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LIBROS

El Quijote como castigo. La Literatura que nunca debieron enseñarnos

JOSÉ MARTÍNEZ RUBIO/ FOTOS: EFE. 01/09/2014 "Buena parte del fracaso escolar del país es responsabilidad directa de los profesores: de nuestra manera de enseñar, de nuestro concepto de aprendizaje..."

VALENCIA. La LOGSE fue un invento extraordinario. Principio de curso, 3 de octubre de 1990 y la firma de Felipe González. Toda seguidita en el BOE ganaba mucho como ley, igual que los libros de Federico Moccia o Paulo Coelho, que nos prometen una felicidad que no existe, aunque debiera.

Las posteriores leyes de educación surgen de esa misma matriz del año 90. Con más o menos consenso, más o menos religión y más o menos reválidas, si alguna ley puso la piedra angular sobre la que se ha construido la educación obligatoria en los últimos veinticinco años, esa fue la LOGSE. Todavía resisten sus 16 páginas los debates de quienes la consideran la puerta de entrada a la banalidad y la vagancia oficial (los apocalípticos), y de quienes la consideran la apertura a la complejidad del mundo y a la transformación social a través de la educación (los integrados). La equidistancia entre apocalípticos e integrados con respecto a la LOGSE es por completo injusta; desde mi punto de vista, sus logros, sus disposiciones pedagógicas y su espíritu son más significativos todavía que sus carencias. Así que desterremos la melancolía.

Sin embargo, pasar de una enseñanza disciplinaria a un aprendizaje integral, individualizado y complejo no ha resultado tarea fácil para los docentes, y en veinte años debieran haberse corregido aspectos metodológicos esenciales que no responden solo a presupuestos y a recursos administrativos (menguantes, vergonzosa y selectivamente escasos), sino directamente al ejercicio de la profesión. Buena parte del fracaso escolar del país es responsabilidad directa de los profesores: de nuestra manera de enseñar, de nuestro concepto de aprendizaje, de nuestra escasa reflexión a la hora de elegir contenidos y de presentarlos. Incluso yo diría que es el problema central de la educación, aun a riesgo de que se soliviante el gremio, pero a ningún formador debería resultarle ofensiva la demanda de más y mejor formación para los propios docentes.

EL QUIJOTE NO ES UN CASTIGO

El Mio Cid es un espanto, mito del fascismo y de la España eterna; como poema, es extraordinario, igual que una ruina romana o que el teatro de Sagunto (rehabilitado) pero una cosa es la obra literaria y otra cómo nos relacionamos con ella. Para qué sirve. Qué dice de nosotros hoy en día. Y estas no son preguntas tontas, sino necesarias.

Para qué Gonzalo de Berceo. Para qué el Arcipreste de Hita. Para qué La Celestina. Garcilaso de la Vega. La mitad de los siglos de oro. Todo el siglo XVIII. El siglo XIX menos Galdós y Clarín (y Larra para no ofender). Y aquí va algo que me duele en lo personal: ¿para qué enseñamos El Quijote? Mi ánimo no es el de menospreciar nuestro mejor patrimonio literario, sino precisamente el de revalorizarlo, calcular su valor, enseñarlo conscientemente o suscitar la energía necesaria en el alumno para que el día que llegue a él alucine. Porque El Quijote es alucinante, y nunca puede ser un castigo, o una lectura obligatoria cualquiera. Por esa misma razón, El Quijote no está a la misma altura que El sí de las niñas, Don Álvaro o la fuerza del sino o cualquier otra obra menor. Vayamos a lo esencial y a lo extraordinario, no a Rafael Alberti, el mar, la mar... Si uno de los objetivos de la enseñanza de literatura es fomentar la lectura, personalmente prescindiría del 90% de lo que viene en los manuales. Y cuando digo "prescindiría", debo decir "prescindo".

Sobre la enseñanza de literatura aún hay mucho lastre que abunda en el desprecio de lo literario. El orden cronológico es una convención que hay que decidir; no es necesariamente la mejor. La Literatura no es Historia de la Literatura, ni datos, igual que el conocimiento no es la mera acumulación de información, sino la comprensión del mundo y la elección de una postura frente a él. La literatura no es solo patrimonio, es vivencial. Y que no nos den a elegir entre Unamuno o Twitter, por lo que pueda pasar...

