VALENCIA. El director del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Enrique Lluch Frechina, ha publicado un estudio en el que concluye que las políticas de crecimiento económico no mejoran siempre el bienestar social y que el PIB no es un buen indicador para medir esta dimensión, según ha informado la institución académica.
A través de un artículo publicado en el último número de la revista 'Sociedad y Utopía', el profesor Lluch explica que el crecimiento del PIB "no tiene una relación directa con la mejora del bienestar social porque convive con altos niveles de desempleo, salarios insuficientes y desigualdades".
Esta "falsa utopía" debería ser resuelta con un nuevo indicador a medida, según comenta el docente a ValenciaPlaza.com. "Aspectos como la medición de niveles de violencia, libertad de prensa, calidad democrática o enfermedades psicológicas -entre otros- serían más precisos para determinar el bienestar social".
Precisamente, Lluch y otros profesores de universidades valencianas trabajan en la elaboración de un indicador alternativo al PIB que presentarán próximamente.
EQUIVOCADO CONCEPTO DE BIENESTAR
Antes de saber cómo medir el bienestar social, Lluch considera que habría que redefinirlo. "Deberíamos plantearnos qué es la felicidad y cómo podemos estar mejor", apunta. En su opinión, "se puede tener más y no ser más feliz ya que puede existir falta de tiempo para hacer aquello que realmente queremos", de ahí que "pensar que el crecimiento mejora el bienestar social es erróneo".
"Desde pequeños nos inculcan que hay sacar muy buenas notas y eso nos dará un buen trabajo y un sueldo holgado", pero "es un error frecuente perseguir un salario en lugar de una vocación". Para Lluch, "el buen trabajo es aquel que te realiza".
Defender esta filosofía con la actual tasa de paro puede resultar chocante, pero el director del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad CEU Cardenal Herrera evita el dogmatismo. "No hay reglas, cada persona y sus circunstancias le harán tomar una decisión u otra respecto al trabajo, es cierto que en época de crisis hay poco margen de maniobra".
REHÚYE DEL DECRECIMIENTO
El decrecimiento se ha propugnado como medio para evitar las malas consecuencias del crecimiento, planteando como objetivo una sociedad en la que se produzca y se consuma menos. Esta limitación y rebaja intencionada de la actividad económica se justifica en las limitaciones de los recursos naturales. Algunos autores indican que es necesario decrecer porque, si no se hace de una manera voluntaria, más pronto o más tarde habrá que hacerlo por las circunstancias medioambientales del planeta.
Para el profesor Enrique Lluch, "el decrecimiento no parece reflejar una idea de progreso, de que vayamos a mejor, sino que lo que queremos es retroceder, volver a vivir con menos, a estados anteriores. Es evidente que esta idea es difícil de transmitir y no parece una finalidad atractiva por sí misma para mejorar el bienestar, no aporta ningún concepto de progreso atractivo para ilusionar a las sociedades".
Para Lluch, parece más adecuado renunciar al mero crecimiento económico para centrarse en estos aspectos como finalidad del progreso, más allá del desarrollo que el PIB puede llegar a medir. "El crecimiento debe ser un instrumento para alcanzar el bienestar, no su vara de medir".
No puedo estar más de acuerdo con esta reflexión del profesor Lluch. El bienestar y la felicidad definen el progreso de una sociedad. ¿De qué sirve un gran progreso económico y material si la depresión, la insatisfacción existencial y la falta de realización campan a sus anchas? El progreso material es necesario, pero en los países desarrollados hemos llegado al punto en el que hay que introducir otros parámetros de progreso para avanzar en la dirección de tener una sociedad mejor en la que vivir y que legar a nuestros hijos. Juan Manuel Martín Menéndez Autor del libro Que tengas un gran día www.quetengasungrandia.com
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