VALENCIA. Este jueves se estrenó Sharknado 2 en España a través del canal SyFy incluido en diferentes ofertas de televisión por pago. La ingobernable trama de los tiburones que caen sobre la civilización gracias a un tornado es uno de los fenómenos más sonados de la Serie B (u otro subgénero actual) de los últimos tiempos, pero también una excusa para revisar cómo algunos títulos de la extensa historia del cine nos invitan a dudar de la película (y aciertan):
-Sharknado 2. The Second One (Anthony C. Ferrante, 2014)
El pasado mes de mayo nuestro colaborador Eduardo Guillot ya avanzaba que en la agenda menos glamurosa de Cannes TomCat Films había presentado Sharknado 2. La segunda entrega de esta tvmovie dirigida por Anthony C. Ferrante llega precedida de un éxito comercial muy considerable con la cinta original. Un logro que, además, consiguió que fuera interesante estrenarla en algunas salas convencionales de cine de Estados Unidos y todo ello pese al delirante argumento y peor desarrollo del film.
La sorpresa -o no tanto- es que a los críticos les ha caído en cierta gracia esta segunda entrega que, por no aportar frente a la primera, podría montarse sobre la primera sin que distinguiéramos cambios. Sin embargo, a la mayoría de los periodistas les fascina como la cinta se ríe de sí misma y lo cierto es que es posible que esa sea su única virtud. Todo es ironía en un producto creado de forma inteligente para inundar de comentarios las redes sociales. Cinematográficamente es pura basura, aunque con el tedio del verano, la compañía y el ambiente relajado podría servir para perder el tiempo en mayúsculas.
Sinopsis: un tornado absorbe tiburones y los lanza sobre la población que se defiende como puede; o sea, con motosierras y cuchillos. Este era el argumento de la primera película y en la segunda, sencillamente, vuelve a suceder.
La clave: el exceso de sangre, tiburones y herramientas provoca una evasión automática de la realidad.
Contenido extra: sorprenderte reconociendo a actores de Beverly Hills 90210.
-Santa Claus conquista a los marcianos (Nicholas Webster, 1964)
Da igual que hayamos sobrevivido a dos guerras mundiales o se reduzca lenta pero progresivamente el analfabetismo en el mundo: las películas con Santa Claus como protagonista suponen un género de gran éxito comercial y nula aportación creativa. Con los técnicos contados pero bastante presupuesto, esta historia del Paul L. Jacobson llevada al cine narra cómo los niños de Marte están obsesionados con la cultura yanqui de consumo en la Tierra.
Sinopsis: los marcianos, robots de caja de cartón de lavadora y hombres pintados de verde con túnicas negras y tal, acuden a secuestrar a Santa Claus a la Tierra. Las estructuras rígidas sociales (¿las comunistas?) hacen que sus conocimientos se adquieran a través de máquinas. Sin embargo, la llegada de Santa Claus destapará la libertad y la creatividad en los niños (valores que, obviamente, proporciona el capitalismo y los regalos).
La clave: es difícil gastar peor 200.000 dólares (¡y de los años 60!).
Contenido extra: en 1993, tras un resurgir freak en televisión, fue convertida en musical y estrenada en Chicago. La película está completa en YouTube.
-Neumonía erótica y pasota (Jaume Bayarri, 1981)
Si Santa Claus es un filón inagotable para Hollywood, el destape pareció no tener fin durante los años 80 en España. La llegada del vídeo doméstico desencadenó un cine tan único como carente de sentido. Entre algunas de las obras seguramente más vacías - y es mucho elegir- se encuentra este título en el que se destaca el homenaja declarado a Garganta profunda (Gerard Damiano, 1972).
Sinopsis: es tiempo de verano y sexo libre y Eva Liberten, una musa del género, toma aceite de colza, algo que por cierto no sentó muy bien a los afectados por el desgraciado y popular caso de intoxicación. El aceite provoca en la película que la chica que se convierta en una especie de increíble Hulk con enormes pechos y maléficas intenciones cuando alguien intenta aprovecharse de ella. Hay escenas de sexo sin sentido y los diálogos tienen la agilidad de un ojo de cristal en un congelador.