UNA, GRANDE Y LIBRE

¿Dónde está Milan Kundera en nuestros manuales? ¿Dónde está Juan Rulfo? ¿Dónde Josep Pla? Nos martirizan con San Juan de la Cruz (y su hermosa poesía homoerótica), Santa Teresa, Fray Luis, y nos niegan el resto del mundo. El canon literario es español, monolingüe y autocelebratorio, es decir, una paranoia. No existe latinoamérica más que en subapartados (sin pensar que ni siquiera geográficamente existe la América Latina de forma indivisible y ahistórica: Colombia, Nicaragua, Cuba, Argentina, México, etc.). No existe la literatura en catalán o en vasco (sino en otras disciplinas dependiendo de la Comunidad Autónoma) y en gallego solo Rosalía de Castro llorando y Alfonso X hablando de la virgen. No existe la música. No existe el periodismo. No existe la cultura audiovisual. Pero tampoco existen Europa y el mundo, precisamente en un país y en un tiempo en el que el mundo incide de forma determinante en un territorio concreto.

El yo y la circunstancia de Gasset parece no existir en la educación secundaria. De este modo uno llega a la universidad (o a la vida) sin saber de Kundera, de Roth, de Zweig, de Munro, de Houellebecq, de Salinger, de Auster. Y sin saber leer. Y la enseñanza de la literatura nunca puede convertirse en una coartada para cubrir de ignorancia todo aquello que debería ayudarnos a ser mejores. Escasean tanto los recursos que no es sano vivir escamoteándonoslos.

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23 comentarios

Alumno1988 escribió
06/09/2014 03:07

Aquí un ex-alumno de plena LOGSE. Literatura nunca fue un problema para mí, pero ni mucho menos fue de mis favoritas. Comparada con Biología, Física o Química o Inglés (¡y yo me considero muy de letras!), la asignatura de Lengua y Literatura hacía equipo con Historia a la hora de provocarme (provocarnos, a mis compañeros les pasaba igual) pura alienación. Esa rigidez cronológica, esas costumbres de antes, ese léxico del antes, nombres de antes, fechas de antes... Perdonen mi lenguaje juvenil, pero creo que es oportuno en este debate: Todo lo relacionado con el Antes, nos importaba una mierda. Los valores, o los enseñaban los padres (el que tuviera suerte, reconozco que mi generación ya es de las que muchos chavales son unos maleducados adictos al tuenti y botelloneros), los profesores más jóvenes de asignaturas más ligadas al presente, o entre nosotros en el recreo o la calle por las tardes. En cambio, Literatura, Historia... mogollón de datos, secos y mal idealizados ("esto es importante PORQUESÍ"), el material de las vasijas, palabrejos de versos que jamás llegaríamos a usar en nuestras vidas. Las famosas lecturas obligatorias, dos cada trimestre durante seis años (ESO y bachiller). Sólo guardo con cariño y releo Luces de Bohemia. La que más se acercaba a la forma de pensar de esas edades, con los niños modernos contrarios a la autoridad, y porque tenía glosario al final para los odiosos palabros mentados (y que los profesores pretenden que, de forma mágica o innata las conozcamos y leamos y comprendamos con soltura... ¿en qué demonios piensan?). La mayoría de los clásicos obligados a leer no tenían anotaciones que nos ayudaran a dar el salto cultural, saltos a multitud de siglos. Repito, en qué demonios piensan los que empujan la nuca de las generaciones criadas con la tele hacia textos tan densos. De la cabezonería de ambas partes, que no se entienden (aunque la responsabilidad primaria es la de los que estaban primero), que ninguna cede, surge el fracaso escolar. Odié el Quijote, lo odiaba en clase, lo odio ahora. Reconozco su valor, pero eso no me obliga a adorarlo tan endogámicamente como los señores de la RAE o quienes decidan el granel de información que hay que volcar enima de los chavales. Ya fuera del sistema educativo descubrí a Dickens, a Twain, a Shakespeare... Nunca fueron mencionados en mis años escolares, ni recomendaban sus obras. Quijote, Celestina, bellocinos de oro pata negra nada más y nada menos. El Quijote iba de un tío viejo y loco por los libros. Eso es lo que son los fundamentalistas de la literatura, viejos locos por los libros que se indignan porque los jóvenes no quieren ver gigantes en molinos. Por no ver, ya ni alguien nacido en plena capital o provincia desarrollada verá molino real alguno. ¿Acaso no está clara la brecha? Construid puentes, no os quedéis mesándoos las barbas de sabio desde el otro lado.

