VALENCIA. La ampliación de Feria Valencia se aprobó por el patronato de Feria Valencia en 2001 aunque sufrió modificaciones tres años después. El proyecto inicialmente se valoró en 325 millones de euros, pese a que acabó costando 587 millones.
Para afrontar aquel proyecto la institución ferial y la Generalitat Valenciana firmaron un convenio de colaboración que suponía, de facto, el aval del Gobierno valenciano a los préstamos y a una emisión de obligaciones que firmó Feria Valencia para obtener la liquidez necesaria. Es decir, si no podía pagarlo la feria, como ya se preveía que ocurriera al menos parcialmente, los intereses y las amortizaciones de capital las pagaría la Generalitat.
Aquel convenio incluía el control de las inversiones mediante una comisión mixta de seguimiento que estaba formada por dos representantes de la Generalitat, el presidente de Feria Valencia y la directora general. Ese órgano de control y supervisión debía reunirse al menos una vez cada trimestre. Pero tal y como desvela el informe que ha realizado la Intervención de la Generalitat solo lo hizo una vez.
Esta falta de control evitó que se cumplieran las exigencias que se incluyeron en el convenio marco, especialmente las vinculadas a la racionalidad del gasto y la comprobación material de la inversión (que no se hizo y que ahora, con el informe, ha desvelado hasta facturas falsas) así como a la buena gestión de la entidad, hecho esencial, ya que de sus buenos resultados dependía que la Generalitat tuviera o no que pagar como avalista. En ambos casos el informe del interventor se muestra especialmente crítico.
De hecho, la Intervención realiza una exhaustiva comparativa entre Feria Valencia y la Institución Ferial de Madrid (Ifema) y constata que los gastos de personal y de funcionamiento son proporcionalmente mucho mayores en el caso del recinto valenciano que en el madrileño. Además, señala que el negocio de Feria Valencia se ha deteriorado de manera alarmante durante la última década, con lo que directamente pone en duda la idoneidad de una inversión multimillonaria como la realizada.
Tras realizar varias comparaciones entre las instalaciones de los dos recintos, el volumen de negocio, la superficie facturada y los resultados en el periodo 2008-2011, la Intervención llega a la conclusión de que "la desproporción del plan de modernización [de Feria Valencia] se ve ratificada tras la comparación con Ifema puesto que esta feria con una inversión inferior en más del 53% se ha visto afectada por la crisis en menor medida de lo que lo ha hecho Feria Valencia".
FALTA DE COLABORACIÓN DE FERIA VALENCIA
De igual forma, el informe de la Intervención critica la negativa de Feria Valencia a ser fiscalizada por la Sindicatura de Comptes. La institución ferial siempre ha defendido que no es una entidad pública y que, por tanto, no depende de la Generalitat, pero la Intervención desmonta esa coartada citando resoluciones del Tribunal de Cuentas y lamenta la opacidad y falta de controles externos que han permitido que se halla llegado a una situación que va a ser especialmente gravosa para las arcas de la Generalitat Valenciana.
Me parece que mas de un mandatario encargado en esa epoca de la ampliacion de Feria Valencia, se hicieron unas reformas estupendas en sus casas a costa del la obra. Ese puede ser uno de los agujeros negros en sobrecostes.
El coste de Feria Valencia por m2 es la mitad que Feria Madrid.Dicho por tecnicos.LO que pasa es que a la izquierda esto no le interesa. ¿ En 10 años todo era perfecto y sale ahora? Esto npo ers casualidad.
El coste de Feria Valencia por m2 es la mitad que Feria Madrid.Dicho por tecnicos.LO que pasa es que a la izquierda esto no le interesa. ¿ En 10 años todo era perfecto y sale ahora? Esto npo ers casualidad.
El proyecto es delirante, con pabellones en distintos niveles separados por zonas sin exposición. Los pabellones, en principio 8, se construyeron con menos superficie de la prevista, lo que obligó al principio a habilitar una planta de aparcamiento plagada de columnas y sin luz como zona de exposición y con el consiguiente sobrecoste. Un nivel al que nadie quería ir y finalmente quedó como lo que es: un aparcamiento.
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