VALENCIA (EFE). Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) han comprobado que dos especies de hormigas autóctonas de la Península Ibérica y otra invasora originaria de Argentina favorecen la presencia de plagas en los cítricos.
En concreto, se trata de las especies "Lasius Grandis" y "Pheidole pallidula", autóctonas de la Península Ibérica, y de la especie invasora "Linepithema humile", que procede de Argentina.
Estas tres especies, según el estudio, favorecen la expansión del piojo rojo de California, y en el caso de "Pheidole pallidula" y "Linepithema humile", provocan también un aumento de la mosca blanca algodonosa, según ha explicado a Efe el investigador del Instituto Agroforestal de la UPV, Ferrán García Marí.
Estos resultados, publicados en la revista "Bulletin of Entomogical Research", llegaron tras una investigación desarrollada durante las campañas de 2011 y 2012 en tres parcelas situadas en las localidades valencianas de Riola y Sueca, donde están presentes estas especies de hormigas.
Para determinar el grado de influencia de la presencia de hormigas en el posterior desarrollo de plagas, los investigadores aplicaron a una serie de árboles un pegamento que impedía a los insectos subir por el tronco y llegar hasta las hojas.
Según García Marí, las hormigas pueden llegar a matar a los enemigos naturales de las plagas cuando suben a los árboles a recolectar la melaza, alimento imprescindible para su subsistencia, producido por insectos como la mosca blanca.
En este sentido, los resultados fueron concluyentes en las tres parcelas, ya que en aquellos árboles a los que se les aplicó el pegamento, la población de piojo rojo bajó entre el 21 y el 41 %, ha asegurado el experto.
Del mismo modo, también descendía significativamente la concentración de mosca blanca algodonosa en aquellos árboles a los que no podían subir las hormigas de las especies "P. pallidula" y "L. humile", aunque no con la especie "Lasius Grandis" ya que esta hormiga es predominante en primavera y la plaga, propia del verano.
"Si logramos impedir que las hormigas suban por el tronco, garantizaremos la acción de los enemigos naturales de las plagas y, por tanto, la mejora de la producción", ha subrayado el investigador.
Además, según García Marí, el control biológico se presenta "cada vez más como una de las alternativas más eficaces para la gestión de plagas en los cultivos".
En este sentido, el catedrático de la UPV plantea como posible solución inducir alteraciones artificiales de la melaza en los árboles.
Así, "las hormigas no buscarían a los insectos productores, ya que si tuvieran acceso a los hidratos de carbono que les aporta la melaza, continuarían buscando el otro pilar de su alimentación, las proteínas, que obtendrían atacando a los insectos vivos, lo que finalmente redundaría en un mejor rendimiento de la parcela", ha apuntado.
En su trabajo, los investigadores analizaron también la incidencia de las hormigas sobre una tercera plaga, el minador de los cítricos, aunque en este caso no advirtieron ninguna relación entre ambas. EFE
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