Hanna escribió
05/09/2014 22:12

Silvia: Permite que añada unas líneas. Que has sido, eres, lectora empedernida no hacía falta que nos lo dijeras, salta a la vista en la redacción, como salta a la vista en el contenido del comentario, es decir, en la coherencia, sentido común y rigor, en especial, ese tu "quiero creer que se pueden estudiar los clásicos sin que se te duerma la mitad del alumnado, y quiero creer que estudiar los clásicos no puede ser impedimento para que a los niños les guste leer desde pequeños". Esencialmente, para que a un niño le guste leer -lo que sea- es preciso que 'vea' leer en casa, a sus padres, no hay nada con mayor fuerza. El fruto, a veces, tarda en aparecer, pero aparece casi sin excepción. Si nos ceñimos a la pura cuestión del gusto por la lectura, por el conocimiento que se obtiene de los libros, después de los padres, está el profesor, qué duda cabe, como que, en la actualidad, y en razón de que, al menos a estudiar Secundaria, incluso Bachiller, por fortuna, puede acceder casi todo el mundo, con frecuencia el maestro o profesor debe substituir a los padres; difícil, pero nunca imposible. Y en efecto, un mal profesor puede conducir a aborrecer una materia para siempre. Por eso debiera exigirse un profesorado realmente interesado en enseñar, y si fuera posible pasión, miel sobre hojuelas, pero sabemos que, de siempre, en especial el instituto, o el instituto por encima de la escuela, fue el refugio de quienes no encontraron trabajo más acorde con sus intereses o su capacidad, una auténtica lástima, y cada vez, más y peor. Lo único con lo que no puedo estar de acuerdo, pero ya sabes que para gustos, colores, es con la afirmación de que "La casa de los espíritus" fue una sorpresa enorme para todos vosotros. En mi caso, por lograr más tiempo para Luces de Bohemia, para Miguel Hernández o para lo que decidiéramos entre todos leer (a partir de una oferta lectora mía, en clase) solía resumírsela a los alumnos de ese nivel, 2º de Bach.:-), excusándome por ello, pero muy segura de lo que hacía. Se llega a cierta edad en que la exigencia lectora se convierte en devoradora de intentos malogrados, al menos, no logrados como le gustaría a uno. Un cariñoso saludo.

Jordim escribió
04/09/2014 17:57

LOGSE al margen, no puedo creer cómo hay aún gente que defiende los tics de un sistema educativo que consigue que la mayoría de gente deje los libros de lado para siempre (o lea uno al año y solo porque se hable de él hasta en el telediario...). Como sea, hay que fomentar la curiosidad de los chavales; no hay autores sagrados ni coneptos educativos sagrados; de lo que estoy seguro hace mucho es de que algo tiene que cambiar.

SIlvia escribió
04/09/2014 06:42

Perdón por colarme en la discusión, no soy profesora sino simple madre. Quería preguntaros cuál es la raíz del problema, si el que la asignatura de Literatura sea pesadísima o que los jóvenes no lean. Yo soy lectora empedernida desde que tengo uso de razón, directamente, no lo soy por lo que me hayan dicho que lea en clase. De hecho recuerdo perfectamente cuáles de los que me obligaron fueron un auténtico horror y cuáles me sorprendieron gratamente (en 1º de BUP leímos La casa de los espíritus de Allende y fue una enorme sorpresa para todos). No creo que el problema sea la asignatura en sí, sino la forma de impartirla. Quiero creer que se pueden estudiar los clásicos sin que se te duerma la mitad del alumnado, y quiero creer que estudiar los clásicos no puede ser impedimento para que a los niños les guste leer desde pequeños. ¿No?

Rebeca escribió
03/09/2014 18:48

Ojalá no hubiera sabido nunca nada de Houellebecq.

