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VALENCIA. "Es la beca más rara que damos". Así lo reconocen desde el colegio oficial de farmacéuticos de Valencia. En justicia, más que dar, gestionan, porque el capital de las mismas no es suyo, sino que lo proporciona la Fundación Vicente Bort Ferris. "Rara donde las haya", insisten, "es el único caso que tenemos así", admiten.

El colegio oficial de farmacéuticos apadrina junto al Ayuntamiento de Catarroja unas becas que se conceden sólo a personas que reúnan los siguientes requisitos: Ser natural de este municipio, falto de medios económicos, "católico, de conducta cívica correcta y demostrada aptitud para el estudio". Por si fuera poco, en el apartado quinto de la convocatoria se exige entre la documentación original una "fé de bautismo".

El sesgo de estas becas ha provocado malestar en el municipio de L'Horta Sud donde en el último pleno fue objeto de debate. Uno de los que se ha manifestado en contra de las mismas es Óscar Moreno, secretario general de Joves Socialistes de Catarroja, quien supo de las becas de casualidad cuando buscaba información de otras concedidas por la Diputación de Valencia. "Mi sorpresa inicial pasó a una fuerte indignación cuando pensé en cómo un Ayuntamiento democrático y en teoría aconfesional podía dar publicidad, patrocinar y apoyar una beca discriminatoria y segregadora por motivos religiosos", comenta.

En el consistorio valenciano han recibido las críticas con incomodidad pero se han aferrado a una serie de datos que les exime de toda culpa. "Son unas becas de una fundación que es ajena al Ayuntamiento", apuntaban este martes. Si las publicitan es porque son para habitantes de Catarroja. Están, se podría decir, obligados a ello.

Otro detalle que les exime es el hecho de que las becas llevan en marcha más de una década, 16 años, y han sido patrocinadas igualmente por los diferentes gobiernos que han pasado por el consistorio valenciano, incluido el cuatripartito en el que estuvo incluido el PSOE. El que fueran sólo para católicos y de Catarroja fue una decisión del mecenas, Vicente Bort Ferris, y ante ello no hay nada que hacer. Pero en la información que facilitan en su web sobre las becas se omite las peculiares características de las becas. Ni una referencia a que son sólo para católicos o a la fé de bautismo.

UNA FUNDACIÓN DE 1988, UN TESTAMENTO DE 1960

La fundación Vicente Bort Ferris se creó a partir de lo dictado por el farmacéutico que le da nombre en su testamento con fecha de 29 de julio de 1960. Este se hallaba en manos del notario Fernando Monet y Antón y en él se instituía y dotaba a la fundación con las circunstancias que en el mismo se prevenían.

La Fundación fue incluida en el registro según acuerdo de la Conselleria de Cultura del 16 de noviembre de 1988, y así apareció publicado en el DOCV. Fue considerada como fundación privada e inscrita en el registro de fundaciones y asociaciones docentes y culturales de la Comunidad. Su teléfono y su ubicación es en el colegio oficial de farmacéuticos donde la existencia de las becas no incomoda tanto como en el ayuntamiento de Catarroja. Simplemente desconcierta.  

El objeto y finalidad de la fundación, dice su acta de creación, es la de financiar con los rendimientos frutos y productos de sus bienes los estudios de estudiantes pobres naturales de Catarroja. El patrimonio de la misma, la herencia del testador y fundador de la institución.

A Moreno le molesta que las características de la beca sean tan sectarias. Representantes de otros partidos comparten su opinión. No así los representantes de Nuevas Generaciones del PP en la localidad que, a cuenta del tema, iniciaron un árido debate en los muros de Facebook recordando que las condiciones de las becas las impuso el difunto farmacéutico, que se llevan entregando décadas, y criticando que se pusiera en duda una iniciativa que ayudaba a los más desprotegidos. Algo que es cierto... pero sólo si son católicos, "de conducta cívica correcta y demostrada aptitud para el estudio".