VALENCIA. Les Corts Valencianes están rotas. En los últimos tiempos, se ha acentuado la imposibilidad de alcanzar consensos entre el PP y los grupos de la oposición, PSPV-PSOE, Compromís y Esquerra Unida. Pactos como la elección del Síndic de Greuges, alcanzados en otras ocasiones con relativa facilidad, han fracasado a lo largo de esta legislatura. El incremento de la tensión tiene uno de sus epicentros en el crecimiento de la coalición Compromís, que este miércoles volvió a acaparar el protagonismo en la cámara.
Mientras los diputados del PPCV y PSPV se encontraban en el hemiciclo votando a puerta cerrada la sanción de un mes a la parlamentaria de Compromís Mònica Oltra, su grupo se dio cita en el jardín de la institución para expresar su rechazo a la medida y su apoyo incondicional a la diputada, un respaldo que venía sellado con unas pegatinas con el lema: "#Mònicaemrepresenta".
En el piso de arriba, donde se encuentra el hemiciclo, las intervenciones de ambos portavoces seguían el guión previsto: los 52 votos favorables a la sanción frente a los 33 socialistas en contra (ni Compromís ni Esquerra Unida entraron en el pleno extraordinario) rubricaron el castigo a Oltra por haberse negado a abandonar la sesión del pasado 8 de mayo tras haber sido expulsada. Los tres diputados del PP que no asistieron a Les Corts fueron el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, y el otro parlamentario del PP que no votó fue Rafael Ferraro, ausente por enfermedad.
Abajo, en el jardín, el portavoz de Compromís, Enric Morera defendía a Oltra ante la "indecencia" de la sanción. "No les saldrá gratis. Mònica, estamos contigo", recalcó. Después tomó la palabra la diputada: "Este es el principio del cambio. Es una reacción a la desesperada del PP y lo denunciaremos ante el Tribunal Constitucional. A mi diputada me hizo el pueblo, no Juan Cotino y sus amigos", afirmó Oltra.
LES CORTS EN DEMOLICIÓN
Las relaciones, que nunca han sido buenas, entre PP y Compromís están absolutamente destruidas a día de hoy. Incluso en ocasiones no llegan a la mínima cortesía. Enfrente, los socialistas valencianos tratan de jugar al equilibrio: pretenden mantenerse como un partido con sentido de gobierno, dando una imagen reflexiva y moderada, y al mismo tiempo no romper puentes con Compromís, una formación a la que pueden necesitar para gobernar en 2015.
Esta circunstancia es aprovechada por el PPCV, que también trata de forzar las posiciones -como ha ocurrido con la sanción a Oltra-, para obligar a que los socialistas se retraten y elijan un bando. Una guerra de desgaste entre dos partidos han sacado un mal resultado en las europeas, perdiendo 23 y 16 puntos respectivamente en los comicios.
Por su parte, Compromís, de quien se esperaba un viraje hacia posiciones más sosegadas en lo que resta de legislatura, también ha visto como la irrupción de Podemos, que le ha superado en la Comunitat Valenciana al conseguir 143.000 votos en las europeas, puede crearle problemas. Una circunstancia que también obliga a reconsiderar la estrategia de la coalición, que podría 'rascarle' votos al partido de Pablo Iglesias si mantiene la actitud agresiva y reivindicativa en su discurso.
Con este escenario, maniobras como la propuesta por el presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Alberto Fabra, de abordar una reforma estatutaria -a un año de elecciones- con asuntos sobre la mesa como el fin del aforamiento o el descenso de diputados en Les Corts, se antojan una nueva forma de tratar de sembrar cierta disensión en las filas rivales con la intención última de debilitar a los socialistas. Es decir, que más allá de cruces de declaraciones y debates embarrados en busca del desgaste, es improbable que de todo esto salga algún tipo de acuerdo.
Todo ello en plena cuenta atrás para los comicios locales y autonómicos de 2015. Con las dos grandes formaciones, PP y PSPV, sometidas a un adelgazamiento en sus apoyos que conducirán a una fuerte batalla interna de cara a la confección de listas autonómicas. Habrá menos puestos para repartir: los escaños estarán más difíciles de conseguir y la lucha será enconada. Una situación que no beneficiará la situación de los dos grupos parlamentarios mayoritarios, que han vivido una legislatura difícil con unas bancadas elegidas en su día por Francisco Camps (PP) y Jorge Alarte (PSPV), que dejaron de ser líderes al poco tiempo.
ESQUERRA UNIDA: CALMA EN LES CORTS, DE MOMENTO
Mientras, la formación que lidera Marga Sanz mantiene tranquilidad en el grupo parlamentario, pese a que el portavoz adjunto Ignacio Blanco ya anunció meses atrás su intención de encabezar la lista en 2015. Sin embargo, esta calma amenaza con truncarse conforme se acerquen los comicios. La victoria a finales de 2013 de Javier Parra en el congreso del Partido Comunista del País Valencià (PCPV) frente al veterano Antonio Montalbán, respaldado por la anterior dirección, ha dejado un poso de inquietud en parte del PCPV y en los independientes. El actual grupo parlamentario está funcionando bien, pero habrá que esperar a la llegada de los procesos para elección de candidatos para calibrar hasta que punto se tensa la cuerda en Esquerra Unida.
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