Hanna escribió
02/09/2014 22:19

Pero, vamos a ver: José Martínez Rubio, ¿no era lector de intercambio, últimamente en la Universidad de Bolonia? ¿O este año debe quedarse en casa, dando clase a los alumnos de la ESO? Pobre ángel... En fin, sea como sea, el articulito es ... vaya, no sabría cómo decirlo sin que se me llene de furia lectora, tipo mueran los clásicos, viva yo, que soy de los que da clases de literatura comme il faut. ¿Aspira a ser quizá un iconoclasta? Pero, hijito, si esa monserga, no solo llevamos décadas oyéndola, sino viéndola poner en práctica a los más de los compañeros, sin que se nos mueva una pestaña. Porque no vayas a creer que soy de quienes se quejan sin razón, voy a darte alguna, ya que responder en condiciones no es posible en un foro de estas características. La esencial, en lo que no yerras, es en lo de que hay buenos y malos profesores, pero, tranquilo, no es un fenómeno nuevo, siempre ocurrió. Así, por ejemplo, me atrevería a adelantarte que, desde mi modesto punto de vista, si uno de ellos, califica el Quijote de 'alucinante' no debiera pisar un aula, a no ser para repetir el bachiller. Otro más, ejemplo: la poesía de San Juan es homoerótica -o heteroerótica- solo en el sentido en que lo es toda relación maestro-discípulo, se trata del poder de seducción que todo maestro ejerce sobre sus alumnos; en ocasiones, viceversa (G. Steiner: "Lecciones de los maestros"). Por lo demás, es un místico, cuyos poemas pueden leerse en clave erótica, la clave precisamente. Proponer a Munro o a Houellebecq en lugar de a los clásicos, cualquiera de ellos, y de la nacionalidad que prefieras, viene a ser como preferir que un alumno lea a Javier Marías o a Almudena Grandes, en lugar de a Pío Baroja, Galdós, o yendo más atrás, La Celestina, ¡por qué no! Siempre de la mano apasionada del profesor y tal vez solo ciertos pasajes, además de que no se debe dejar nunca al alumno a tan tierna abandonado con un libro entre las manos; antes, hay que leer en clase ciertas págs., hay que saber transmitir la pasión y la actualidad, ¿recuerdas? que tienen siempre los clásicos. O preferir que lea a G. Montero en lugar de a Bécquer, a Machado, a Miguel Hernández, a Lorca, a Claudio Rodríguez o a César Vallejo. Para alguien que en el foro afirma que un poeta, Bécquer mismo, cuando se sentaba a escribir verso no decidía de qué metáforas, hipérbatos o encabalgamientos iba a echar mano, ¿qué decir, Señor? ¿Que parece mentira? Porque, en efecto, el poeta crea, no construye puentes, no es un ingeniero o un arquitecto; al menos, no así entendido literalmente. Ven y léenos, Marzal, Carlitos. En fin, Cosas tenedes, el Cid,/ que farán fablar las piedras,/ pues por cualquier niñería/ facéis campaña a la iglesia (tomado del "mito del fascismo y la España eterna'). Saludos cordiales.

Ponso escribió
02/09/2014 22:01

A mi el que me gusta es el morenilloh chiquitilloh..el de la voh kihz. Ahora en serio, el espiritu de este profe me ha recordado a una escena de Amadeus http://youtu.be/ALpkAelsUz4

SENO escribió
02/09/2014 17:55

Arturo (1/9) da en el clavo. No comparto la dureza de su escrito, aunque puedo entender (que no compartir) su ánimo. Coincido con él en que la LOGSE ha hecho mucho daño. Pero se la ha hecho a profesores y a alumnos. Tengo hijos que ya han dejado la escuela y se han adentrado en el mundo universitario (carreras técnicas; no humanísticas). Creo haberlos llevado a una buena escuela (las buenas escuelas suelen estar formadas por buenos profesores. Es una obviedad, pero algunos lo olvidan con facilidad) y si tuviera que describir en pocas palabras un denominador común, a modo de perfil, de los profesores que les han enseñado humanidades a mis hijos, diría que muy pocos han sabido transmitir la magia que hay detrás de las letras. Y perdonad la prepotencia o la pedantería o la falta de humildad... o que se yo !, pero en más de una ocasión he constatado que ni el propio profesor entendía la obra que hacía leer a sus alumnos. Triste. (quiero aclarar que soy profesor de materias técnicas, muy alejadas de la literatura, pero que en muchas ocasiones uso la lengua como herramienta para poner a prueba a mis alumnos. Y no me canso de recordarles que para poder pensar necesitamos del lenguaje.

