TORREVIEJA (ALICANTE) (EFE). Se da la paradoja que el exalcalde de Torrevieja Pedro Hernández Mateo, que hoy ha ingresado en prisión por prevaricación y falsedad en documento oficial tras serle denegada una petición de indulto, logró esta medida de gracia para un gato en la noche de San Juan de 1996.
El felino se subió a lo más alto de la hoguera oficial de Torrevieja (Alicante), financiada por el ayuntamiento, una hora antes de que ardiera.
Al no poder bajarlo, el entonces alcalde optó por no quemar el monumento. "La vida de un gato vale más que una hoguera", afirmó y, aunque no hubo protestas del público por la actitud de Hernández Mateo, algunos vecinos consideraron que el ayuntamiento había indultado del fuego a la hoguera -y al gato- para plantarla el próximo año y ahorrarse el dinero en que estaba valorada.
Este episodio, además de reflejar bien la personalidad del exalcalde, capaz de lo mejor y objeto de dudas entre la población, viene a colación de su ingreso en prisión para cumplir tres años de reclusión.
El Consejo de Ministros, en su reunión del pasado 11 de julio, denegó una petición de indulto que había sido respalda por más 2.500 personas, muchas de ellas compañeros de partido a título particular.
Querido por los suyos, aunque durante varios años no tanto por algunos sectores de su propio partido, y criticado por la oposición, Hernández Mateo fue alcalde durante 23 años (1988-2011), que se dice pronto, y diputado en las Cortes Valencianas.
"Ya era alcalde con Alianza Popular, casi nada", recuerda uno de sus afines. Su subida a los altares municipales vino a través de una moción de censura contra el PSOE apoyada por un tránsfuga socialista.
Enamorado de su tierra, Hernández Mateo gozó de mayorías absolutas, siempre -a excepción del periodo de desencuentros entre campsistas y zaplanistas- tuvo el apoyo de todo el PP y muchas veces fue reconocida su labor, pero el paso de los años empezó a erosionar su figura, cuyos inicios se forjaron como empleado de botica.
Blanco y negro, claro y oscuro, sí y no son términos opuestos que perfilan una carrera política en función del prisma con el que se mire. A ellos se suman las paradojas que el tiempo y la historia ha dejado. Veamos algunos ejemplos. El entonces alcalde logró que Torrevieja fuera demarcación judicial y tuviera unos amplios juzgados.
Ese mismo edificio fue testigo con los años de su paso en más de una ocasión acusado de diversos delitos: prevaricación por reconocimientos extrajudiciales de crédito -sobreseído-, tráfico de influencias y uso de información privilegiada en relación a la compra y venta de tres fincas rústicas -pendiente de resolución- y delito electoral -causa archivada-.
Torrevieja, impulsada por su potencial turístico, pasó de 40.000 a 100.000 habitantes en pocos años, pero no todos los que llegaron tenían como objeto descansar. Sus juzgados soportaron a finales de los 90 el mayor promedio de asuntos judiciales tanto penales como civiles de toda España.
Tal es así que años después (2004) Hernández Mateo pidió la dimisión del delegado del Gobierno por considerar que "no habían sido atendidas" sus peticiones en materia de seguridad. Aquel delegado era Juan Cotino, con quien posteriormente compartió bancada en Les Corts.
Es curioso, o al menos anecdótico, que el Ayuntamiento de Torrevieja fuera galardonado en 2000 con la "Escoba de Plata", que premia la gestión en la limpieza viaria y recogida de residuos de la ciudad, y que la condena que le ha llevado a prisión tenga su origen en el procedimiento de contratación de este servicio.
Logró sacar adelante el auditorio conservatorio internacional de música de este municipio, pero no pudo llevar adelante un parque de relajación, diseñado por el arquitecto japonés Toyo Ito. Lo que sí hizo fue invertir 3,5 millones de euros en restaurar un pailebote.
Una de las primeras veces que se escuchó la palabra corrupto a la hora de hablar de Hernández Mateo fue en 2001 durante un pleno municipal. Meses después, el autor de dicho calificativo, el edil socialista Manuel Vera, fue condenado a una multa de 4.500 euros por un delito de injurias graves.
En 2005, en las que el PP volvió a arrasar, Hernández Mateo llegó a afirmar que todos los militantes del PSOE y Esquerra Unida eran "unos sinvergüenzas". Días después, el alcalde tuvo que ser sujetado por un compañero de partido cuando durante un pleno se levantó airadamente en busca del edil de EU-Els Verds, José Manuel Dolón, con quien había cruzado descalificaciones de todo tipo.
Precisamente, Dolón fue el impulsor de la demanda por el proceso de adjudicación de servicio de basuras y que ahora ha desembocado en la condena de cárcel para Hernández Mateo.
Contrario a las desalinizadoras y defensor del Plan Hidrológico Nacional diseñado por su partido, tuvo que "aguantar", como dijo en una reunión, que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le construyera una en su término municipal.
Más paradojas. El que fuera secretario general del PP local, Domingo Soler, aseguró en 2005 que Hernández Mateo era un "modelo" para quienes están en política y un "ejemplo en la provincia de Alicante y en las Cortes Valencianas". Curiosamente, el alcalde le quitó cuatro años después todas las competencias municipales a Soler, quien huyó del PP y fundó un partido político local.
Cuando logró revalidar su cargo al frente de la alcaldía por tercera vez consecutiva dijo: "No defraudaré nunca la confianza que ha puesto el pueblo en mi persona". Hoy, 15 años después, entra en prisión.
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