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VALENCIA. El PSOE se enfrenta en las próximas semanas a dos procedimientos que deben servir, esa es la intención, para apuntalar una formación cuyos cimientos han quedado seriamente dañados tras la última cita con las urnas. Primero será la elección de un nuevo secretario general a través de la consigna de 'un militante, un voto'. Posteriormente, los delegados deberán ratificar el nombre del líder más respaldado en un congreso extraordinario que tendrá lugar el último fin de semana de julio.

La situación es muy delicada. Veteranos dirigentes de la formación socialista advierten del peligro en el que se encuentra el partido si vuelven a cerrar en falso -como ocurrió con el congreso de 2012 y la conferencia política del pasado año- otro proceso de estas características. El margen de error es pequeño: los socialistas caminan por un estrecho sendero repleto de trampas que pueden hacer explosión en cualquier momento.

PÉREZ RUBALCABA. UN ADIÓS LLENO DE ESTRATEGIA Y TRILERISMO

La marcha del actual secretario general del PSOE, una decisión deseada por varias federaciones como la valenciana, no ha sido una dimisión al uso con el correspondiente nombramiento de una gestora. Rubalcaba, fiel al aura maquiavélica que siempre se le ha rodeado, ha convocado un congreso extraordinario pero se ha quedado al frente de la nave para supervisar la sucesión. La gran damnificada de esta decisión ha sido su rival en 2012, Carme Chacón: la exministra habría tenido posibilidades en unas elecciones primarias abiertas para la candidatura de la Presidencia de Gobierno. Sin embargo, en un congreso extraordinario, con la dispersión de tropas que le apoyaron en 2012, Chacón ha visto menguadas sus opciones y ha renunciado -con reproches públicos incluidos hacia Pérez Rubalcaba- a luchar por la secretaría general del PSOE, aunque sin descartar presentarse a unas primarias para ser candidata.

Tampoco han agradado en varias federaciones los manejos del todavía líder sobre el proceso a la hora de permitir que en el proceso puedan participar los militantes. Una opción que se abrió después de que uno de los aspirantes, Eduardo Madina, lo solicitara públicamente y que terminó de dejar a Chacón en fuera de juego. El movimiento, según opinan fuentes socialistas, buscaba además disuadir a la líder socialista andaluza, Susana Díaz, de que diera el paso de presentarse. Esta estrategia ha evidenciado, a juicio de diversos dirigentes, que Madina tiene en Rubalcaba uno de sus apoyos principales.

LA ABDICACIÓN DEL REY, MÁS DIFICULTADES PARA EL PSOE

El anuncio de la marcha del monarca se ha producido en unas fechas de especial efervescencia en la formación socialista. Las bases, tras otra debacle electoral que coincide con el ascenso de fuerzas de la izquierda como IU y Podemos, se encuentran en una fase de difícil control para cualquier aparato orgánico. Juventudes Socialistas ha respaldado públicamente el mensaje de elegir mediante referéndum la continuidad de la monarquía, una tesis que sin duda apoya un porcentaje -sin determinar- de la militancia. Ante esto, tampoco ha gustado a ciertas federaciones que Rubalcaba -con un pie fuera del partido- protagonizara una reacción de corte tan 'promonárquica' como la expresada por el secretario general del PSOE tras la abdicación del Rey.

SUSANA DÍAZ, TODO O NADA

Varios barones autonómicos, empezando por el valenciano Ximo Puig, salieron la semana pasada a respaldar al presidenta andaluza, Susana Díaz, si ésta se decide a dar el paso de liderar el PSOE. El dilema para la heredera de José Antonio Griñán, uno de los valores más prometedores del partido, es tan gigantesco como ineludible: lleva al frente de la Junta de Andalucía y del PSOE-A menos de un año. Aunque los resultados en esta región en las elecciones europeas han sido buenos, no son pocos dirigentes socialistas los que desconfían de que esté lo suficientemente consolidada como para permitirse el lujo de luchar por la secretaría general del PSOE.

Si pierde, quedaría 'tocada' de cara a las próximas elecciones autonómicas. Si gana, tendría otro problema, decidir si optaría a ser candidata a la Presidencia del Gobierno y hacer frente, de celebrarse, a unas primarias abiertas. En todo este proceso, debería tomar la determinación de abandonar su puesto al frente de la Junta de Andalucía. Es decir, exponerse a perder la buena posición que ostenta actualmente para enfrentarse en unas elecciones generales con Mariano Rajoy, un duelo a primeraen el que Díaz tiene mucho que perder aunque también mucho que ganar. Con este escenario, no resulta extraño que la presidenta andaluza esté meditando su siguiente paso y desde su entorno, como han publicado diversos diarios, solo contemple presentarse en caso de "emergencia".

EDUARDO MADINA, UN ASPIRANTE QUE GENERA DUDAS

El secretario del grupo socialista en el Congreso de los Diputados ya sonó en 2012 como posible aspirante, pero dejó paso al duelo Rubalcaba-Chacón. Ahora, parece decidido a dar el salto aunque sigue generando dudas entre muchas federaciones. De hecho, diversos barones le miran con desconfianza al considerar que se encuentra respaldado por Rubalcaba. Su principal ventaja, además de ser diputado nacional, lo que le permitiría medirse cara a cara con Rajoy, es el predicamento que tiene entre las bases, algo que en unas primarias abiertas a los militantes puede ser decisivo.

UNA VEZ MÁS, LOS ANTIGUOS LÍDERES SIGUEN MOVIENDO LOS HILOS

Una de las circunstancias que más desazón -cuando no estupor- causa entre los dirigentes más jóvenes es la sensación, una vez más, de que los antiguos líderes se encuentran tomando parte en el proceso. Así, fuentes socialistas sitúan a Rodríguez Zapatero, Felipe González o José Blanco como algunos de los referentes que respaldan a Susana Díaz, mientras otros sitúan al propio Rubalcaba apoyando a Madina.

LAS DIFICULTADES ORGÁNICAS DEL PROCESO

Días atrás, desde la dirección federal se trabajó en los pasos a llevar a cabo en el proceso. Tras varios cambios, se estableció que la elección del secretario general a través del método 'un militante, un voto' se extendería a los siguientes congresos federales, así como a los autonómicos y provinciales. Ahora bien, este proceso deberá ratificarse posteriormente por los delegados en el cónclave. Un paso que las fuentes socialistas consultadas creen "lógico" y que no debería suponer ningún problema. De suceder lo contrario, las crisis del partido sería antológica.

En defintiva, dos meses de infarto para el PSOE en los que, además, tendrá que contar con otros aspirantes con intención de mostrar sus credenciales en el proceso como Pedro Sánchez o José Antonio Pérez Tapias (de Izquierda Socialista, corriente siempre incómoda para el aparato). Tras la última debacle electoral, los socialistas se encaminan hacia un proceso muy difícil de controlar para el aparato del partido y con la participación de una militancia llena de dudas. Tal vez el peor momento para un congreso extraordinario, que por otra parte, se considera al mismo tiempo necesario por buena parte del partido.

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