Luz escribió
02/09/2014 15:14

Sí es cierto que, por norma, determinadas obras son aburridísimas para los alumnos. Pero permítame comentarle que en lo que se refiere al Cantar de Mío Cid Vd. mete la pata hasta el fondo y comete un error que no cometerían ni mis propios alumnos. Habla de Mío Cid (un término un tanto ambigüo por cierto) como "un espanto, mito del fascismo y la España eterna" (lo de la España eterna no lo termino de comprender para serle sincera) creo que se equivoca ya que por un lado está el Poema y, por otro, el personaje en el que está inspirado y ése, muy Sr. mío, sí que fue utilizado por lo que denomina fascismo pero no tanto el Cantar de Mío Cid obra universal y, probablemente, una de las más importantes de la literatura épica europea. Hable del personaje para hacer tales calificaciones y no tanto de la obra que, según se imparta, según se enseñe puede aportar y mucho al igual que las otras que menciona. No está tanto en los clásicos si no en la formación, dedicación y vocación de los profesores. Apunta también que hay preguntas que, en su opinión, son necesarias responder (Para qué sirven determinadas obras, qué dicen de nosotros hoy en día...). Pues bien, dicen mucho más de lo que a priori podamos pensar y como muestra, un botón: http://goo.gl/A3LQj7 Saludos

Maria del Carmen Vizzini escribió
02/09/2014 12:23

A mi me fue muy,muy bien en BUP con mi profesora. Creo q depende mucho dl profesor,nos enseño a leer y a ser criticos. Pq en la Celestina se pide confesion solo al morir,el pq d todo y se leian clasicos extranjeros.

Joan escribió
02/09/2014 11:06

Recuerdo que en mi adolescencia pensaba que odiaba leer. En tres años consecutivos intentaron que leyese El lazarillo de Tormes. No lo consiguieron. Lo triste es que con la literatura catalana pasa algo similar. Aprobaba los exámenes de control de lectura leyendo los resúmenes de la contraportada. Así de previsibles, vacíos y aburridos son (los que nos abligaban a leer). Literatura llena de clichés repetidos hasta la sociedad para encajar con una sociedad que considera que los autores son más importantes que los textos que escriben). Sólo recuerdo un profesor. Amante de la literatura, apasionado y con extensa experiencia. Recuerdo que decía que lo que pretendía era que leyéramos, y no lo conseguiría si no eran libros incendiarios, picantes y entretenidos. Empezó por Bajarse al moro. "Me alegra que nadie de vosotros ni de vuestros padres haya veniso a mí pidiendo fuego por este libro o por mí". El año del diluvio y un tercero que no recuerdo. Después de ese año pensé que me había estado perdiendo mucho. Cuando empecé a poder elegir los libros que quería leer me di cuenta de que lo pasaba increíblemente bien. Ah, pobre adolescente perdido.

Miguel escribió
02/09/2014 10:16

¿Cómo va a haber conocimiento, comprensión del mundo y elección razonada de una postura sin cronología, sin Historia y sin una información acumulada básica? ¡Cuánta sandez!

Carmen escribió
01/09/2014 21:15

No sé por qué tanto revuelo. Está claro: una cosa es Literatura española, y otra Literatura. En la ESO (o EGB y BUP los más mayores) teníamos lo primero. Ya de adultos nos damos cuenta de que hay algo más allá. Pero no creo que sea culpa de nadie. Hagamos pues una asignatura de Literatura (sin española) y enseñemos a todos. ¿Para qué Garcilaso? Pues sí... hoy leo a Paul Auster, pero conocer a Garcilaso me dió cultura (española) en su momento. Una cosa no quita la otra, quiero decir.