Contenido extra: escenas a cámara rápida con música de carrusel como solución a las transiciones entre escenas. No sé.
La clave: cuesta elegir entre la nada, pero basta con tener paciencia y visualizar este clip:
-Los surfistas nazis deben morir (Peter George, 1987)
Es, seguramente, uno de los referentes históricos de la Serie B. Entre sus méritos se encuenta el de explotar en el título de una cinta el nazismo, algo que desde hace tiempo y especialmente ahora es una tendencia televisiva. La productora Troma (algo así como Disney para esta línea de pelíclas) llevó al extremo la línea argumental en una sucesión de puntos de fuga y derivas de la historia que puede recordar a productos aparentemente tan alejados ahora como South Park o Padre de Familia. Además, incluyendo algunos elementos como contrapunto a lo hilarante entre el que destaca la incorporación de niños a una trama tan loca.
Sinopsis: unos jóvenes surfistas atemorizan a los vecinos de la ciudad de Los Ángeles. Son neonazis y dominan las playas de California mientras el estado trata de recuperarse de un terremoto que ha acabado con la mayor parte de su población. Muy vinculada a la visión de las tribus urbanas de los 80, los escenarios son campos de batalla que hasta saben -visualmente- a inspiración para lo juegos de lucha que explotaron en esa misma época. La única persona capaz de derrotar a los neonazis, por cierto, es la madre vengadora de un chico que murió a manos de los surfistas de ultraderecha.
La clave: todo lo que se deriva de la práctica del surf, las tablas y el estilo es una auténtica locura visual y conceptual al integrarse con un movimiento neonazi juvenil.
Contenido extra: las películas de Troma son alocadas pero siguen una correcta línea de guión y es fácil seguirlas, por lo que sí suponen un entretenimiento aunque de una calidad dudosa.
-Robovamp (Godfrey Ho, 1988)
Godfrey Ho es un prolífico director de cine hongkonés que para el film que nos ocupa decidió utilizar el seudónimo de Joe Livingstone. Viendo la película no es de extrañar que tratara de ocultar su filmografía en torno a la animación del subgénero Ninja, pero en cualquier caso acabara por perpretar un exploitation (película que surge al calor de un éxito comercial) de Robocop.
Sinopsis: un líder narcotraficante crea una especie de vampiros para guardar la droga. La policía, como medida para combatirlos, crea un robot policía, al estilo Robocop. Y poco más.
La clave: el traje-chándal de Robocop marca la ambición de la película.
Contenido extra: el ilustrador de los elementos promocionales debió de sorprenderse mucho al ver la notable distancia entre su trabajo y lo que aparece en el film.
-Jesucristo Cazavampiros (Lee Demarbre, 2001)
Si todas las películas comentadas hasta este punto tenían alguna intención de respetar ciertos patrones del cine, aunque fuera de forma subconsciente, este film canadiense es una auténtica anarquía en todos los ámbitos imaginables. La obra de Serie B se enzarza en la polémica llegada de Jesucristo a la Tierra por segunda vez. Como era de esperar hay pandillas (los ateos), no se entienden y todo va de mal en peor.
La película, si se puede encorsetar bajo ese concepto, es un auténtico despropósito, muy difícil de calificar, de clasificar y, sobre todo, de ver.
Sinopsis: el juicio final está cada vez más cerca. Jesucristo ha vuelto a la tierra para llevar a cabo una última misión, antes de juzgar a la Humanidad por sus pecados. Esta misión consiste en acabar de una vez por todas con un ejército de vampiros capaz de resistir la luz del día. .
La clave: hay una masacre lesbiana, Jesucristo es un hacha con las artes marciales y su único amigo es El Santo, un luchador mexicano conocido en su país por sus peleas contra momias, vampiros, licántropos...
Contenido extra: otra cima para el doblaje y la música de acompañamiento que está tan cuidada como la planificación y los escenarios. La película está editada hasta en Blu-Ray, pero también está subida a YouTube.
