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VALENCIA. La llegada del verano implica el cierre del curso político. Los líderes de las distintas formaciones se toman unos días de asueto que suelen dedicar a sus familiares. Sin embargo, y más aún a menos de diez meses de las elecciones locales y autonómicas, los máximos responsables de los partidos dedicarán también un tiempo a la reflexión sobre las estrategias a adoptar el próximo mes de septiembre.

Uno de ellos, a buen seguro, será el secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, quien tiene frente así la oportunidad de alcanzar la Presidencia de la Generalitat para los socialistas casi 20 años después de su último mandato. Esta posibilidad, que meses atrás se daba casi por segura a la vista de los sondeos, se ha complicado tras las últimas elecciones europeas: aunque el PPCV perdería la mayoría absoluta, la capitalización de su pérdida de voto no recae en los socialistas valencianos, que también pierden respaldo. Al ascenso de otras fuerzas como Compromís, Esquerra Unida y UPyD, hay que sumar la irrupción de Podemos, lo que ha diversificado el escenario de la izquierda y ha desconcertado a la dirección socialista. "No basta con dejarse ir hasta mayo de 2015, hay que aportar algo más para ganar", comenta a este diario una diputada socialista.

Con esta premisa, resulta evidente que Puig deberá reunir fuerzas en sus vacaciones para afrontar diversas asignaturas pendientes tanto de carácter orgánico como de estrategia y discurso de cara a la recta final de la legislatura.

CINCO CABOS SUELTOS QUE EL LÍDER DEL PSPV DEBE ATAR

Grandes ciudades. Como ya informó este diario, los socialistas valencianos tienen un problema muy grave en los municipios de gran tamaño. En ninguna localidad -excepto en Alcoi- de más de 50.000 habitantes el PSPV ha superado en sufragios al PPCV en las elecciones europeas, un hecho a tener muy en cuenta de cara al voto en unas autonómicas: si no se gana o al menos se recupera distancia en las grandes ciudades, se hace muy difícil asaltar la Generalitat y las diputaciones. Para ello, Puig y su equipo deberán trazar planes concretos para estos municipios y calibrar quiénes pueden ser los mejores candidatos. Un proceso que, además, está pendiente de si se configuran y de qué manera las primarias locales. 

Tensión en Alicante. Uno de los aliados de Ximo Puig para su victoria en el congreso de 2012 fue el sector 'pajinista' de la provincia de Alicante. Sin embargo, el proceso de elección del nuevo secretario general del PSOE ha levantado ampollas en aquella alianza: según informan fuentes socialistas, el líder provincial David Cerdán, próximo a la ex ministra Leire Pajín, tenía la promesa de Puig de entrar en el comité federal del PSOE. Sin embargo, se dio entrada a su secretaria de Organización y a la propia Pajín. Cerdán y los suyos, que habían respaldado la candidatura de Eduardo Madina, han interpretado el movimiento como una traición por parte del secretario general del PSPV. Los ánimos siguen caldeados en una provincia claramente dividida.

Las dudas sobre la alianza con Andalucía. Desde el entorno de Ximo Puig se ha abrazado con pasión los lazos que éste ha tejido con la presidenta del PSOE-A, Susana Díaz. Las ventajas de carácter orgánico de tener sintonía con la dirigente que más influye en la cúpula de Ferraz son evidentes. No obstante, diversas voces dentro del PSPV se cuestionan hasta qué punto esta unión puede ser un arma de doble filo. En este sentido, y además de la preocupación del recorrido que puede tener un caso como el de los ERE, fuentes socialistas dudan de que el camino conjunto entre andaluces y valencianos no encuentre encrucijadas insalvables y lleguen las discrepancias. Y en ese punto, el PSPV tendría las de perder.

La postura de Podemos. La irrupción de la fuerza que lidera Pablo Iglesias ha dejado en estado de shock a los grandes partidos políticos. La estrategia del PP parece situarse en la demonización de esta formación, algo que produce un efecto de efervescencia de la misma que puede perjudicar al PSOE, al que le resta un buen número de votos. Ximo Puig deberá perfilar -al igual que la dirección federal- la estrategia a seguir con la nueva formación para limitar el trasvase de sufragios pero, al mismo tiempo, dejar una puerta a la negociación por si fuera necesaria. A día de hoy, la hipersensibilidad respecto a Podemos implica que cualquier declaración puede causar que ardan las redes sociales.

El peligro de la dispersión del líder. Tras días de negociación y reflexión, se acordó que Ximo Puig entrara en la Ejecutiva del PSOE. Además, fue nombrado vicepresidente del congreso extraordinario del partido, esto le permitió acompañar a Pedro Sánchez y a Susana Díaz en el baño de masas el nuevo líder. Sin duda, estos fueron efectos positivos de su implicación -en la sombra- en favor de Sánchez, pero algunos cuestionan la idoneidad de los mismos. Si compatibilizar la tarea de secretario general con la de diputado nacional no siempre es fácil, las funciones de su nueva área en el PSOE, Reformas Democráticas, también requerirá algo de tiempo en la capital y, según temen algunos, más de un conflicto entre federaciones. Algunos dirigentes socialistas creen que Puig debe dedicar el 100% de su tiempo a estar en la Comunitat Valenciana y defender su posición de cara a 2015. Es más, incluso algunos apuntan a que debería dejar el escaño en el Congreso después del verano.

Discurso y propuestas. El golpe de efecto de Puig con la celebración de unas primarias abiertas en las que fue elegido candidato ya quedó atrás. La maniobra fue buena, pero ha quedado eclipsada con las elecciones europeas y los procesos internos posteriores. El PSPV necesita hilvanar un discurso ilusionante con algunas propuestas estrella de cara al final de la legislatura. Asimismo, deberá aportar un programa realista y que contenga alguna novedad importante en materia económica que le permita distinguirse del actual Consell y de las propuestas que puedan presentar Compromís, EU y Podemos.