Carlos escribió
01/09/2014 20:38

Totalmente de acuerdo. Mis años de instituto fueron terriblemente aburridos durante las clases de lengua y literatura. Los profesores de esta asignatura se enorgullecían de ponernos lecturas obligatorias que nadie entendía, y por ello era una de las asignaturas más difíciles de aprobar, más incluso que las matemáticas, y quién lo hacía era con notas bajísimas. Recuuerdo que en COU teníamos que elegir un libro de lectura al trimestre voluntario de un listado que nos daba y cómo sufríamos en la biblioteca para tratar de elegirlo porque al hojearlos para tratar de elegir algo mínimamente interesante veíamos como todos eran a cuál peor de aburridos y tostones. También recuerdo las charlas sobre lo pésimo que eran los libros "Best Seller", algo de lo que debíamos de huir si queríamos convertirnos en personas maduras. Si la profesora nos veía con un libro de estos en nuestras mochilas nos suspendía directamente. Así aprendimos a odiar todo tipo de literatura, tanto la "buena" porque no había quién la leyera (todavía recuerdo la lectura del poema del Mío Cid en castellano antiguo que no había quién lo entendiera...) y la "mala" porque ni nos la dejaban leer ni por supuesto nos la estimulaban. Afortunadamente dejado tras de sí los años escolares encontré en la universidad otros aires de libertad y desde entonces sí me convertí en lector asiduo, pero no gracias a la educación recibida.

Ruth escribió
01/09/2014 18:31

Filóloga (por vocación y decisión propia) y completamente de acuerdo. Todos los libros que me he tenido que leer por obligación, desde los 10 años... y lo tarde que aprendí a amar la literatura. ¿Qué es eso de que en este verso Bécquer quiso hacer una aliteració o una metáfora? ¿En serio piensa alguien que aquel hombre triste y atormentado se sentaba a su secretair y se decía a sí mismo "aquí voy a usar una hipérbaton"? ¿Y a quién le importa si Cárcel de amor se escribió en 1492? Eso no es literatura, eso es historia de la literatura. A la mayoría de niños y adolescentes no les gusta leer. Y no les gusta porque se les obliga a leer rollos macabeos que no pueden entender y que no les interesan. En 17 años de vida escolar (incluyendo la universitaria) centrada en la lingüística y la literatura sólo he tenido una maestra que me hizo amar los libros y las historias que en ellos se esconden, la que me animó a leer La perla de Steinbeck, o Los renglones torcidos de dios de Luca de Tena... La que me explicó el verdadero significado de El Principito. Por eso le digo a todos los que no les gusta leer que lo que les ocurre es que no han encontrado el libro adecuado.

Javu escribió
01/09/2014 18:23

Por opinar como tú, he recibido un sinfín de críticas. Gracias por atreverte a decir la verdad. La mayoría de alumnos odian la literatura, porque la literatura que se enseña les aburre terriblemente. Estamos tan aposentados en nuestro obsoleto siglo de oro y en nuestro supuesto talento literario universal, que despreciamos lo que no es nuestro, cuando la realidad es que lo externo nos supera. El nuestro es el mejor sistema de enseñanza para odiar la literatura. Saludos y Gracias.

SENO escribió
01/09/2014 16:04

De acuerdo con el contenido, pero a medias. Cierto es que lo importante es leer, pero también es bien cierto que los "grandes" lectores son aquellos que tuvieron que "sufrir" desgranando las maravillas ocultas de muchos de los clásicos de nuestra literatura INTERNACIONAL. Creo que recordar que en España se registran en el ISBN unos 80.000 libros cada año. No todos ellos son novelas o ensayos, pero la gran mayoría sí lo son. Desconozco cuál es la experiencia de los que andáis por aquí, pero un servidor se siente bastante defraudado por la baja calidad literaria de los "grandes" libros que se están publicando actualmente, salvo honrosas excepciones (algunos de ellos premiados hasta la saciedad y con tiradas espectaculares). En la iniciación a la lectura es bueno empezar con cualquier cosa (hasta porno; que tiene un alto nivel descriptivo y de adjetivación), pero alcanzada cierta edad de criterio, es necesario estructurar al lector para que sepa distinguir entre entretenimiento y literatura. Me gustaría que si alguien conoce algún estudio riguroso sobre la calidad literaria de hoy y de ayer, me lo haga saber. Pero intuyo que no me llevaré ninguna sorpresa. Por cierto, cada día tenemos muy buenos ejemplos en prensa y en medios audiovisuales de lo poco que leen (o la escasa calidad de lo que leen) los españoles de hoy. Basta darle un vistazo a las noticias de desmentidos sobre "frases sacadas de contexto". Tenemos un problema de comunicación entre emisor y receptor con epicentro en ambos y todo (creo) por no leer como y lo que es "debido".