-La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos (Antonio 'Toñito' Blanco y Ricardo Llovo, 1993)
Eran los felices 90 para la producción de cine en España y el heavy metal era un género consolidado entre los rockeros locales. Tan felices todos que, tras el arreón de libertades, los gallegos 'Toñito' Blanco y Ricardo Llovo presentaron lo que, según ellos era, "posiblemente la película más asquerosa, cutre y divertida de todos los tiempos". Con 382.000 pesetas de presupuesto (2.300 euros) y bajo el paraguas técnico y artístico de TVG (Televisión de Galicia) en la que trabajaba 'Toñito' como presentador y guionista, esta demencial película de terror es una oda a la ingenuidad de una generación creatividad y desconcertada por la ola pop.
'Toñito' vendió participaciones de la película que más tarde se repartía entre los colaboradores en formato VHS (¡crowdfunding!). Actualmente, es prácticamente imposible conseguirla en este formato original, pero el film "basado en hechos reales producidos en la provincia de Ourense" se puede buscar y encontrar en YouTube.
Sinopsis: un grupo de jóvenes tiene un accidente de tráfico cuando regresa de un concierto de heavy metal. Cervezas, canutos y ausencia de cinturones tráfico rodean el incidente del que son rescatados amablemente por la familia Machado (hacha en gallego. Estos se dedican a la producción artesanal de embutidos
La clave: el redoblaje completo de la película la traslada desde la serie B hasta la Z o alguna posterior.
Contenido extra: apariciones estelares de Julián Hernández (Siniestro Total), Silvia Superstar (Killer Barbies) y César Strawberry (Def Con Dos).
-Karate a muerte en Torremolinos (Pedro Temboury, 2003)
Este director consiguió producir un par de películas infames durante la pasada década: Ellos robaron la picha de Hitler (2006) y la siguiente joya del cine:
La película alcanzó la sensibilidad de muchos aficionados que, seguramente en una línea de reacción contra el cine convencional muy próxima a la de los críticos de Hollywood que ahora celebran Sharknado 2, aplaudieron y convirtieron en una especie de hito esta película.
Sinopsis: Año 2000. El malvado doctor Malvedades va a Torremolinos para resucitar a cuatro karatecas ahogados en la bahía de Málaga mientras ejercían como mercenarios en la Segunda Guerra Mundial. Con la ayuda de los zombis, secuestra a cinco jóvenes recién desvirgadas, con la intención de despertar al monstruo Jocántaro, bestia mitad pulpo mitad centollo, y con su ayuda dominar el mundo.
La clave: logró ser estrenada en alguna sala comercial y coincidió con una de las pocas ediciones de los Premios Godoy (al peor cine español) ganando en las categorías de peor dirección artística, peores efectos especiales, peor vestuario y peor peluquería y maquillaje.
Contenido extra: el director Jess Franco es uno de los protagonistas de la película y el crítico cultural Jordi Costa tiene un papel de reparto. La 'banda sonora' es de Jorge Explosion de Doctor Explosion.
Y 10 TÍTULOS MÁS DE PELÍCULAS DEMENCIALES
1. Troll 2 (Claudio Fragasso, 1990)
No existe Troll 1. Es una película de culto y un hito en negativo de vestuario y monstruos.
2. Zombies paletos (Pericles Lewnes, 1987)
Otra joya más de Troma especialmente low cost y rozando el gore.
3. El Vengador Tóxico (Michael Herz, 1985)
Otra serie de tres películas muy difíciles de asumir y obra de las dos mismas mentes que crearon posteriormente Los surfistas nazis deben morir. La cuarta, del año 2000, demuestra que las tres primeras tenían un encanto único y bastante desagradable.
4. Yo me compré una moto vampiro (Dirk Campbell, 1990)
5. Los fantasmas no pueden... hacerlo (John Dereck, 1989)
6. El rayo destructor del planeta desconocido (Michael Rae, 1978)
7. Canguro Jack: trinca y brinca (David McNaily, 2003)
8. Titanic 2 (Shane Van Dyke, 2010)
9. The Black Gestapo (Lee Frost, 1975)
10. El hombre puma (Alberto De Martino, 1980)
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