuentes de la Administración, se ha disminuido el recurso a los pagos fuera de presupuesto.
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