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BRASILIA (EFECOM). El dato figura en el informe de ingresos y gastos primarios del cuarto bimestre de 2014 elaborado por el Ministerio de Planificación, que mantuvo estable su previsión para la inflación este año en un 6,20 %.

La previsión de crecimiento del Gobierno es superior a la del mercado financiero, que sitúa el crecimiento de la economía del país en el 0,30 %, según un boletín semanal elaborado por el Banco Central con encuestas a un centenar de analistas de bancos.

A pesar del menor crecimiento, el Gobierno mantuvo su meta de ahorro del 1,9 % del Producto Interior Bruto (PIB) para el pago de los intereses de la deuda, lo que supone cerca de 9.891 millones de reales (unos 4.138 millones de dólares).

Debido a la desaceleración de la economía, cayó la recaudación de "prácticamente todos" los tributos, con lo que los ingresos del Estado disminuyeron en 10.541,2 millones de reales (unos 4.410 millones de dólares) con respecto al último cálculo, de hace dos meses.

Para compensar el descenso de ingresos, el Gobierno prevé hacer un ahorro adicional de 7.041,2 millones de reales (2.946 millones de dólares aproximadamente) en varios capítulos.

Los 3.500 millones de reales restantes (1.464 millones de dólares), necesarios para equilibrar las cuentas, fueron extraídos del fondo soberano, que fue creado en 2008 para servir de colchón en las épocas de crisis. La economía brasileña creció un 7,5 % en 2010, avanzó un 2,7 % en 2011, el 1 % en 2012 y un 2,3 % en 2013.

Según datos oficiales, en el segundo trimestre de este año se contrajo un 0,6 %, con lo que acumuló dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo y entró en lo que los expertos califican de "recesión técnica".

Sin embargo, un informe divulgado hace diez días por el Banco Central indicó que el Índice de Actividad Económica (IBC-Br), que es considerado una medición previa del producto interior bruto (PIB), creció el 1,5 % en julio pasado frente al mes inmediatamente anterior, lo que augura una tímida recuperación para los próximos meses.

Brasil está actualmente en plena campaña para las elecciones del 5 de octubre próximo, para las que todas las encuestas de opinión pronostican una reñido pleito entre la presidenta y aspirante a la reelección, Dilma Rousseff, y la ecologista Marina Silva.

El bajo crecimiento de los últimos años es uno los flancos más explotado por Silva, que lo atribuye a la gestión económica de Rousseff, mientras que la mandataria sostiene que responde a los impactos de la crisis mundial sobre la economía nacional.