Eleucería escribió
01/09/2014 15:44

Agradezco tanto lo que has escrito. Como profe particular y de academias, sufro mucho teniendo que explicar literatura así, lo odio! Siempre pienso: Sueño con el día con que pueda dar clases en un cole. Pero, luego me pregunto: Los profes se imponen ese canon estático, están obligados a enseñar así literatura? (o matemáticas, física, etc.) o es que son unos ineptos, todos.

SanJuan escribió
01/09/2014 15:15

Un gran aplauso.

Manuel escribió
01/09/2014 14:45

Muy buen artículo y estoy muy de acuerdo. A mí me fomentó la lectura leer autores extranjeros, yo devoraba libros de Julio Verne, Alejandro Dumas, Edgar Alan Poe, H.G. Wells, A. C. Doyle, Tolkien, Lovecraft, etc... Sino hubiera leido estos libros y hubiera leido solamente los que me exigían en el colegio (Tormento de Galdós, por ejemplo, que me obligaron a leer y es soporífero), creo que no habría tenido ningún interes por leer nada. Y digo yo, algo que no has mencionado, porque centrarse en la literatura nacional? es que no hay escritores extranjeros buenos? no se supone que la cultura es universal?

Arturo escribió
01/09/2014 14:31

Pensaba al ir leyendo que Martínez Rubio, el autor de este artículo, estaba ironizando cuando dice según qué cosas, pero no. Lo dice en serio. Dice que "sus logros (de la LOGSE) sus disposiciones pedagógicas y su espíritu son más significativos todavía que sus carencias", y nos califica a los detractores de esa norma como "apocalípiticos" (!!). Y luego viene lo mejor: "El Mio Cid es un espanto, mito del fascismo (!!!!) y de la España eterna; como poema, es extraordinario" (¿en qué quedamos?). Y luego se pregunta que "para qué Gonzalo de Berceo. Para qué el Arcipreste de Hita. Para qué La Celestina. Garcilaso de la Vega. La mitad de los siglos de oro. Todo el siglo XVIII. El siglo XIX menos Galdós y Clarín (y Larra para no ofender)". No, si a mí en realidad no me ofendes. Al revés, me das pena y me confirmas el inmenso (y ya incorregible) daño que han hecho los postulados logsianos, que no sólo han logrado ya que los alumnos no tengan ni p**a idea de autores, obras y sus contenidos; sino que también profesores como tú suelten que para qué el Arcipreste, la Celestina, Garcilaso, Moratín y autores del XIX como Valera, Espronceda, Pardo Bazán y Bécquer. Reitero: ¿para qué sirve Bécquer? Eso pregunta un profesor llamado Martínez Rubio. En un país serio se le abriría expediente (contradictorio, eso sí: siempre hay que escuchar a la persona) y se le expulsaría ipso facto de la enseñanza. Aquí no. Aquí el tío escribe en una tribuna y se queda tan pancho. Lamentable...

Álvaro escribió
01/09/2014 13:36

Alguien tan cegado por sus tiempos como para creer que el gran poeta místico San Juan de la Cruz escribía poesía homoerótica no está capacitado para explicar nada a nuestros hijos.

braulio1966 escribió
01/09/2014 13:13

Por fin, alguien que dice verdades como puños... Siempre he dicho que no importa lo que se lea, pero que se lea.... da igual un comic, que publicidad que un prospecto..... Yo recuerdo haber comenzado a leer comics de Mortadelo y Filemón.....hoy tengo una biblioteca en casabien surtida en catalán, castellano, francés, inglés y alemán.... Haciendo leer esos libros, consiguen que odien la lectura .... En Valencia, la Generalitat hizo una promoción para que la juventud leyera.....regalando "Tirant lo Blanc", algo infumable si lo que se pretende es fomentar la lectura.... Sería comprable al Cantar del Mio Cid... Creo que son obras que deberían recomendarse siempre y cuando se detectara que el alumno tiene interés en la literatura, y no forzar a que se lea. Leed, no os de vergüenza lo que leais, pero leed, malditos, leed.

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