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VALENCIA. El líder de los 'populares' valencianos, Alberto Fabra, cerró este viernes un período complicado de tres semanas que se inició el domingo 25 de mayo con el mal resultado en las elecciones europeas. Los cambios exigidos por Génova en el PPCV, después de que el presidente se reuniera con los barones provinciales del partido y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se cristalizaron ayer con un evidente golpe de timón que la formación 'popular' venía demandando internamente.

La reestructuración acometida por Fabra simboliza una entrega de las llaves del PPCV a los referentes del partido con los que, en varios momentos de la legislatura, ha mantenido ciertos roces. Una forma de admitir que su fórmula para dirigir el partido con Serafín Castellano al frente había sido errónea. Ahora, con este gesto, tiende el mando de las operaciones a los 'pesos pesados' en las provincias para tratar de que se impliquen en la movilización del partido con un objetivo: salvar la Generalitat y las diputaciones en las elecciones de 2015.

Con esta misión, la remodelación orgánica del PPCV tiene un diseño coherente. La nueva coordinadora general, la castellonense Isabel Bonig, que no recibe el cargo de secretaria general para evitar conflictos estatutarios aunque sí tendrá esas funciones, es una dirigente valorada por las tres provincias y la militancia. Más discurso y presencia para la dirección de un partido que necesita movilizar a las bases.

Por debajo en el organigrama, y para compensar territorialmente, se mantiene como vicesecretario general al joven alcalde y diputado alicantino César Sánchez, próximo al presidente provincial José Císcar, pero también se sitúa a su lado con el mismo rango a Emilio Llopis, alcalde de Genovés y mano derecha de Alfonso Rus, líder del PP de Valencia.

Los cambios fueron más allá. Por debajo en el organigrama se situan cuatro vicesecretarías: el número se mantiene pero cambian dos de ellas. En el área de Organización, la más importante internamente, sale Marisol Linares, ex secretaria general provincial del PP de Castellón y antigua colaboradora de Carlos Fabra. Le sustituye la alcaldesa de la Pobla de Vallbona, Mari Carmen Contelles, también próxima a Alfonso Rus.

Bajo el control de Contelles se encuentra la Secretaría Ejecutiva de Organización, que también cambia de manos. El actual dirigente en el cargo era Máximo Caturla, que será sustituido por Cristóbal Grau, concejal de Valencia y coordinador provincial, un político cercano a Rita Barberá. La salida de Caturla es significativa: fue uno de los responsables próximos a Rus que en el congreso de 2012 escuchó los cantos de sirena procedentes del entorno de Serafín Castellano y decidió aceptar un puesto en la dirección regional, una decisión que molestó mucho a Rus, quien había pedido a los suyos que nadie se situara bajo el paraguas de Castellano.

Otra de las variaciones importantes fue la entrada como vicesecretaria de Política Social de Eva Ortiz. La oriolana, que se quedó fuera del Parlamento Europeo por el mal resultado electoral, asume el área que hasta ahora dirigía César Augusto Asencio, que se centrará en la Diputación de Alicante. Ortiz, próxima a José Císcar, ocupa actualmente el 'número tres' de la Ejecutiva provincial de Alicante.

EL JUEGO DE EQUILIBRIO DE FABRA: 'SALVA' A CASTELLANO, PERO CEDE EN EL PPCV

"Los cambios tienen lógica. Es lo que se tenía que haber hecho en 2012", comentaba ayer un miembro de la dirección regional a este diario. Esta opinión contrasta con las reservas que mantenían algunos dirigentes respecto a la insistencia del líder del PPCV en conseguir situar a Castellano en la Delegación del Gobierno.

Este hecho, tras arduas negociaciones con Madrid, se consumó también este viernes, una decisión que no entusiasmó a las direcciones provinciales pero que dieron por buena con los cambios realizados en el partido.

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