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OPINIÓN

Alicia o por qué correr más rápido

RAFAEL A. ROS *. 03/10/2014 "Desinvertir en los institutos tecnológicos es poner en riesgo la viabilidad de nuestra economía..."

VALENCIA. La hipótesis de la Reina Roja, basada en el famoso libro de Lewis Carrol Alicia a través del espejo, se suele aplicar a procesos evolutivos y competitivos. Se fundamenta en el hecho lógico de que, cuando todos están corriendo, toca correr más rápido para no quedarse descolgado.

Es una teoría que tiene pleno sentido en el campo de la investigación y el desarrollo, pudiendo aplicarse a las comparativas del gasto en innovación frente al PIB de diferentes regiones y países. No basta con estar en la media. Cuando se trata de la competitividad de un país, convendría ser mejor que los demás, correr más deprisa. De lo contrario, no sólo no mejorará nuestra situación, sino que ésta empeorará cuanto más tiempo pase.

Los datos, sin embargo, se encargan de recordarnos que en este país debemos seguir trabajando por demostrar lo evidente. En el mes de julio, la Fundación Cotec publicaba su informe anual, confirmando que España ha disminuido un 4,2% su gasto en I+D desde el inicio de la crisis en 2008. Además, y volviendo a la Reina Roja, comparando nuestros datos con los de los cinco grandes, es decir, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Polonia (países, junto con España, con el mayor número de habitantes de la UE), resulta que en el mismo periodo su gasto se incrementó en un 16,4%. Es decir, que mientras unos echan el freno, otros pisan el acelerador.

Si ponemos el foco en nuestra región, comprobamos que desde hace años la situación de la Comunidad Valenciana en términos de gasto en I+D+i relativo al PIB está por debajo de la media española, tanto por la participación del sector privado como por el gasto público en actividades de I+D+i. Por eso conviene analizar en detalle cómo han evolucionado las ayudas públicas a la innovación empresarial en los últimos años.

Los datos son demoledores. El presupuesto destinado por la Generalitat Valenciana a través del IVACE a la innovación de las empresas sigue disminuyendo desde 2010. En dicho ejercicio éste ascendió a más de 46 millones de euros, cantidad que se ha visto reducida en un 63% hasta los 17 millones de euros que el IVACE pone a disposición de nuestras empresas en 2014. Y eso sin contar con que, en 2014, el presupuesto se ha concedido mayoritariamente a través de préstamos a las empresas y no de subvenciones, tal y como ocurría en el pasado, lo que supone un nuevo obstáculo para nuestras microempresas y pymes.

Cae el presupuesto y también cae la ejecución del mismo, sin duda como consecuencia de factores diversos, entre los que la morosidad en los pagos por parte de la Administración no ha ayudado. Según sus propios datos, en 2010 el IVACE concedió 2.650 ayudas a empresas, frente a 193 ayudas en el año 2012. Los números son así de duros.

La desinversión en el sistema regional de innovación también afecta a los agentes intermedios como los Institutos Tecnológicos. A pesar de que diversos informes avalan la eficacia de su labor y su impacto positivo en los resultados de las empresas con las que colaboran, los Centros han visto recortado su presupuesto en más de un 56% entre 2010 y 2014. Tal y como denunciamos en un comunicado conjunto todos los Presidentes de los Institutos miembros de REDIT, esta disminución del apoyo público, unida a la caída del gasto en innovación de las empresas, repercute en los indicadores de la red.

El dato que a mi juicio es más alarmante es el relativo al personal: 385 profesionales han dejado de trabajar en los centros en los últimos cuatro años y, con ellos, son miles y miles de horas de conocimiento acumulado (cuya cualificación, por cierto, ha supuesto una elevada inversión pública) las que dejan el sistema valenciano de innovación.

Nuestros institutos son la referencia para la innovación de miles de empresas cada año. En 2013 dieron servicio a 11.500 empresas clientes y 5.600 empresas asociadas, en su mayoría pymes, que necesitan de estos agentes para llevar a cabo sus proyectos de innovación, mejora de procesos o desarrollo de producto. También les apoyan con servicios tecnológicos y con una oferta formativa especializada y flexible. Desinvertir en los centros es poner en riesgo la viabilidad de un elemento clave para el desarrollo presente y futuro de nuestras empresas y, por tanto, de nuestra economía.

Ojalá sepamos entenderlo, tal y como hizo Alicia cuando se lo explicó la Reina Roja.

-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante-, cuando se corre tan rápido y durante tanto tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...

-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto uno pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte, hay que correr por lo menos dos veces más rápido.

Me temo que, si queremos mejorar la situación y empezar a construir la famosa economía del conocimiento, deberíamos ponernos a correr muy deprisa y de forma inmediata.
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* Rafael A. Ros es presidente de AIDO
y vicepresidente de Redit

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