VALENCIA. La historia llevaba circulando más de un mes por los círculos financieros y de poder de Valencia pero no fue hasta este lunes cuando el diario Las Provincias la confirmó de fuentes judiciales. José Luis Olivas está siendo investigado por un supuesto delito fiscal que no tiene que ver con su actividad con Bancaja, ni con el Banco de Valencia ni con Bankia.
El otrora todopoderoso presidente de la primera entidad financiera valenciana fue a declarar como imputado ante el juez que está instruyendo una denuncia de la Fiscalía por una evasión de impuestos en la que está implicado el empresario Vicente Cotino, máximo accionista de Sedesa, dentro de la cual se considera a Olivas como cooperador necesario. A grandes trazos, Cotino no pagó lo que debía a Hacienda usando la factura de 580.000 euros que Olivas le giró desde su empresa particular (Imarol SL) por asesorarle en la venta de unas acciones.
El fondo de la historia, sin embargo, es mucho más complejo y arroja sombras sobre los negocios paralelos de Olivas mientras fue presidente de Bancaja. Las acciones que quería vender y vendió Cotino eran su participación en Parques Eólicos Valencianos, una sociedad ya extinguida tras ser absorbida por Enel.
Aunque esta operación en si misma no está siendo investigada, lo cierto es que las fuentes que la explicaban antes de que saltara a la luz pública se echaban las manos a la cabeza. Cotino había creado con Endesa (después Enel) una sociedad -Proyectos Eólicos Valencianos- para optar al plan eólico de la Comunitat Valenciana. En un momento determinado (2008) quiso vender su parte y contrató el asesoramiento de Olivas para esa desinversión.
La clave está en que Olivas era consejero de Iberdrola, además de presidente de Bancaja, eléctrica de la que la caja era accionista y así como socia en otro de los grupos creado para optar al negocio de energía eólica valenciano, Sistemas Energéticos de Levante.
Cuando Cotino puso en venta su paquete accioniarial en Proyectos Eólicos Valencianos, Iberdrola presentó oferta por ella. Aunque al final no lo compró y fue Endesa quien, ejerciendo su derecho de compra preferente se quedó los títulos, las fuentes empresariales consultadas por este periódico aseguran que la oferta de la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán hizo subir de precio las acciones de Cotino al tener Endesa que igualarla.
El papel de Olivas, como consejero de Iberdola, en la decisión de la eléctrica de presentar oferta por esas acciones es lo que está en boca de los corrillos empresariales valencianos. Pero eso no es objeto de investigación por el juzgado.
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