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VALENCIA. Alejado del frente desde que pasara el testigo de la Fundación Loewe a su hija Sheila, Enrique Loewe reconoce que añora estar en primera línea de acción. Antes de pronunciar su conferencia ‘El sentido del lujo: ¿moda y cultura van de la mano?' organizada por AED Valencia en el Hotel Westin, el empresario y mecenas atiende a ValenciaPlaza.com para reflexionar sobre cómo saldrá el sector de la crisis de valores en la que está inmerso y qué debería aprender la sociedad de todo lo acontecido desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. Este es su diagnóstico: 

-¿Cómo valora el papel de su hija Sheila al frente de la Fundación Loewe?
-La Fundación Loewe fue una idea romántica que se me ocurrió en el 88 ("de este siglo", bromea) con la finalidad de expresar anhelos estéticos vinculados a la cultura de la piel, pero también artísticos: música, poesía y ballet. Mi hija siempre ha estado muy enamorada de Loewe e hipnotizada por este proyecto, por lo que ha sido un relevo natural y positivo.

Está haciendo un trabajo fantástico, y lo digo objetivamente. La propia empresa propuso su nombre y acepté encantado. Si tuviera menos edad no tendría reparos en liderar ningún esfuerzo, pero me llegó el momento de jubilarme.

Cuando una compañía se quiere posicionar internacionalmente es muy importante llevar las raíces con uno mismo, conocer la historia de esa empresa, 168 años en el caso de Loewe.

-Y en ese proceso de expansión, ¿han sabido las empresas españolas exportar lo que es España?
-Dicho con modestia, unos bien y otros peor... Somos un país que le ha dado calidad a la cultura mundial, pero no ha sido una prioridad de las empresas llevar esto al resto del mundo. En el caso de Loewe, nos dirigimos a pueblos nuevos y mercados diferentes llevando España con nosotros, su cultura y especialmente su artesanía. El producto artesano es el máximo lujo al que podemos aspirar.

-¿Qué le transmite el concepto ‘marca España'?
-Es una reflexión inteligente sobre lo que podemos ofrecer al mundo, referentes culturales y personales. No se puede ir sin ‘marca España' por el extranjero, este término debe representar un encuentro con nuestra cultura e historia y es fundamental que el Estado apoye la iniciativa.

Ciertamente, no somos un país muy unido, pero las ideas buenas tienen que seguir adelante aunque las personas no estén a la altura. El mundo necesita conocer qué es España y qué representa, no somos un país que acaba de salir afuera pero sí llevábamos un tiempo deambulando por las esquinas del panorama internacional.

-¿Cómo explican la moda y el lujo una sociedad?
-La moda es un fenómeno social muy potente. Satisface nostalgias del ser humano, el deseo inevitable del cambio y la búsqueda de soluciones a pequeños problemas de la vida cotidiana. Es un concepto más profundo que el lujo, pues el lujo no tapa la moda. Además, el lujo está en la misma crisis de valores que la sociedad, merodea como personajes en busca de un autor. Durante cuatro siglos, el lujo ha sido algo precioso que brilla, de usar y tirar. Ese lujo ya pasó, hay que refundarlo.

-Imagine el lujo que viene...
-El lujo que conocemos tiene un coste inasumible. Debemos buscar nuevas ideas y estímulos para la sociedad, uno de ellos asociado al medio ambiente. El nuevo lujo ha de ser más humano, sostenible y menos ostentativo. Que haga mejores a las personas, no las destaque por su apariencia. El vacío actual tiene que resolverse con una vuelta a los orígenes. Qué sabemos hacer, qué materiales nos rodean, cómo podemos aprovecharlos...

En mi caso, doy clases a jóvenes diseñadores a través de la Fundación Loewe y noto su inquietud por explorar estos nuevos estímulos. Esa generación tiene la responsabilidad de abandonar la blandura y encontrar soluciones. España es un país precioso lleno de oportunidades. La sociedad emergente tendrá el lujo que se merece. 

-Volvamos al presente y hablemos de economía. Usted tiene raíces alemanas, ¿cómo valora las medidas que impone Merkel a España? ¿Sería partidario de que los ricos paguen más impuestos?
-En mi opinión, Alemania se aprovecha en exceso de su posición de privilegio en Europa y exige medidas injustas a otros países, por ejemplo a España. Sobre los impuestos, considero que sí debería pagar más el que más tiene.

-Por su trayectoria empresarial es una voz autorizada para aconsejar a otras empresas. ¿Qué les diría a aquellas con problemas que luchan contra la crisis?
-Es fundamental tener una voluntad inquebrantable, mirar adelante y hacer el esfuerzo aunque a veces parezca inútil e incluso una cerrazón.