VALENCIA. El fin de semana ha sido redondo para el líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig. El encumbramiento de Pedro Sánchez como nuevo secretario general del PSOE ha conllevado un reparto de galones dentro del partido en el que la gran triunfadora ha sido la presidenta andaluza, Susana Díaz, pero donde Puig también ha sido altamente agasajado.
Esta buena posición adquirida por el líder del PSPV contrasta con la situación que vive actualmente el presidente de la Generalitat y del PPCV, Alberto Fabra, que atraviesa uno los momentos más difíciles en su relación con la dirección nacional del partido a causa de la poca sensibilidad que desde Madrid se tiene con cuestiones como la infrafinanciación que sufre la Comunitat.
Este mismo lunes, el líder del PPCV acude a Madrid a la reunión del comité nacional del partido donde se verá las caras con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Todavía no hay fecha fijada para la prometida reunión este mes entre el dirigente y los empresarios valencianos: veremos si Fabra puede arrancarle día y hora para el encuentro. De lo contrario, la credibilidad del presidente de la Generalitat quedará muy tocada.
En el otro lado se encuentra Puig. Al margen de que la dirección que haya tomado el PSOE con la victoria de Sánchez pueda ser la correcta o no, resulta indiscutible el aumento de peso de la federación valenciana en Ferraz. El nuevo secretario general ha acordado con Puig un respaldo absoluto para las cuestiones sensibles para la Comunitat.
Como muestra un botón, la Proposición No de Ley (PNL) en el Congreso con las peticiones de los empresarios valencianos ya está en marcha, una iniciativa que no se había presentado con anterioridad, según fuentes socialistas, porque no existía la misma sensibilidad hacia lo valenciano en el grupo parlamentario con Alfredo Pérez Rubalcaba al mando. Con Sánchez, y por supuesto con la alianza tejida con Susana Díaz, el líder del PSPV va a tener manga ancha y su voz será escuchada.
El propio discurso de Pedro Sánchez este domingo ponía el acento en las mismas posiciones que Puig viene manteniendo en los últimos meses. Federalismo, transparencia y especial firmeza contra la corrupción, oposición absoluta a una posible gran coalición PP-PSOE o rechazo de la reforma electoral que pretenden los 'populares' para elegir a los alcaldes de forma directa. Todo ello unido a las firmes declaraciones de Sánchez días atrás sobre la infrafinanciación que sufre la Comunitat Valenciana y culminado con una cuota justa para el PSPV en la nueva dirección del partido, certifican un buen fin de semana para el líder de los socialistas valencianos.
Más aún si se tiene en cuenta la importancia de la imagen. Que Susana Díaz fuera la presidenta del Congreso y Puig el vicepresidente sirvió para justificar que ambos pudieran hacer la bajada por la escalera flanqueando a Sánchez en el momento estelar del cónclave socialista. Una fotografía simbólica que puso al líder del PSPV como escudero de Sánchez al mismo nivel -salvando las distancias- que Díaz. Aunque es solo una imagen, cuesta imaginar que pudiera producirse una situación similar a día de hoy en el PP: Fabra flanqueando en un congreso del partido a Mariano Rajoy junto a, por ejemplo, María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría.
En esta línea, el nuevo líder del PSOE ha transmitido a Puig, que es oficialmente el candidato a la Generalitat, su respaldo absoluto de cara a las elecciones autonómicas de 2015. Sánchez sabe que necesita insuflar ánimo a la desmoralizada tropa socialista tras los últimos fracasos electorales. El simbolismo de poder gobernar una región como la valenciana que el PP domina desde hace casi 20 años es muy importante también de cara a los próximos comicios generales. En Génova parece suceder justo lo contrario. En ciertos corrillos 'populares' ya se habla de que Mariano Rajoy habría empezado a dar por perdida la Comunitat Valenciana. Si no es cierto, los nulos gestos hacia un debilitado presidente Fabra así lo está indicando.
Ahora bien, mucho le queda por hacer a Ximo Puig. Que el PPCV pueda no conseguir la mayoría no significa que los socialistas estén mejorando sus prestaciones de cara a las autonómicas ni a las municipales. Sus problemas para brillar en las grandes ciudades son evidentes y, en lo orgánico, sigue habiendo inestabilidad en la provincia de Alicante.
Por su parte, Fabra se maneja en objetivos a corto plazo esta semana: lo primero, conseguir la reunión con Montoro y los empresarios; en segundo lugar, lograr que la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera del próximo jueves no termine, como suele ocurrir últimamente, con el Consell trasquilado. En definitiva, salvar los muebles antes de las vacaciones con la esperanza de que en septiembre, la dirección nacional del PP decida de una vez señalarle como candidato a la Generalitat de 2015. Queda tela por cortar.
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